El ¨¦xito del "pintxo" y el txakoli
Dos amigos vascos se fueron a vivir a la localidad costera de Sitges (Barcelona) en 1990 y abrieron un bar vasco con la tradicional receta de pintxos, txakoli y txikitos. El ¨¦xito de Eguzki, que as¨ª se llamaba el embri¨®n, fue tal que seis a?os m¨¢s tarde y asociados con otros inversores catalanes montaron la empresa Lizarran que explota en r¨¦gimen de franquicia tabernas vascas. La cadena cuenta ahora con 16 establecimientos abiertos en Catalu?a y Levante y se est¨¢ extendiendo como una mancha de aceite. Otros 13 establecimientos, uno de ellos en Albacete, est¨¢n en obras y pr¨®ximamente abrir¨¢n sus puertas al p¨²blico. "El primer bar de Sitges tuvo much¨ªsimo ¨¦xito y los veraneantes lamentaban que no hubiera este tipo de establecimientos en sus lugares de origen lo que nos dio la idea de ampliar el negocio mediante franquicia", explica Mario Sala, responsable de expansi¨®n del grupo. El resultado es Lizarran, la primera empresa espa?ola que vende tabernas vascas desde 1996. Catalu?a es la comunidad donde m¨¢s bares Lizarran hay. S¨®lo en Barcelona existen cuatro de estas tabernas que guardan una est¨¦tica similar y que funcionan con ¨¦xito en localidades como Vilanova i la Geltr¨², Villafranca del Pened¨¦s, Reus y Valencia. La decoraci¨®n de los locales est¨¢ inspirada en los caser¨ªos vascos. Mucha madera, mucha piedra y predominio del color verde son las bases de la decoraci¨®n de estos establecimientos, que cuelgan de sus paredes litograf¨ªas de deportes rurales vascos y antiguos aperos de labranza. Pero el mayor atractivo de los bares est¨¢ en las barras. "Tenemos catalogados 302 pintxos que las tabernas van alternando. Cada d¨ªa, cada bar saca unos 50 o 60 pintxos diferentes", asegura Sala. La innovaci¨®n constantes hace convivir en las barras a las tradicionales gildas y pintxos de bonito y pimiento con un pintxo de hamburguesa, una de las ¨²ltimas creaciones del departamento de producci¨®n de Lizarran, que integran varios cocineros. Junto a los pintxos, los establecimientos ofrecen platos del d¨ªa entre los que no faltan el chulet¨®n, el bacalao a la vizca¨ªna, alubias y talo con chorizo. Pese a las similitudes con los t¨ªpicos bares vascos, en las tabernas Lizarran a la hora de pagar se sigue la costumbre catalana. Cada vez que un cliente se come un pintxo, tiene que dejar el palillo en el plato para contabilizarlo. "Los locales tienen entre 100 y 150 metros cuadrados y est¨¢n siempre llenos, as¨ª que lo de los palillos es una forma de controlar a los clientes", comenta el director de expansi¨®n. Lizarran vende adem¨¢s anualmente en sus 16 tabernas 80.000 botellas de txakoli que comercializa con su propia marca. "Hemos llegado a un acuerdo con unas bodegas de Vizcaya que nos suministran toda su producci¨®n de txakoli", se?ala Sala, quien a?ade que este vino blanco ha tenido "un ¨¦xito brutal en Catalu?a y Valencia". El hostelero que quiera abrir una taberna vasca paga toda la inversi¨®n, que ronda los 16 millones de pesetas en un local de unos 100 metros cuadrados, y abona unos derechos a la empresa. A cambio, Lizarran ofrece al franquiciado formaci¨®n, selecci¨®n de personal, todos los productos de la marca y las innovaciones de la cadena. De momento, la cadena, con sede en Barcelona y de ¨¢mbito nacional, ha llegado hasta la comunidad valenciana y Albacete. Viendo el ¨¦xito que la f¨®rmula de los pintxos y el txakoli est¨¢ teniendo, la empresa est¨¢ planteando su expansi¨®n a otros pa¨ªses. Portugal y Francia ser¨¢n los pr¨®ximos objetivos de la empresa, que se plantea en el plazo de unos siete a?os el salto al resto de Europa. Las cifras, de momento, cuadran para todos: franquicia y franquiciado. Cada taberna Lizarran est¨¢ facturando entre 65 y 70 millones de pesetas, emplea a unas 5 personas y todas ellas han amortizado la inversi¨®n inicial en dos a?os con la f¨®rmula hostelera vasca.
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