Zaplana y Llin dinamitan UV
JOSEP TORRENT Una militante hist¨®rica, una vicepresidenta de Uni¨®n Valenciana y, a m¨¢s a m¨¢s, consejera del Gobierno valenciano abandona la militancia en su partido de toda la vida y nadie parece sorprenderse de su decisi¨®n. Sorprendente. H¨¦ctor Villalba, hasta ayer mismo presidente partidista de Mar¨ªa Angeles Ram¨®n-Llin, acompa?ado de todos sus mariscales de campo, comparec¨ªa m¨¢s preocupado por el futuro de UV en el Consell que por la defecci¨®n de su n¨²mero dos en el organigrama. Los representantes del sector agrario se limitaban a preguntar "?por fin?". Y el presidente de la Generalitat pon¨ªa la mejor de sus arcang¨¦licas caras, levantaba las manos y dec¨ªa "soy inocente". Nadie, sin embargo, se pasmaba por el trascendente hecho pol¨ªtico de la baja de Llin en UV. Ni tan siquiera quienes fueron sus compa?eros durante diecis¨¦is a?os. Ahora la pelota est¨¢ en el alero de Eduardo Zaplana, ah¨ª al menos la ha intentado situar Villalba al transferirle al presidente de la Generalitat la responsabilidad de una crisis de gobierno y de la ruptura del conocido pacto del pollo. La oposici¨®n se ha apuntado a esta tesis recordando, de paso, la historia de la tr¨¢nsfuga Maruja S¨¢nchez y el determinante papel que ¨¦sta jug¨® en la carrera pol¨ªtica de Zaplana. Vale. Si como parece, habida cuenta de la defensa cerrada que el PP ha hecho de la gesti¨®n de la consejera, Ram¨®n-Llin sigue al frente de Agricultura, menudear¨¢n no sin raz¨®n las acusaciones de transfuguismo hacia la ex militante de UV y hacia el titular del Consell. Pero si alguien, adem¨¢s de protestar, se toma la molestia de leerse el acuerdo que hizo posible el gobierno de coalici¨®n PP-UV, comprobar¨¢ como Zaplana puede mantener a la consejera en su puesto sin violentar una sola coma del pacto. Otra cosa es que le haya descerrajado un tiro pol¨ªtico en la nuca al esp¨ªritu de aquella componenda urdida entre empresarios y representantes de ambos partidos. No hace muchas semanas, Segundo Bru, en su habitual columna dominical, adelantaba una hip¨®tesis de trabajo para el presidente Zaplana: esperar que UV aprobara los presupuestos para inmediatamente dar boleta a sus socios de gobierno. De esta manera no s¨®lo se aseguraba la gobernabilidad, sino que adem¨¢s dinamitaba la red clientelar construida por los unionistas desde las instituciones. La propuesta tal vez fuera de manual, pero la dificultad resid¨ªa en cuadrar el c¨ªrculo: c¨®mo romper sin romper. Y ah¨ª estaba Ram¨®n-Llin, el instrumento m¨¢s adecuado para los intereses de los populares. Los argumentos de la consejera, pese a estar m¨¢s que fundamentados, no son cre¨ªbles. Ha tenido tiempo de sobra para dar a conocer sus opiniones y no lo ha hecho hasta que ha llegado el momento oportuno para dinamitar UV.
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