Por fidelidad, nobleza y lealtad
A unos meses vista del nonag¨¦simo aniversario y, por consiguiente, cerca de celebrar el centenario de su fundaci¨®n, la Real Sociedad de f¨²tbol ha engrosado su historial con un nuevo t¨ªtulo. Como tal se entiende la concesi¨®n de la medalla de oro de la ciudad de San Sebasti¨¢n al club txuriurdin, que lustra y ennoblece un curr¨ªculo meritorio. Por "fidelidad, nobleza y lealtad ganadas", al modo exacto a como figura en la her¨¢ldica donostiarra, la Real Sociedad se engalana con una divisa por guardar fe y ser constante en el cumplimiento de sus obligaciones y no defraudar la confianza depositada en ella. El pleno del consistorio donostiarra, por unanimidad, adopt¨® otra f¨®rmula para justificar el otorgamiento: "Por sus m¨¦ritos extraordinarios en favor de la capital guipuzcoana". Inesperada a la par que merecida, la medalla de oro de la ciudad de San Sebasti¨¢n concedida a la Real Sociedad se suma a un censo de ilustres condecorados, entre quienes se hallan el escultor Eduardo Chillida, el cocinero Juan Mari Arzak, el pol¨ªtico Gregorio Ord¨®?ez -¨¦ste a t¨ªtulo p¨®stumo-, el m¨²sico Nicanor Zabaleta e instituciones como el Orfe¨®n Donostiarra y la Sociedad Oceanogr¨¢fica, entre otros. El presidente de la Real, Luis Uranga, represent¨® a los casi 27.000 socios y abonados de la entidad deportiva en tan solemne y concurrido evento celebrado en el Teatro Principal, situado en la Parte Vieja donostiarra y separado por apenas cien metros de la casa natal del regidor del club. La parafernalia del protocolo y estas coincidencias emotivas vistieron un acto que congreg¨® a deportistas y pol¨ªticos en sana comuni¨®n. Todos los paneg¨ªricos que caben en un diccionario fueron ordenadamente dosificados en sesenta minutos de exaltaci¨®n donostiarra. A las puertas de la festividad de San Sebasti¨¢n, con el ratapl¨¢n de los tambores como acompa?amiento musical, toda la grey txuriurdin -pasado, presente y futuro del club- comenz¨® reviviendo los avatares vividos durante nueve d¨¦cadas de historia. Desde aquella Sociedad de Foot-ball de San Sebasti¨¢n constituida el 7 de septiembre de 1909, fundada por Adolfo S¨¢enz Alonso, catedr¨¢tico de la Universidad de O?ati y notario de San Sebasti¨¢n, hasta la moderna Real Sociedad SAD que abandon¨® Atocha hace cinco a?os para instalarse en el estadio de Anoeta, a¨²n est¨¦ril de t¨ªtulos deportivos que el alcalde donostiarra, el socialista Od¨®n Elorza, reclam¨® en forma de ruego. Un v¨ªdeo refresc¨® en im¨¢genes los ascensos y descensos de categor¨ªa -hasta ocho seguidos uno tras otro- de la Real, que adquiri¨® para siempre el apelativo de equipo ascensor. Cuando el m¨ªtico entrenador Benito D¨ªaz pronunci¨® la frase "esta vez ser¨¢ para siempre" tras conquistar la Primera Divisi¨®n en Puertollano (1967), comenzaron a gestarse las p¨¢ginas m¨¢s brillantes de la historia blanquiazul: dos t¨ªtulos de Liga, uno de Copa, una Supercopa y las sucesivas incursiones por las competiciones europeas. Con este enternecedor aperitivo visual, tom¨® la palabra el doctor Echevarren, ligado a la Real durante 40 a?os. "Con el lumbago mal cuidado, l¨®gicamente por un m¨¦dico", no le tembl¨® el pulso al afirmar que la concesi¨®n de la medalla de oro es "una de las decisiones m¨¢s justas y acertadas adoptadas por el Ayuntamiento". El alcalde donostiarra, socio desde 1967 por mor de un regalo de Reyes, destac¨® "el papel de embajador y la calidad humana del equipo y los directivos de la Real", un club que representa un elemento intr¨ªnseco de la ciudad y a la vez se erige en "un ejemplo de deportividad para el mundo del f¨²tbol". Por eso, Od¨®n Elorza dedic¨® ante la concurrencia un recuerdo a Aitor Zabaleta y su familia. El rostro del seguidor realista apu?alado el pasado mes de diciembre cuando fue a animar a la Real en el Vicente Calder¨®n cerr¨® la secuencia de las im¨¢genes hist¨®ricas. "No pod¨¦is terminar el siglo XX sin conseguir un t¨ªtulo, da igual el de Liga o el de Copa", les rog¨® el alcalde a los jugadores del equipo, representados por el capit¨¢n Loren, Fuentes, G¨®mez, L¨®pez Rekarte y De Paula. Con la medalla pendi¨¦ndole del cuello, Luis Uranga, personific¨® a un club "serio, modesto, honesto, trabajador y profesional", y anunci¨® que la Real seguir¨¢ "aglutinando a un pueblo entero, a todo aquel que sienta los colores azul y blanco, sin distinguir en ideolog¨ªas, porque este club constituye un s¨ªmbolo para la ciudad". Con los sones del himno de la Real Sociedad, interpretado por el Orfe¨®n Donostiarra, la medalla de oro se mezcl¨® entre la asistencia, poblada por c¨¦lebres personajes como Luis Miguel Arconada, Ignacio Eizaguirre, Jos¨¦ Luis Orbegozo, I?aki Alkiza, Alberto Ormaetxea, ?ngel Mar¨ªa Villar, John Toshack, Roberto L¨®pez Ufarte, Santi Id¨ªgoras, Juan Antonio Larra?aga, Jes¨²s Zamora, hasta conformar una relaci¨®n de nombres gloriosos que figuran en los anales del club.
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