Acci¨®n interna
Era un tiempo, cuando se escribi¨® esta obra (hace 40 a?os), en el que los escritores repudiaban la acci¨®n, la teatralidad, como vicios que empobrec¨ªan la literatura dram¨¢tica y que pod¨ªan sustituir con el oficio (la "carpinter¨ªa") y con el espect¨¢culo que deb¨ªa ser m¨¢s importante: la palabra, la emoci¨®n. La "acci¨®n interior". Ten¨ªan raz¨®n en sus sospechas: la t¨¦cnica -teatral, o "dramaturgia"; o f¨ªsica, en luces y decorados y efectos especiales- se fue acentuando cada vez m¨¢s, y a su vez sufri¨® despu¨¦s de que otros desarrollos mayores de lo espectacular o de la narraci¨®n auxiliada por las im¨¢genes destrozasen el teatro como tal. La obra que Mart¨ªn Gaite escribi¨® entonces representaba ese tipo de teatro interior y dialogado. Tiene todas sus ventajas, pero tambi¨¦n sus inconvenientes: los que vemos ahora en que hemos cambiado los espectadores, nos hemos hecho a otra preceptiva y otra ret¨®rica, y otro ritmo y otro sentido del tiempo; y comprendemos mucho m¨¢s r¨¢pidamente, y nos cansamos antes.La idea del "nunca pasa nada" -un t¨ªtulo de entonces- nos parece irreal: a cada uno le pasan muchas m¨¢s cosas dentro de su colocaci¨®n en la vida. La de la chica de la provincia peque?a que sue?a con Madrid y cuando viene encuentra la corrupci¨®n y la falta de ¨¦tica y sentimientos, hasta que se vuelve atr¨¢s, es ahora poco sostenible. El modelo Ch¨¦jov no es f¨¢cil de seguir.
La hermana peque?a
Autora: Carmen Mart¨ªn Gaite. Int¨¦rpretes: Ana Marzoa, Ana Labordeta, Pedro Alonso, Carmen de la Maza, David Zarzo, Helga Lin¨¦ y Andr¨¦s Resino. Escenograf¨ªa de Toni Cort¨¦s. Direcci¨®n: ?ngel Garc¨ªa Moreno.Centro Cultural de la Villa de Madrid.
Pacatita de provincias
La hermana menor, que da t¨ªtulo a la obra, es esta pacatita de provincias, que interpreta con delicadeza y sensibilidad Ana Labordeta; pero el personaje central es la hermana mayor, la desgarrada y libre y luchadora, que hace Ana Marzoa con ¨ªmpetu, fuerza y tama?o personal. Se lleva la obra. La tercera mujer es la madre de un hombrecillo pretendiente a las dos hermanas, y la hace Carmen de la Maza con su elegancia, pero con la desventaja de tener que sufrir el personaje antip¨¢tico, el que no tiene raz¨®n. La dial¨¦ctica de las tres mujeres, entre s¨ª o por personajes interpuestos, ocupa la obra y la alarga. M¨¢s claramente, la hace interminable. Quiz¨¢ por la inexperiencia de la autora de entonces, que no tiene por qu¨¦ haber mejorado, puesto que s¨®lo se ha aproximado al teatro un par de veces y no tiene contraste con el p¨²blico de su literatura dram¨¢tica, tan firmemente asentada como est¨¢ en la que a¨²n se llama ¨¦pica, la novela. Pienso yo que el segundo acto sobra entero, y que el contraste entre el mundo de los ricos, ociosos y desde?osos ciudadanos con el de los pobres trabajadores es m¨¢s excesivo que necesario.El relato se sostiene por la interpretaci¨®n, especialmente por la de Ana Marzoa; y por el ritmo que trata de obtener el director, ?ngel Garc¨ªa Moreno, sobre el escenario m¨®vil de Toni Rom¨¢n, adecuado como siempre a los interiores que refleja la autora.
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