De oca a oca o Pujol contra PujolXAVIER BRU DE SALA
A la muy expandida tesis de que los comentaristas, analistas pol¨ªticos y otras hierbas sufrimos un en¨¦simo revolc¨®n a cargo de Pujol, ya que nos pill¨® a contrapi¨¦ con el anuncio del nuevo calendario electoral, que es el antiguo, cabe oponer la contraria. Fue Pujol quien se propin¨® un revolc¨®n a s¨ª mismo. No nos equivocamos nosotros, se equivoc¨® ¨¦l. Y de qu¨¦ manera. Antes de poner en marcha el automatismo que presume la imposibilidad de tal evento, podr¨ªamos recordar errores de mayor calado cometidos por pol¨ªticos de una trascendencia universal que ya quisi¨¦ramos para nuestro president. Que cada cual haga memoria. Todo el mundo sab¨ªa antes de fin de a?o por qu¨¦ Pujol avanzaba sus elecciones a marzo y nadie entiende todav¨ªa, o por lo menos no lo ha explicado, por qu¨¦, cuando m¨¢s claro estaba que marzo le conven¨ªa, corrige su vieja y anunciada determinaci¨®n. Si la pol¨ªtica fuera el juego de la oca, que raras veces lo es, se dir¨ªa que cay¨® en la pen¨²ltima casilla y el reglamento le mand¨® volver a la salida cuando m¨¢s cerca estaba de acabar con ¨¦xito la partida. ?Entonces? ?Por qu¨¦ ni el presi ni nadie ha dado ninguna raz¨®n, ni una sola, que haga dudar a los profesionales del an¨¢lisis convencidos de que se equivoc¨®? O bien los comentaristas somos tontos, y son tontos los pol¨ªticos con los que a veces intercambiamos impresiones, cuando no iluminaciones, o bien Pujol termin¨® el a?o con un traspi¨¦ que disminuye a todas luces sus posibilidades de obtener un buen resultado. En unas declaraciones posteriores a Catalunya R¨¤dio, el protagonista del imbroglio se despachaba profetizando que en oto?o ganar¨ªa con m¨¢s claridad que en marzo. Luego, en una muestra de su nueva y brillante estrategia, propuso que el PP rebajara los peajes subvencion¨¢ndolos con los treinta y pico mil millones de impuestos que ACESA ingresa en el Tesoro. (Haberlo puesto en el Pacto del Majestic, haber pactado una enmienda en los presupuestos del 99, etc¨¦tera, cualquier cosa menos a?adirlo a las reivindicaciones del pr¨®ximo programa electoral en vez de aprovechar ahora que CiU a¨²n pinta algo en Madrid.) Trucando la oca por el gallo, Pujol ha desmentido tres veces consecutivas la seguridad en s¨ª mismo que se le atribuye seg¨²n fama bien ganada. Primero, err¨® por soberbia, anunciando con tanta antelaci¨®n y reiteraci¨®n un adelanto. Luego cometi¨® el principal de los errores, ponerse a dudar en p¨²blico, dejarse contradecir por el Consejo Nacional de CDC, cambiar su tradicional imagen de autoconfianza por la del que no sabe qu¨¦ hacer. Por fin, se volvi¨® atr¨¢s, tomando as¨ª la decisi¨®n que menos le conviene. Repasemos y refutemos, para demostrar el error, algunos argumentos presuntamente explicativos del anuncio sorpresa de respetar el calendario. Primer argumento, afici¨®n inveterada a dejar a media Catalu?a en rid¨ªculo (Pujol doblado de Gulliver en el pa¨ªs de los enanos). Refutaci¨®n, nadie se da con un martillo en la cabeza por el gusto de contradecir a los que opinan que no se va a dar, y menos si en primer lugar se contradice, ya que defendi¨® hasta la saciedad que no se iba a dar. Otro, Pujol saca pecho y rasca la arena con porte de miura: "Maragall, prep¨¢rate, que te voy a destrozar incluso afeitado de astas". La misma refutaci¨®n. Adem¨¢s, Maragall, el pol¨ªtico mejor valorado de Espa?a, no va a hundirse en seis meses, mientras que Pujol est¨¢ perdiendo aura a ojos vistas. Un tercero, el sondeo del Instituto Opina para La Vanguardia, seg¨²n el cual la ciudadan¨ªa prefiere agotar la legislatura. Poco antes sentenci¨® la jerarqu¨ªa pujolista que a nadie importaba el asunto, m¨¢s all¨¢ de los consabidos c¨ªrculos de cuatro gatos. La en¨¦sima, ten¨ªa miedo de perder, del efecto Chirac, etc¨¦tera. Para ser precisos, deber¨ªamos afirmar que el miedo le nubl¨® el cerebro por completo, lo cual es poco probable aun trat¨¢ndose de un Pujol en horas bajas. Es el inicio, no el final del declive. Una m¨¢s, porque ha acordado con Aznar prolongar un a?o m¨¢s el pacto de no agresi¨®n y buen entendimiento entre los socios. Es indudable que Aznar prefiere a Pujol antes que a Maragall en la Generalitat, pero tambi¨¦n lo es que pretende, y que puede conseguir, una subida espectacular en las generales a costa de CiU. Con el nuevo calendario, el PP tendr¨¢ que apretar el acelerador a fondo antes de las auton¨®micas, lo que sin duda rebaja las expectativas de Pujol en oto?o. Lo m¨ªnimo que puede perder de marzo a oto?o son tres o cuatro diputados a favor del PP. La conspirativa, Pujol estaba advertido por Aznar de secretas intenciones de adelanto de las generales a junio, lo que confirmar¨ªa la antigua, y acertada, teor¨ªa antisandwich seg¨²n la cual las auton¨®micas favorecen m¨¢s a CiU si son las primeras o las ¨²ltimas. Lo confirmar¨ªa si la hip¨®tesis no fuera hoy por hoy absurda. La ¨²ltima, el sector municipalista de CDC, mayoritario, se le habr¨ªa impuesto. A los ediles de Converg¨¨ncia les interesaba el respeto al calendario, porque as¨ª no tendr¨ªan que ceder terreno a Uni¨® -ya se ha visto la claudicaci¨®n inmediata de Duran en este frente- y porque se ahorran el efecto alud de un resultado regular o malo si las auton¨®micas se hubieran celebrado en marzo, pero de ah¨ª a suponer que la muchedumbre del partido le ha ganado la partida a Gulliver dista un buen trecho. De colof¨®n, una explicaci¨®n, que no argumento, aportada por un avispado comentarista del Avui. Si Rib¨® hubiese presentado una moci¨®n de censura o su equivalente, Pujol no podr¨ªa disolver a tiempo -el reglamento lo impide- y habr¨ªa quedado en un franco aprieto. Vuelva a la casilla de salida. Tampoco vale, si primero te equivocas de carretera -inicio de las dudas p¨²blicas- y luego pinchas una rueda, no es cre¨ªble que el problema sea el pinchazo. Muchos analistas estar¨ªamos encantados, y alguno de veras agradecido, si alguien explicara convincentemente que Pujol no ha actuado contra Pujol por primera vez en sus 18 a?os al frente del Ejecutivo catal¨¢n. Ser¨ªa bueno para la profesi¨®n aprender que oto?o conviene m¨¢s que marzo a sus expectativas de acercarse al cuarto de siglo en la presidencia. ?Es mucho pedir que hasta entonces no nos ridiculicen? Mientras, podemos recuperar una previsi¨®n que se vino abajo con el anuncio del posible adelanto de las auton¨®micas. Uno de los principales beneficiarios de la vuelta de las cosas al punto en el que estaban puede ser Molins. Ha recuperado protagonismo como por arte de magia. La batalla de Barcelona vuelve al primer plano y a Clos le debe de haber cambiado el semblante. Buena parte del electorado oscilatorio puede votar a Molins para favorecer el cambio en la Generalitat. Ir¨®nicamente, los m¨¢s maragallistas tienen la posibilidad de ayudar a su candidato dando esquinazo electoral a Clos. Incluso votantes del PP, desoyendo a Aznar, pueden pasarse a Molins para fastidiar mejor a Pujol. Una vez roto el equilibrio de fuerzas, el primer perjudicado ser¨ªa el que m¨¢s poder acumula. Las cosas se ponen interesantes y los comentaristas pol¨ªticos, lejos de haber sufrido una humillaci¨®n, tenemos cuerda para rato. A ver si, en vez de autoflagelarnos, sabemos ganarnos un poquito de la credibilidad y el peso que tienen nuestros compa?eros de Londres, Mil¨¢n, Washington o Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.