Los veteranos

Dos veteranas formaciones musicales se adue?aron de la noche del s¨¢bado madrile?o, ofreciendo en ambos casos una muestra extensa de su obra, premiada con ventas en algunos casos y con un prestigio inmutable en otros. Los vigueses Piratas pon¨ªan durante dos d¨ªas seguidos el cartel de "no hay billetes" para la presentaci¨®n en directo de su recopilatorio de ¨¦xitos Fin de la primera parte.Gozando en todo momento de la complicidad del p¨²blico, el grupo liderado por el cantante Iv¨¢n Ferreiro hizo un extenso repaso a los mejores momentos de su discograf¨ªa recientemente pret¨¦rita, los ¨¢lbumes Manual para los fieles y Poligamia.

Yendo al contrario que la mayor parte de los grupos, Los Piratas han transformado la indefinici¨®n musical de sus inicios en una suerte de pop fuerte comercialmente incontestable, aunque adolezca de exceso de medios tiempos y baladas -aut¨¦ntico c¨¢ncer de la m¨²sica popular actual- y las atm¨®sferas creadas en cada canci¨®n resulten exasperantemente similares. A su favor, la banda goza de la inmensa credibilidad de un cantante de voz extra?a e intensa que no reh¨²ye el juego esc¨¦nico y hace que la audiencia permanezca siempre atenta a sus evoluciones.

A su lado se entreteje un juego de guitarras poderosas que eliminan todo espacio para reblandecedores teclados y una puesta en escena actual y directa que les iguala a cualquier competidor extranjero. De entre las canciones interpretadas cabe destacar dos que marcan claramente el modo de hacer del grupo: Mi coco, un tema-f¨®rmula casi perfecto que encierra en apenas cuatro minutos todas las esencias musicales de Los Piratas, y Mi matadero clandestino.

Las letras

Las letras son otro de los elementos caracter¨ªsticos de esta banda, porque, a¨²n siendo dif¨ªcil el ir m¨¢s all¨¢ en el intento de escribir textos en castellano que suenen de forma convicente, ellos aceptan el desaf¨ªo y lo hacen en directo con firmeza. En esto se manifiestan m¨¢s como un grupo de los ochenta.Lo de los barceloneses Matamala tambi¨¦n es cosa de fe inamovible en lo que uno hace y capacidad de aguantar en un negocio desagradecido como pocos: el musical. Ya vendr¨¢ el tiempo a darles la raz¨®n. La banda de los hermanos Gil -Ricky, el cantante, y Albert, el guitarra- ondea desde sus tiempos de Brighton 64 la ense?a del universo mod y sus ramificaciones musicales, que les han llevado ahora en su ¨²ltimo disco, Trotter, a tratar de encarar una l¨ªnea un tanto m¨¢s contempor¨¢nea y con mayor opci¨®n comercial. Su directo apenas ha sufrido variaci¨®n, con lo que llevan ya m¨¢s de una d¨¦cada haciendo: sigue bas¨¢ndose en la intensidad guitarrera, las armon¨ªas vocales a lo Beatles y actitud, m¨¢s bien intenci¨®n, juvenil. Todo esto se traduce en un veloz espect¨¢culo de diversi¨®n asegurada, con constantes cambios de velocidad, apenas ning¨²n momento de lentitud y momentos de entrega que devuelven al pop su antigua personalidad de veh¨ªculo de diversi¨®n intrascendente. De entre los nuevos temas cabe destacar Time, para el que contaron que la colaboraci¨®n vocal de la bella joven actriz Luc¨ªa Jim¨¦nez, y Superfly, y tambi¨¦n himnos del glorioso pasado, como La casa de la bomba. Pero tambi¨¦n su extraordinaria forma de recrear m¨²sica de otros, como la deliciosa Be young, be foolish, be happy, de The Tams, o el cl¨¢sico Shakin'all over. Como en cada una de sus visitas a Madrid, Matamala no decepcion¨®.