"Pinochet dice: "La DINA soy yo"
La hija del general Lutz relata c¨®mo muri¨® su padre en extra?as circunstancias
Olga Lutz, hija del general Augusto Lutz, muerto en extra?as circunstancias en 1974 en el hospital militar de Santiago de Chile, declar¨® como testigo ante el juez Baltasar Garz¨®n, el pasado 27 de noviembre, que la suerte de su padre fue similar a la de otros generales chilenos que mantuvieron fuertes divergencias con Augusto Pinochet sobre el alcance del golpe y la entrega del poder a los civiles en un plazo de tres a?os.El testimonio de Olga Lutz, abogada que vivi¨® un tiempo en Madrid y que reside en otro pa¨ªs de Europa, da cuenta de los avatares de su padre como jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y, m¨¢s tarde, secretario de la Junta Militar en la que estaba el general Pinochet. En mayo de 1974, afirma, Lutz mantuvo conversaciones con otros generales para impedir que Pinochet fuese nombrado jefe del Estado.
Otro de los aspectos de inter¨¦s de la declaraci¨®n se refiere al asesinato del general Carlos Prats Gonz¨¢lez, ex comandante en jefe del Ej¨¦rcito chileno y ex ministro leal a Salvador Allende, que abandon¨® Chile d¨ªas despu¨¦s del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 y cuyo coche, en el que tambi¨¦n iba su esposa, salt¨® por los aires en el centro de Buenos Aires el 30 de septiembre de 1974. Lo que sigue es un resumen de las declaraciones de Olga Lutz ante Garz¨®n.
Olga Lutz. Mi padre fue nombrado jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) por Allende en diciembre de 1972. El nombramiento lo hace el general Prats. Prats hab¨ªa sido director del Servicio de Inteligencia Militar en los a?os 1968 y 1969, y Lutz hab¨ªa sido su segundo. Eran muy afines. El 11 de septiembre de 1973 el general Lutz realiza funciones como director del Servicio de Inteligencia Militar, cuya funci¨®n se refer¨ªa a las relaciones con los pa¨ªses lim¨ªtrofes. ?l comienza a cumplir esas funciones, pero se topa con dos problemas: uno es que a la vez que el SIM funcionaban otros servicios de inteligencia, como el servicio de la Fuerza A¨¦rea, el de la Marina y el de inteligencia de los carabineros. Paralelamente, se encuentra con que existe un personaje que tambi¨¦n realiza estas funciones, que es el general Contreras. Mi padre tiene un enfrentamiento con Contreras, porque Contreras no quiere darle informaci¨®n. En noviembre, mi padre tiene bastantes problemas con el SIM y en esas fechas comienza a asumir funciones como secretario de la Junta Militar. ?l se plantea con otros generales que este golpe militar es para un per¨ªodo de transici¨®n. Hay otra preocupaci¨®n de los generales Lutz y Bonilla. Se trata de que alrededor del mes de mayo se comienza a plantear dentro de la Junta Militar, lo empieza a plantear Pinochet, la necesidad de que exista un cargo ejecutivo dentro de la Junta Militar. Mi padre me coment¨® que encontraba que era un riesgo muy grande y una gran acumulaci¨®n de poder en una persona. Entonces estuvieron hablando, mi padre con Bonilla, viendo la posibilidad de convencer a algunos generales. Mi padre con uno de los que habla es con el general Benavides. Mi madre le dice: "No hables con Benavides". Porque no conf¨ªa en ¨¦l. Pero mi padre s¨ª conf¨ªa. Como resultado de ello, a la semana fue destituido y enviado como intendente a Punta Arenas, la regi¨®n m¨¢s austral de Chile. Todo esto fue algo terriblemente fuerte. Mi padre y mi madre se van con el hermano peque?o a Punta Arenas, donde permancen entre junio y noviembre de 1974. En septiembre de 1974 ¨¦l viaja a Santiago, viene a la casa donde yo vivo y acude a una junta de generales. Uno de los temas principales que se discute son los procedimientos que est¨¢ llevando a cabo la DINA. ?l, obviamente, y otro general no est¨¢n de acuerdo, ni tampoco con que el general Contreras despache directamente con Pinochet siendo un comandante, ya que el resto eran generales. Entonces, en la junta que he mencionado hay una frase que es muy sonada; es que Pinochet dice: "La DINA soy yo".
El juez. ?Eso se lo cuenta a usted su padre?
Olga Lutz. Me lo cuenta a m¨ª mi padre. En ese momento coincide, estamos en el coche oficial y ¨¦l enciende la radio y escuchamos por la radio que el general Prats ha muerto asesinado en Argentina. Mi padre dice: "Esto no puede ser". Yo sent¨ª que ¨¦l estaba profundamente conmocionado. Yo pienso que ah¨ª ¨¦l se dio cuenta, que hasta entonces nunca se dio cuenta, de que Pinochet pod¨ªa estar detr¨¢s de esto. Vuelve a Punta Arenas, esto fue en septiembre. Y en noviembre viene a Santiago a una reuni¨®n. Est¨¢ perfectamente bien. Vuelve a Punta Arenas y al cabo de tres d¨ªas se siente mal despu¨¦s de una cena. En Punta Arenas estaba mi madre. Ve que empeora, pide al general Cerda que venga a verlo. El general Cerda le da algunos calmantes y luego, cuando ve que empeora, le dice que va a coger un avi¨®n y se lo va a llevar a Santiago, o a otro sitio, y el general Cerda le dice que no le da el paso en el avi¨®n. Mi madre lo interpreta como una advertencia m¨¦dica y lo deja. El general Lutz es operado en Punta Arenas y, mientras le est¨¢n operando, mi madre me llama y me dice: "Por favor habla con Benavides para que deje un avi¨®n y vengan a buscar a Augusto".
El juez. ?Eso le dice su madre?
Olga Lutz. Mi madre. Yo voy a hablar con Benavides y me dice que no, que mi padre no tiene nada y que es absurdo que me dejen un avi¨®n. Me sent¨ª profundamente herida. Fuimos entonces a buscar a mi padre en un avi¨®n de l¨ªnea (Lan Chile) con dos m¨¦dicos del hospital militar, y le opera el director, Patricio Silva. Dice que mi padre est¨¢ grave, pero que van a hacer todo lo posible, porque es un hombre joven, tiene 50 a?os, y puede salir adelante. Pedimos al doctor Ferreti, que es un m¨¦dico de la Universidad Cat¨®lica, que traiga unos respiradores mec¨¢nicos. A los tres d¨ªas de su estad¨ªa la radio anuncia que mi padre ha muerto. Nosotros pensamos que es una equivocaci¨®n. Pasan los d¨ªas y m¨¢s o menos el 21, el 22 de noviembre, y yo me acuerdo porque el d¨ªa 23 fue mi cumplea?os, el director Patricio Silva considera que mi padre ha ido remontando en su mejor¨ªa y dice que si sigue as¨ª es posible que pueda salir de la UVI. Nosotros estamos muy contentas con mi hermana y con mis hermanos y yo voy a casa a ducharme, enciendo la televisi¨®n y oigo nuevamente que mi padre ha muerto. Casi sin secarme llego al hospital. Era el 22 de noviembre. Me hab¨ªan dicho que mi padre est¨¢ mejor que nunca. Entonces comienzo a preguntarme si aqu¨ª no pasa algo raro. El 23 de noviembre, que es el d¨ªa de mi cumplea?os, por la ma?ana, el doctor Patricio Silva entra en la UVI, sale muy contento y dice: "Si todo sigue as¨ª, por la noche sale". Por la noche, entra nuevamente, est¨¢bamos todos esperando un resultado positivo y sale completamente demacrado y nos dice: "Yo no s¨¦, no me explico lo que ha pasado. La sonda que ten¨ªa puesta para drenar, que la ten¨ªa cosida, estaba superpuesta, exactamente igual cosida pero superpuesta y hab¨ªa estado todo el d¨ªa sin drenar". Entonces, en ese momento, mi padre se agrava y hay que volver a operarlo. Mi madre, hay una psicosis, dice que son los marxistas que le quieren matar y yo digo mam¨¢ no pueden ser los marxistas, que est¨¢n presos. Pero ella est¨¢ un poco como loca, insiste. Y piden que pongan soldados en la entrada de la UTI. Los soldados custodian la puerta y luego viene el doctor Ferreti, y le opera una junta de m¨¦dicos el d¨ªa 23. El 24 tiene una ligera mejor¨ªa, el 25 vuelve a reaccionar. El 26 de noviembre, mi madre descubre que se le ha dado una dosis masiva de antibi¨®ticos nefrot¨®xicos y dicen que la prescripci¨®n la ha dado el doctor Ferreti. ?l dice que no ha dado esa prescripci¨®n y eso le poduce una paralizaci¨®n renal y muere.
Mi madre est¨¢ como loca. Pedimos al general D¨ªaz Carrasco, que es el general de sanidad, un sumario, porque hay muchas anomal¨ªas. El general acepta y se empiezan a carear miembros del personal m¨¦dico. Luego viene a casa y nos lee algunas conclusiones iniciales. Sigue trabajando, pero llega un momento en que nunca nos llama a casa. Mi madre intenta contactar con ¨¦l. Mi madre dice: "?Qu¨¦ pasa con el sumario, D¨ªaz Carrasco?". Le contesta, pues, "mire Olguita usted qu¨¦dese tranquila que no ha existido nunca ning¨²n sumario". En marzo yo le digo: "Madre, si muere otra persona es posible que sepamos si ha sucedido algo o no". Y en marzo, efectivamente, hay un accidente de helic¨®ptero y muere el general Bonilla. En 1982 o 1983, me parece, mi hermano peque?o hace pr¨¢cticas como m¨¦dico en el hospital militar. Intenta buscar el folio en el que consta el ingreso y la ficha m¨¦dica de mi padre. Pero hab¨ªan desaparecido. Hace unas semanas estuve en Chile y habl¨¦ con el general Mena, que sucedi¨® a mi padre en el Servicio de Inteligencia Militar, y me dijo que hab¨ªa hablado con muchos generales en retiro, nadie sabe nada, pero me dijo; a tu padre lo mat¨® la DINA. [Se lo dijo uno de ellos].
El letrado. ?Podr¨ªa usted especificar los nombres de los generales que se opon¨ªan a que Pinochet fuera proclamado jefe supremo del Estado?
Olga Lutz. Eran Palacios, Arellano, Viveros, Washington Carrasco, Bonilla y Lutz. Un grupo que se defin¨ªan como del humanismo cristiano.
El letrado. ?Qu¨¦ pas¨® con esos generales?
Olga Lutz. Algunos murieron en accidentes y otros pasaron a retiro forzoso.
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