Un ¨¢rbol y el bosque
Desde hace unos d¨ªas, los medios de comunicaci¨®n social se hacen eco del cuestionamiento de la exactitud de datos biogr¨¢ficos de la ind¨ªgena guatemalteca Rigoberta Mench¨², premio Nobel de la Paz de 1992.La Academia sueca para otorg¨¢rselo se bas¨® en argumentos y razones serias, adem¨¢s de en los meros datos biogr¨¢ficos. Tampoco hay que olvidar las bastante habituales mistificaciones de los "relatos" de la izquierda -y de la derecha-, y de las "mentiras piadosas" y "embellecimientos" de todo ser humano con posibles pretensiones de h¨¦roe (y los medi¨¢ticos tienen todav¨ªa mayores riesgos). Si de algo no cabe la menor duda es que personajes de estas caracter¨ªsticas han servido por lo menos para que esta sociedad "medi¨¢tica" y "mediatizada" en la que vivimos pueda saber algo de lo que sucede a otros habitantes de lugares bastante "ajenos" a los nuestros.
Sin aceptar el principio de que "el fin justifica los medios", lo grave es que "ocupados" en todo esto, efectivamente no nos "preocupemos" de la tr¨¢gica realidad de tantos indios guatemaltecos desplazados por la violencia militar y paramilitar al servicio de los intereses de unos pocos. Pero ?de d¨®nde proviene y qu¨¦ motivaciones subyacentes mueven a esta campa?a pro-exactitud y verosimilitud? ?No es una maniobra distractiva para que nos olvidemos de la situaci¨®n de las minor¨ªas ¨¦tnicas latinoamericanas, y de la "manipulaci¨®n" de unos y otros? A esta altura del siglo XX, la pol¨¦mica sobre victimismos y contubernios quiz¨¢ puedan estar superadas, pero por lo menos el peligro de olvido es muy grande y entonces "el ¨¢rbol nos har¨¢ olvidar el bosque".- Ra"ykuera-Acci¨®n Verapaz.
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