"Hemos encontrado una bacteria nueva y sumamente resistente en el delta del Ebro"
"Todav¨ªa no tiene nombre pero estamos seguros de haber encontrado un organismo hasta ahora desconocido." Lynn Margulis, la bi¨®loga estadounidense que lleva a?os tratando de reescribir la historia de la evoluci¨®n de las especies en la Tierra con su teor¨ªa de la simbiog¨¦nesis, anda entusiasmada con el llamado Punto 1 del delta del Ebro, una zona en la que sin que exista todav¨ªa explicaci¨®n, est¨¢n apareciendo nuevos organismos sin clasificar.Si hace unos a?os el equipo dirigido por Margulis, en colaboraci¨®n con investigadores de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona identific¨® una espiroqueta, ahora se trata de una nueva forma de espirilo, una bacteria a¨²n por clasificar unas 100 veces mayor que sus hom¨®logos conocidos. De ambas bacterias, sugiere la investigadora de la Universidad de Massachusetts, que estuvo recientemente en Barcelona para presentar el libro ?Qu¨¦ es el sexo? (Tusquets Editores), coescrito con su hijo Dorion Sagan, "pueden aprenderse aspectos b¨¢sicos" sobre su comportamiento en condiciones extremas.
El hallazgo de la nueva bacteria, que recibir¨¢ formalmente su nombre cient¨ªfico cuando se publique su descripci¨®n en la revista de la Academia Nacional de las Ciencias de EE UU, ha sorprendido a los investigadores tanto por sus caracter¨ªsticas f¨ªsicas como por su capacidad de supervivencia en condiciones extremas. "Cuando lo vimos por primera vez", relata Margulis, "pensamos que se trataba de un organismo m¨¢s o menos evolucionado". Pero no tardaron en percibir que se trataba de una bacteria, aunque de un tama?o enorme. "Fue como ver a un perro con todos sus atributos pero con el tama?o de una jirafa", dice. "Para ser precisos, su tama?o es de 20 micras [mil¨¦sima parte de un mil¨ªmetro]".
Pero lo sorprendente de este organismo es su capacidad para resistir condiciones ambientales adversas. Seg¨²n han podido comprobar, la bacteria es capaz de resistir sequ¨ªas extremas durante periodos prolongados para recuperar su estado original "con unas pocas gotas de agua". Durante ese periodo de vida latente, y a diferencia de otras formas bacterianas, este enorme espirilo no produce esporas como mecanismo de supervivencia sino que reduce su metabolismo pr¨¢cticamente a cero. El retorno a condiciones favorables supone para la bacteria "un regreso de la muerte".
Si sorprendente para los investigadores ha sido este hallazgo en el delta del Ebro m¨¢s lo est¨¢n siendo las condiciones de vida de la llamada espiroqueta catalana (Spirosymplokos deltaiberi), identificada por el mismo equipo en id¨¦ntico punto hace unos a?os. Aunque Margulis muestra una cierta cautela -"contin¨²a siendo una bacteria poco conocida"- lo cierto es que el an¨¢lisis de su ciclo vital revela aspectos que pueden ser clave para entender procesos infecciosos desencadenados por organismos similares como la s¨ªfilis o la enfermedad de Lyme.
"La espiroqueta catalana es viv¨ªpara", afirma. Ello quiere decir que es capaz de engendrar nuevas espiroquetas en su interior que romper¨¢n la membrana celular de su progenitora para liberarse al exterior. La descendencia presenta una forma diferenciada y, seg¨²n la investigadora, no siempre f¨¢cil de detectar.
Este comportamiento es el que podr¨ªa explicar el proceso infeccioso de una enfermedad como la s¨ªfilis. En un estad¨ªo inicial, explica Margulis, es posible detectar la presencia de espiroquetas en tejido o circulando en sangre. Pero pasado un tiempo las espiroquetas desaparecen aunque los s¨ªntomas de la enfermedad as¨ª como la presencia de anticuerpos persisten. Estos podr¨ªan ser debidos, aventura, a esta peculiar forma de reproducci¨®n que dar¨ªa lugar a microorganismos hasta ahora indetectables. La reproducci¨®n viv¨ªpara no se hab¨ªa visto hasta ahora en espiroquetas.
Para Margulis, ambos hallazgos demuestran el valor de la investigaci¨®n b¨¢sica en ¨¢reas para las que "cuesta obtener recursos" pese a que est¨¢n contribuyendo no s¨®lo a entender la evoluci¨®n de las distintas formas de vida sino incluso a desarrollar aplicaciones de inter¨¦s m¨¦dico. "Parece que el inter¨¦s se centra casi exclusivamente en investigar aquello que luego podr¨¢ venderse", se lamenta.
Pese a ello, Margulis persevera. Esta actitud, reforzada por hallazgos como los descritos y por la aportaci¨®n de nuevas y m¨¢s potentes t¨¦cnicas de an¨¢lisis, le han permitido elaborar una teor¨ªa de la evoluci¨®n que cuenta con un n¨²mero cada vez mayor de adeptos.
Sin romper totalmente con los postulados evolucionistas de Darwin y sus posteriores modificaciones, la investigadora estadounidense ha sabido demostrar el valor de la simbiosis entre dos especies distintas como mecanismo clave para explicar la adquisici¨®n de nuevos caracteres a lo largo de la evoluci¨®n.
Esta teor¨ªa, llamada de simbiog¨¦nesis, es la que explicar¨ªa, por ejemplo, la presencia de mitocondrias o cloroplastos en las c¨¦lulas eucariotas (las de animales y plantas) como resultado de la fusi¨®n de dos bacterias que habr¨ªan obtenido un beneficio mutuo; la existencia de cilios y flagelos en determinadas formas celulares; o la presencia de motilidad (movimientos intracelulares) en c¨¦lulas evolucionadas.
Del mismo modo, aunque no s¨®lo a trav¨¦s de esta teor¨ªa, las investigaciones de Margulis han permitido poner al descubierto el papel que juega la sexualidad en un mundo tan espec¨ªfico como es el microbiano y qu¨¦ relaci¨®n guarda con el de los organismos superiores, en especial los humanos. "En las bacterias", explica, "el sexo debe entenderse como un fen¨®meno de transferencia de genes". Un fen¨®meno, a?ade, que se da como mecanismo para garantizar la supervivencia del linaje.
Como explica en su libro ?Qu¨¦ es es el sexo? hay dos tipos de sexualidad fundamentales. En el primero, propio de bacterias y de otros organismos poco evolucionados, se produce un "movimiento de ADN". En el segundo lo que se produce es una fusi¨®n de c¨¦lulas especializadas. En ambos casos los cambios ambientales juegan un papel determinante aunque es en el caso de las bacterias en el que las diferencias son especialmente significativas. "El sexo en el mundo bacteriano s¨®lo se produce cuando las condiciones ambientales son adversas", afirma. Entonces puede adoptar formas que nada tienen qu¨¦ ver con las convencionales. Se produce canibalismo, se generan monstruos (organismos con doble o cu¨¢druple dotaci¨®n gen¨¦tica), hipersexualidad (transferencia de genes entre especies distintas). Cuando las condiciones ambientales son favorables, la forma de reproducci¨®n escogida es la asexual.
En los organismos superiores se mantienen ciertas reminiscencias que recuerdan estos comportamientos, aunque, al menos en lo que refiere a los humanos, el placer juega un papel protagonista para favorecer la continuidad de los linajes. "El placer vinculado al sexo es un valor a?adido", concluye.
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