"Nada funciona desde la muerte del mariscal"
Todo parec¨ªa petrificado en Racak el pasado lunes. En la parte alta del pueblo, polic¨ªas serbios disparaban sus armas antia¨¦reas contra la colina opuesta. M¨¢s por romper el aburrimiento y hacer notar su presencia que para causar da?os reales en las filas de los invisibles guerrilleros albaneses del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK) escondidos en los bosques. A veces, como un eco, una r¨¢faga de arma ligera sal¨ªa de detr¨¢s de un ¨¢rbol. Tomada entre esos dos fuegos, Racak se ha convertido en tierra de nadie. En la mezquita de Racak, los cuerpos de 40 de los 45 albanokosovares asesinados supuestamente por las fuerzas de seguridad serbias el pasado viernes yac¨ªan en el suelo. "Los albaneses no se atreven a volver a su aldea porque los polic¨ªas serbios han tomado algunas casas", afirma Rudje Jashari, responsable local de la aldea vecina a Petrovo, donde ambas fuerzas se enfrentaron la semana pasada. En las desiertas callejuelas no se detecta el menor movimiento.
M¨¢s tarde sabremos que la polic¨ªa serbia penetr¨® durante el mediod¨ªa en el pueblo. Que carg¨® los cuerpos masacrados en camiones para transportarlos hasta la morgue del hospital de Pristina, donde les ser¨¢ practicada la autopsia. La investigaci¨®n sobre la matanza, que los serbios se declaran imposibles de realizar en este antiguo feudo del ELK, arrojar¨¢ luz sobre ciertas zonas de sombra que recubren las circunstancias del drama.
No lejos de Racak, abrigado tras un terrapl¨¦n, un viejo alban¨¦s mira fijamente el principio del camino. Su casa est¨¢ a 200 metros. Desear¨ªa poder recuperar su vaca pero no osa aventurarse. "Nada funciona desde la muerte del mariscal [Tito]. ?l nos dio derechos, escuelas... Desde su muerte, revivimos la misma historia del pasado", asegura.
Por la misma historia, este hombre se refiere a los muros calcinados, al silencio de la muerte despertado s¨®lo por los ruidos de los animales. "Desde hace dos d¨ªas hay relativa calma", afirma el sexagenario. Pero nada dice que esta calma vaya a ser duradera. Al norte de Kosovo, hacia Metrovica, cinco polic¨ªas serbios fueron heridos por un disparo de mortero del ELK. Generalmente, ante un acto de este tipo se pide r¨¢pidamente la apertura de una investigaci¨®n, o lo que es lo mismo, otra forma de designar lo que finalmente ser¨¢ una acci¨®n de represalia y castigo.
Hoy m¨¢s que ayer, parece dif¨ªcil imaginar poder escapar a estos nuevos actos de violencia. El precario alto el fuego alcanzado en octubre pasado parece ahora a punto de saltar en pedazos tras la decisi¨®n de Belgrado de expulsar al jefe de la misi¨®n de verificaci¨®n de la OSCE en Kosovo, el diplom¨¢tico estadounidense William Walker.
Los cerca de 800 verificadores desplegados en la regi¨®n tienen como misi¨®n crear las condiciones necesarias para lograr una salida pac¨ªfica a la crisis. Pero es poco probable que, de ahora en adelante, los independentistas usen este canal pac¨ªfico. Porque, ?qu¨¦ confianza pueden dar los verificadores con su jefe expulsado por Serbia?
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