Tres detalles
Detalle 1. Verano de 1984. La selecci¨®n ol¨ªmpica de EE UU se prepara para los Juegos de Los ?ngeles con una gira en la que se enfrentaba a equipos de jugadores profesionales de la NBA. Aprovechando que la selecci¨®n espa?ola se encontraba concentrada por esos lares, nos dirigimos a ver uno de los encuentros. Unas 16.000 personas abarrotaban el pabell¨®n. Acab¨¢bamos de tomar asiento cuando se produjo un robo de bal¨®n por el equipo ol¨ªmpico. Desde donde est¨¢bamos, bastante m¨¢s cerca del techo del pabell¨®n que de la cancha, no se pod¨ªa apreciar bien de qu¨¦ jugador se trataba. No hab¨ªa dado tres pasos con el bal¨®n en las manos, acababa de cruzar la l¨ªnea de medio campo y el ambiente era de tal expectaci¨®n que llegaba a ser sobrecogedor. El ruido ambiental fue en aumento de forma exponencial por cada paso que daba en su camino hacia el aro. No fueron muchos, 3 o 4 a lo sumo. Se elev¨® majestuosamente. A esas alturas, aquello era un clamor. Supongo que se dar¨ªa tres vueltas en el aire, se pasar¨ªa el bal¨®n por debajo de las piernas, har¨ªa el molinete y meter¨ªa hasta los codos en el aro. Admito que mi memoria quiz¨¢s haya engrandecido esta parte del relato. El caso es que la machac¨®, y all¨ª durante unos segundos ardi¨® Troya. Repuesto del sobresalto, no hab¨ªa otra posibilidad. Aquel era Michael Jordan.Detalle 2. Open McDonald"s de Par¨ªs. Los Bulls desembarcan en Europa. Es pretemporada. A Jordan le esperan m¨¢s de 100 agotadores partidos que le llevar¨¢n a un nuevo t¨ªtulo. Las otras estrellas del equipo se inhiben. Jordan no. Deleita y nadie tiene queja. Sabe lo que se espera de el, lo que significa para su equipo, para sus patrocinadores y sus millones de seguidores. Hasta en eso era muy especial.
Detalle 3. Me concede una entrevista en Barcelona. Es un cara a cara que no dura m¨¢s de 8 minutos. Hay m¨¢s periodistas esper¨¢ndolo. Le entro con la historia de que jugu¨¦ contra ¨¦l la final de Los ?ngeles, no con la esperanza de que se acuerde de m¨ª (?si yo no le vi en todo el partido!), sino simplemente para relajar el ambiente. Intento fallido. Ninguna de sus contestaciones sobrepas¨® las diez palabras. De temas raciales, ni hablar. De su vida privada, otro tanto. Pese a su amistad con el comprometido cineasta Spike Lee, ha nadado y guardado la ropa en cuestiones de racismo, sobre su despotismo en el vestuario, el asesinato de su padre, o el supuesto uso de mano de obra infantil por la firma Nike en algunos lugares del mundo.
Son tres detalles sobre su inmejorable adaptaci¨®n a un deporte a mitad de camino entre el espect¨¢culo y la econom¨ªa de mercado. Inteligente, guapo, elegante, siempre educado en su faceta p¨²blica y, sobre todo, el jugador perfecto. Con lo mejor de Jabbar, Magic y Bird. Decir que le a?oraremos es quedarnos cortos.
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