Abundancia de goles cuando peor se jugaba
Morientes protagoniz¨® la excelencia estad¨ªstica: cuarto de hora en el campo, dos remates, una asistencia y dos goles
Una cosa es la estad¨ªstica y otra cosa es el f¨²tbol. Que en muchas ocasiones parecen ir por caminos divergentes. Dir¨ªase a simple vista que el Madrid-Atl¨¦tico de ayer fue un partido desacostumbradamente prol¨ªfico: seis goles en el marcador y emoci¨®n hasta el ¨²ltimo minuto. Ofreci¨® abundancia en hechos y en personajes y cuestiones para el debate entre aficionados: el Madrid que aparece de improviso con una defensa de cuatro, el buen estilo de Guti en el centro del campo, la recuperaci¨®n goleadora de Morientes en un cuarto de hora, la laboriosidad de S¨²ker, el papel de Juninho en el Atl¨¦tico y la inactividad de Jugovic. Sin embargo, los n¨²meros parecen querer contradecir tama?a impresi¨®n. Hubo goles, es cierto, pero buena parte de ellos se fraguaron en una fase del partido en la que el bal¨®n estuvo m¨¢s tiempo parado que en movimiento. O lo que es m¨¢s claro, cuando peor jugaban los dos, llegaron casi todos los tantos. Hubo un ganador claro (un 4-2 no deber¨ªa admitir demasiada contestaci¨®n), pero el Real Madrid no fue estad¨ªsticamente superior al Atl¨¦tico. Puede decirse que el Madrid tiene pegada hasta en el banquillo. Y puede decirse que la mejor pegada del Atl¨¦tico est¨¢ precisamente en el banco: Correa, no siendo titular, es ya el m¨¢ximo goleador del conjunto rojiblanco. Esa sola evidencia servir¨ªa para concluir que al Atl¨¦tico no le pod¨ªa convenir un partido con muchos goles.La excelencia estad¨ªstica correspondi¨® a Morientes, que hizo un partido perfecto: sus dos acciones se cuentan por goles. Es lo m¨¢ximo que se le puede pedir a un jugador que viene del banquillo y cuya ¨²nica misi¨®n es resolver una situaci¨®n que se estaba volviendo complicada, a la vista de que los dos equipos parec¨ªan atascados en el empate. Morientes rompi¨® esa igualada primero (llevaba en el campo escasamente tres minutos) y despej¨® cualquier duda al final. No tuvo tiempo para hacer otra cosa que marcar goles. Cumpli¨® con su papel de especialista. Su pulcritud tiene su antagonista en Jugovic, que sali¨® al campo para lesionarse.
Curiosamente, el Madrid-Atl¨¦tico fue un partido prol¨ªfico en su recta final y francamente impreciso en casi todo su discurrir. Puede quedar en la memoria del aficionado como un partido igualado, disputado y, emotivo, por cuanto los goles cayeron con tal frecuencia que la emoci¨®n se mantuvo hasta el ¨²ltimo minuto. Para lo que se tiene por costumbre en el duelo madrile?o, hubo demasiados goles. Sin embargo, ¨¦stos aparecieron en la fase menos productiva del choque, cuando ambos equipos ten¨ªan verdaderos problemas con la posesi¨®n del bal¨®n: el juego estuvo m¨¢s tiempo parado que activo entre el primer y el segundo gol de Morientes. En esa fase aparentemente tediosa (estad¨ªsticamente hablando), se marcaron cuatro goles, una prueba m¨¢s de la dificultad estad¨ªstica que tiene el f¨²tbol. Morientes apareci¨® en ese escenario como un jugador con p¨®lvora. Sus dos acciones fueron un ejemplo de decisi¨®n: ninguna elaboraci¨®n, dos remates (uno con la derecha y otro de cabeza) y dos goles...y una asistencia a Iv¨¢n Campo.
El juego anduvo en una gran imprecisi¨®n. Se pod¨ªa comprender que al Madrid le corresponder¨ªa la iniciativa en el juego y una mayor elaboraci¨®n. Del Atl¨¦tico se pod¨ªa suponer una mayor obsesi¨®n por la presi¨®n y la recuperaci¨®n de balones. Bien es cierto que cada cual trat¨® de cumplir con el estereotipo, pero ni el Madrid fue un ejemplo de elaboraci¨®n, ni el Atl¨¦tico fue especialmente productivo en su destrucci¨®n. Ambos perdieron gran cantidad de balones (77 el Real Madrid por 76 el Atl¨¦tico) y ambos se comportaron de forma semejante en la recuperaci¨®n (63 el Real Madrid por 65 el Atl¨¦tico). Tampoco hubo clara desigualdad en el n¨²mero de remates a puerta: 16 el Real Madrid por 13 el Atl¨¦tico.
Otras curiosidades estad¨ªsticas tuvieron a los dos jugadores brasile?os presentes en el campo por protagonistas: Roberto Carlos y Juninho. Roberto Carlos, aun actuando en su posici¨®n natural, recuper¨® 15 balones. Justo los mismos que perdi¨® Juninho. Hiddink dijo que con cuatro defensas bastaba y que Roberto Carlos tendr¨ªa grandes posibilidades de auxiliar a la delantera. Pues bien: Roberto Carlos sum¨® s¨®lo dos centros al ¨¢rea. Est¨¢ claro que la estad¨ªstica contradice tambi¨¦n muchas palabras.
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