Bajo el techo de Otazu

Vitoria Radu Adam es uno de los cincuenta rumanos que a partir del pr¨®ximo mi¨¦rcoles ser¨¢ ciudadano de Vitoria. El empadronamiento es el primer requisito que ha establecido el Ayuntamiento de la capital para que este colectivo de inmigrantes pueda conseguir un lugar donde vivir. Despu¨¦s de que seis vitorianos pernoctaran el d¨ªa de Navidad frente a la casa consistorial en protesta por la situaci¨®n en la que se encontraban, el alcalde ha decidido resolver en parte los problemas por los que pasan estas nueve familias, procedentes en su mayor parte de la ciudad de Timisoara. Los rumanos de Vitoria, conocidos en la ciudad por su trabajo como vendedores en los sem¨¢foros del peri¨®dico La calle, llevan dos a?os viviendo en furgonetas y atendidos por un colectivo de voluntarios vinculado a la parroquia del Buen Pastor. Llegaron a Espa?a en camiones de transporte internacional, pasaje por el que pagaron 17.000 pesetas por persona. En Rumania trabajaban en el campo, como mec¨¢nicos o pintores. Vendieron todas sus pertenencias para costearse un viaje sin retorno posible a un para¨ªso que, para ellos, no se ha aparecido como tal. Sin v¨ªnculos entre las diferentes familias, salvo la nacionalidad, todos supieron de una u otra manera de la existencia de La calle y de la posibilidad de su venta para ganar alg¨²n dinero. Y es su relaci¨®n con este peri¨®dico la ¨²nica conexi¨®n entre ellos. El Ayuntamiento de Vitoria destinar¨¢ para su alojamiento el albergue de Otazu, cedido por la Diputaci¨®n para este fin. All¨ª tendr¨¢n que vivir en una armon¨ªa que no existe, seg¨²n los que conocen las relaciones de estas familias, integradas por Radu Adam, de 31 a?os, su mujer Carmen Kristoff, de 28, y el mayor de sus tres hijos, junto con otros 50 compatriotas. Adem¨¢s, la gesti¨®n de esta estancia estar¨¢ llevada por una ONG vinculada a la Iglesia Evang¨¦lica. El asunto no se ha resuelto con fortuna. Como explica Pl¨¢cido Herb¨®n, responsable de La calle en ?lava y miembro de la Asamblea de personas afectadas por la exclusi¨®n social, "despu¨¦s de dos a?os atendiendo a estas personas y pidiendo a las instituciones un remedio a su precariedad, ahora el Ayuntamiento resuelve la situaci¨®n llevando a esta gente a un gueto que no ayuda en nada a su integraci¨®n". La mejor soluci¨®n ser¨ªa instalar a estas familias en viviendas municipales, hasta que tuvieran medios para poder pagar el alquiler de su casa. As¨ª ha ocurrido con dos familias que viven en Miranda en pisos arrendados, pagados por el consistorio vitoriano. "En Vitoria, hay viviendas municipales que en la actualidad est¨¢n vac¨ªas, como la que se encuentra en el n¨²mero ocho de la calle Puerto de Barazar. La verdad es que el Ayuntamiento no tiene voluntad de solucionar este problema. Es mejor mandar a los pobres a Miranda o hacer solidaridad en Centroam¨¦rica que resolver las necesidades de la cara oculta de la ciudad", resume Pl¨¢cido Herb¨®n.