La retirada de Jordan descoloca a la NBA
Incertidumbre en todas las esferas del baloncesto profesional americano ante el futuro del campeonato
Un d¨ªa despu¨¦s del anuncio de retirada de Michael Jordan, se apoder¨® un sentimiento de orfandad en la NBA. La temporada comenzar¨¢ el pr¨®ximo 5 de febrero sin su mayor estrella y en medio de un clima enrarecido por el reciente conflicto entre jugadores y propietarios."Ha estado claro durante meses que a los aficionados les ha preocupado muy poco si la temporada se iba a disputar o no. Sin Jordan todav¨ªa hay menos razones para continuar con este fiasco de Liga", escribi¨® Tom Kornheiser ayer en el New York Times.
En el d¨ªa despu¨¦s hubo unanimidad sobre dos aspectos. Por un lado, sobre la grandeza de Jordan. Antiguas y actuales estrellas de la NBA rindieron su homenaje al escolta de los Bulls. "Es el mejor jugador que jam¨¢s se ha calzado unas botas", dijo el legendario Bob Cousy, base de los fabulosos Celtics de finales de los 50 y principios de los 60. Reggie Miller, alero de los Pacers de Indiana, a?adi¨®: "Para m¨ª que no es humano. ?Alguien le ha visto sangrar? Yo no lo he visto. Algo raro tiene ah¨ª dentro. No es humano". En t¨¦rminos igual elogiosos se extendi¨® Julius Erving, el jugador que sirvi¨® como modelo para Jordan. "Libra por libra es el mejor de la historia".
Mientras llov¨ªan los comentarios de admiraci¨®n por Jordan, se abr¨ªan interrogantes sobre el futuro de la NBA sin su principal jugador. El efecto de su despedida alcanza todos los ¨®rdenes: econ¨®micos, deportivos, sociales. Tambi¨¦n psicol¨®gicos. Sin Jordan, se advierte el desamparo que sucede a la desaparici¨®n de estrellas irrepetibles. En la situaci¨®n actual, con el campeonato reducido a cinco meses despu¨¦s de un dur¨ªsimo conflicto entre los propietarios de los equipos y los jugadores, la ausencia de Jordan supone un duro golpe para la NBA, para su proyecci¨®n en Estados Unidos y en el resto del mundo, para las empresas asociadas a la Liga y a la imagen del jugador, y para la recuperaci¨®n de la credibilidad de la competici¨®n.
David Stern, comisionado de la NBA y motor indiscutible del ¨¦xito planetario del baloncesto profesional norteamericano, no logr¨® convencer a Jordan para que permaneciera una temporada m¨¢s. Stern, optimista por naturaleza, sabe que la NBA sobrevivir¨¢ a Jordan, como sobrevivi¨® a Russell y Chamberlain, a Kareem Abdul Jabbar y Julius Erving, a Magic Johnson y Larry Bird. Pero en estos momentos, la importancia de Jordan era capital. No s¨®lo se trata de un hombre que ha generado 10.000 millones de d¨®lares (1,4 billones de pesetas) para el negocio de la NBA, ni tampoco se trata de una cuesti¨®n exclusivamente deportiva -la excelencia del mejor jugador de todos los tiempos-, ni la necesidad evidente de encontrarle sucesores con carisma y gancho publicitario. A estas alturas, Jordan se hac¨ªa extraordinariamente necesario por el respeto que generaba a su alrededor, por su capacidad de liderazgo y por el papel que estaba destinado a jugar en la dif¨ªcil concordia entre los jugadores y los propietarios de los equipos. "Jordan nos deja en el arranque de la temporada m¨¢s insatisfactoria de los ¨²ltimos 20 a?os", se?ala Kornheiser en el New York Times. Se refiere principalmente a la codicia que han demostrado propietarios y jugadores, y al desafecto de los aficionados por el triste espect¨¢culo que se ha producido durante el conflicto de los ¨²ltimos meses.
David Stern sab¨ªa de la importancia de Jordan en esta situaci¨®n de crisis. Respetado por los jugadores, adorado por los hinchas, necesitado por la industria, Jordan significaba la confluencia de todos los intereses que se generan alrededor de la NBA. El problema de su retirada es bastante m¨¢s gravoso para la Liga que para el jugador.
Para Jordan. su decisi¨®n no le supone un especial quebranto. Desde 1984 ha ganado alrededor de 300 millones de d¨®lares ( unos 42.000 millones de pesetas). Y aunque esta temporada perder¨¢ un salario estimado en 4.000 millones de pesetas, sus ganancias ser¨¢n todav¨ªa astron¨®micas. Su relaci¨®n con Nike le asegura un contrato espectacular. No hay que olvidar que Jordan, cuyo ingreso anual en Nike supera los 2.000 millones de pesetas, es presidente de uno de los principales departamentos de dicha firma de prendas deportivas. En t¨¦rminos parecidos se mantendr¨¢ su relaci¨®n con la docena de empresas que utilizan su imagen como reclamo publicitario. Sin jugar un solo partido, el ex jugador de los Bulls ganar¨¢ alrededor de 5.000 millones de pesetas. En esta situaci¨®n, Jordan tendr¨¢ un retiro feliz, pero la NBA se encontrar¨¢ con dificultades para articular una nueva estrategia econ¨®mica y deportiva.
Hasta ahora, los intentos por encontrar un sucesor a Jordan han resultado infructuosos. La ¨²ltima generaci¨®n, dirigida por Shaquille O?Neal, puede tener talento, pero ha fracasado all¨ª donde Jordan era excelso: en la pasi¨®n por el baloncesto, en la determinaci¨®n por ganar, en la voluntad constante por ofrecer espect¨¢culo, en la constante observancia de su condici¨®n de hombre p¨²blico, en una profesionalidad extrema. Todas estas cualidades le convirtieron no s¨®lo en el mejor jugador de la NBA, sino en el deportista m¨¢s popular del planeta. ?Hay alg¨²n jugador de la NBA capaz de asumir este reinado? No. Ni de lejos. ?Surgir¨¢ alguno? Seguramente, pero nadie sabe cu¨¢ndo. Y hasta que aparezca, una sensaci¨®n de orfandad presidir¨¢ el campeonato de la NBA.
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