Ponencias centrocampistas: sobre todo no arriesgar
Las ponencias que discutir¨¢ el XIII Congreso del PP buscan dar un cierto fundamento doctrinal al tercer o cuarto giro al centro enunciado por Aznar y simbolizado por la designaci¨®n de Javier Arenas como nuevo secretario general. La titulada Espa?a en un mundo global comprende aspectos econ¨®micos y de proyecci¨®n exterior de Espa?a y ser¨¢ defendida por Rodrigo Rato; la que cabe considerar m¨¢s propiamente pol¨ªtica, titulada La Espa?a de las libertades, corresponde a Luisa Fernanda Rudi; la auton¨®mica, Espa?a plural, un proyecto de futuro en com¨²n, ponencia omnibus en la que se ha metido todo lo que no ten¨ªa encaje claro en alguna de las otras, corre a cargo de Javier Arenas, y la de contenido social lleva la firma de Eduardo Zaplana. Cada una tiene un estilo peculiar. Simple como un chupete la de Arenas y ligeramente pedante la de Zaplana. El texto de Rato parece m¨¢s el esbozo de una tesina que una ponencia pol¨ªtica. La m¨¢s normal es la de Rudi.Una primera impresi¨®n de conjunto es que el centrismo se identifica con eliminaci¨®n de cualquier exceso: que no haya nada que rechine, que sobresalte. Como tal vez dijo un ministro del compa?ero Napole¨®n Bonaparte, "surtout, pas trop de z¨¨le", o sea, hagan lo que quieran, pero sin demasiado ardor. Los redactores parecen preferir ser acusados de falta de ideas que de dar motivo de cr¨ªtica con ellas. De acuerdo con ese criterio, los problemas son inexistentes. Los hubo en un pasado remoto, muy remoto (cuando gobernaban los socialistas), pero la evoluci¨®n del desempleo, por ejemplo, "sintetiza mejor que cualquier otra consideraci¨®n la seguridad de que el camino elegido por la sociedad espa?ola en las elecciones de 1996 era el acertado" (ponencia de Zaplana, p¨¢g. 2). El principal problema pol¨ªtico del momento, y de esta generaci¨®n, el planteado por los nacionalismos, con sus derivaciones en el terreno de la seguridad, se esquiva con gran aplomo. La consigna parece ser rehuir cualquier tema que pueda resultar conflictivo y evitar compromisos demasiado precisos: para no quedar atrapados, como los socialistas en su d¨ªa, entre lo que dec¨ªan y lo que hac¨ªan. Las encuestas siguen indicando que la gente considera al PP situado muy a la derecha, y es l¨®gico que sus estrategas traten de dar al partido un masaje de centrismo si quiere alcanzar esa mayor¨ªa suficiente para liberarse de su dependencia respecto a los nacionalistas. Pero Aznar lleva casi tres a?os gobernando y ya no puede presentarse como Ad¨¢n, inaugurando el mundo. Hace seis a?os, a comienzos de 1993, se celebr¨® el XI Congreso del PP. Sus j¨®venes dirigentes ten¨ªan much¨ªsimas ganas y bastantes posibilidades de ganar. Presentaron decenas de ponencias, con propuestas sobre casi todo. Una vez instalados los pol¨ªticos se hacen m¨¢s parcos. Ya se notaba el estilo de Aznar, pero el partido no era tan monol¨ªtico como ahora. Todav¨ªa era posible discutir de pol¨ªtica. Fernando Su¨¢rez, en nombre de la vieja guardia, pero tambi¨¦n de una cierta coherencia intelectual, protagoniz¨® un encarnizado debate con Mariano Rajoy sobre pol¨ªtica auton¨®mica, en general, y sobre la propuesta fraguista de Administraci¨®n ¨²nica, en particular. Su¨¢rez lleg¨® a acusar al hoy ministro de Educaci¨®n y Cultura de estar "dejando la defensa de la unidad de Espa?a en manos del PSOE". Pero la ponencia, como el resto, fue aprobada por mayor¨ªa abrumadora.
En las presentadas ahora hay unas cuantas ideas (o expresiones) que se repiten como motivo del viaje al centro. Ese viaje ya estaba enunciado en todos los anteriores congresos: en el de entronizaci¨®n de Aznar por Fraga, en 1990, el entronizado habl¨® de un "partido centrado, moderado e independiente". Fue esta ¨²ltima expresi¨®n la que entonces pas¨® m¨¢s inadvertida, pero ahora se prestar¨ªa a controversia: ?respecto a qui¨¦n o qui¨¦nes de los que le ayudaron a ganar se considera independiente Aznar? El de 1993 se present¨® como el del giro al centro, pero los l¨ªmites de ese rumbo los marc¨® el propio Aznar al asegurar que era un proyecto iniciado por Manuel Fraga en 1972: en 1972 Fraga era como mucho el centro de la derecha, es decir de un pa¨ªs en el que la izquierda estaba proscrita. En fin, ahora la expresi¨®n clave es "centro reformista": un concepto que quiso y no pudo encarnar Adolfo Su¨¢rez en su etapa final al frente del CDS, cuando estaba fascinado por pensadores liberales con ra¨ªces socialdem¨®cratas tipo Ralf Dahrendorf. Centro reformista, y hasta progresista, adjetivo que ya no tiene en el discurso del PP las connotaciones negativas de anta?o.
CUESTI?N DE OPORTUNIDAD
El otro t¨¦rmino del momento es oportunidades: sociedad de oportunidades, la Espa?a de las oportunidades. No exactamente de la igualdad de oportunidades, expresi¨®n de raigambre socialdem¨®crata, sino de las oportunidades a secas. La inspiraci¨®n m¨¢s inmediata parece venir del compa?ero Tony Blair. "Las oportunidades son el valor clave de la nueva pol¨ªtica", asegura el amigo ingl¨¦s tras reconocer (en su librito La tercera v¨ªa, con pr¨®logo de Borrell) que "en ocasiones la izquierda ha descuidado" e incluso "sofocado en nombre de una igualdad abstracta", su obligaci¨®n de "promover una amplia gama de oportunidades para que progresen tanto los individuos como las familias".
En la ponencia de Zaplana el tono distante, como de soci¨®logo norteamericano, se lleva hasta el l¨ªmite: "Podemos prever, desde una actitud realista, que las probabilidades de que la sociedad espa?ola se sit¨²e a la altura que requieren las nuevas circunstancias son muy altas". L¨¢stima que ese aire elegante se rompa con la vulgaridad de emplear negritas para subrayar conceptos como "la persona es lo prioritario" o todas esas palabras que acaban en d: solidaridad, modernidad, calidad, oportunidad. La ponencia no reh¨²ye la alta filosof¨ªa (existencial): "Aspiramos a una sociedad capaz de reemplazar una visi¨®n de la vida como problema por otra en la que se identifique la vida como horizonte de oportunidades".
Oportunidades ?para qui¨¦n?, se preguntaba hace poco en estas p¨¢ginas el profesor S¨¢nchez Mor¨®n en un art¨ªculo en el que denunciaba el "clientelismo y el amiguismo del PP en la resoluci¨®n de oposiciones y concursos, la adjudicaci¨®n de contratos p¨²blicos, recalificaci¨®n de suelo p¨²blico y concesi¨®n de licencias y subvenciones". No s¨®lo en Galicia, aclaraba.
Seg¨²n el escrito de Zaplana, el Estado debe "crear el marco m¨¢s favorable para el despliegue de las capacidades y m¨¦ritos de cada uno", pero conforme al criterio de intervenci¨®n m¨ªnima. Entre otras cosas, porque los subsidios y ayudas "fomentan la dependencia y pasividad". El problema es que ese principio te¨®rico no parece ser incompatible en la pr¨¢ctica con la intervenci¨®n selectiva en favor de los mejor situados o m¨¢s pr¨®ximos al poder.
Eso no significa que se defienda una postura liberal ac¨¦rrima. No hay nada ac¨¦rrimo. El papel del Estado es remover los obst¨¢culos que impiden aflorar las oportunidades, y con arreglo a ese criterio se plantean los objetivos en materia de paro -prioridad al empleo femenino-, educaci¨®n, pensiones -nuevo Pacto de Toledo- sanidad, familia...
AUTONOM?AS DE WALT DISNEY
La ponencia con dise?o m¨¢s na?f es la auton¨®mica. Parece ser que, al leerla, Alejo Vidal Quadras qued¨® tan espantado que pregunt¨®, incr¨¦dulo, qui¨¦n la hab¨ªa escrito. Es una ponencia construida por acumulaci¨®n. Se afirma una cosa, pero sin negar la contraria. Todo cabe en el panorama auton¨®mico del PP: la unidad de Espa?a, su pluralidad, los hechos diferenciales, pero sin merma de la solidaridad, aunque sin exagerar. Una tesis que votar¨¢n los congresistas es que "el amor a lo propio y espec¨ªfico no debe impedir amar y apreciar lo com¨²n". De los problemas de construcci¨®n del Estado auton¨®mico apenas se dice nada, excepto que el Senado debe ser C¨¢mara de representaci¨®n auton¨®mica. Pero eso ya lo dice la Constituci¨®n. Lo m¨¢s sorprendente es el ¨¦nfasis con que se afirma que, tras la etapa de reclamaci¨®n de competencias, ha llegado la hora de las responsabilidades compartidas y la cooperaci¨®n: lo que dec¨ªa el PSOE hace unos 12 a?os, cuando trataba -con escaso ¨¦xito- de impulsar las conferencias sectoriales. En cuanto al modelo de financiaci¨®n, la ¨²nica pista es que a partir del 2001 habr¨¢ que "profundizar" en la corresponsabilidad y la solidaridad interterritorial. Las propuestas de Pujol no obtienen otro respuesta que un comentario sobre lo "impropio" de hablar de saldos netos entre comunidades. La solidaridad exige, por lo dem¨¢s, mantener el criterio de caja ¨²nica de la Seguridad Social. En fin, tras la culminaci¨®n de la descentralizaci¨®n auton¨®mica, "es la hora de los ayuntamientos". La ponencia no ofende a nadie. Sale mucho la palabra "di¨¢logo", y tambi¨¦n "cohesi¨®n": social, territorial. Con vistas a esta ¨²ltima se propone superar el car¨¢cter radial del sistema de carreteras. En cuanto al medio ambiente, "es de agradecer el intenso debate cient¨ªfico internacional acerca de la gravedad y la necesidad de ofrecer soluci¨®n a los grandes problemas medioambientales, cuyas conclusiones es preciso tener en cuenta". ?C¨®mo no hacer secretario general a alguien capaz de tal pensamiento?
PRIVATIZACIONES VITALES
El PP "es el partido de las libertades", y la Constituci¨®n, el marco que las garantiza, asegura de entrada la ponencia que firma Luisa Fernanda Rudi. Los valores constitucionales son hoy asumidos como cultura compartida, y su eventual reforma, no recomendable, deber¨ªa en cualquier caso contar con un consenso equivalente al suscitado por el texto actual. Parece algo exagerado, con todo, que el partido heredero de AP -partidaria en su d¨ªa de reformarla sustancialmente- considere a la Constituci¨®n de 1978 "obra propia". Pero, en general, es una ponencia sensata. La reforma de la ley del Jurado que propone cuenta con poderosos argumentos a favor. Y, aunque sigue considerando preferible el sistema mixto de elecci¨®n del Consejo General del Poder Judicial, acepta mantener el procedimiento actual (elecci¨®n de todos sus miembros por el Parlamento). Algunas de sus propuestas parecen una cr¨ªtica al Gobierno. La referencia entusiasta a las reformas recomendadas en el Libro Blanco de la Justicia contrasta con el escaso fervor de la minis-
tra del ramo a la hora de ponerlas en pr¨¢ctica -o de Aznar para sustituir a la ministra-. En materia audiovisual, se reconoce que el modelo actual de financiaci¨®n de la televisi¨®n p¨²blica "es insostenible", pero no se plantea ninguna alternativa m¨¢s all¨¢ de reafirmar la adhesi¨®n a "los principios de competencia y libre mercado". Si esto ¨²ltimo significa una renuncia a la pol¨ªtica de intervenci¨®n contra medios privados, se trata de una rectificaci¨®n notable. Algunas referencias a las medidas de integraci¨®n de los inmigrantes, car¨¢cter proporcionado de la actuaci¨®n policial o lucha contra la impunidad de los responsables de cr¨ªmenes contra la humanidad tambi¨¦n podr¨ªan pasar por otras tantas sutiles autocr¨ªticas en relaci¨®n a actitudes avaladas por el Gobierno. En cambio, se echa en falta un reconocimiento de la decisiva participaci¨®n del PP en la politizaci¨®n de la justicia, que tanto se deplora.Sorprendentemente, se incluye en esta ponencia, la de las libertades, lo referente a las privatizaciones: porque, aparte su dimensi¨®n econ¨®mica, "se relaciona con el valor de lo privado, ¨ªntimamente vinculado con la sociedad vital que se quiere construir". Acab¨¢ramos. Lo de Telef¨®nica, Tabacalera, Repsol, Argentaria y Endesa era por motivos morales.
MODERNIDADES RATO
Donde la autocomplacencia estar¨ªa m¨¢s justificada es en el terreno econ¨®mico. Es l¨®gico que Rato exhiba sus resultados, aunque suena algo exagerado hablar de "nueva cultura del gasto p¨²blico, reducci¨®n de tipos y del d¨¦ficit", como si fuera una ocurrencia suya. Es de agradecer, en cambio, la sobriedad en la exposici¨®n de los objetivos y orientaciones en pol¨ªtica econ¨®mica, aunque da la impresi¨®n de fiarlo todo al crecimiento: dando por supuesto que continuar¨¢ indefinidamente. Algunas frases sobre el acortamiento de la distancia con los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros de Europa recuerdan los cuentos de la lechera que se contaban los socialistas a s¨ª mismos a fines de los ochenta.
El formato de la ponencia hace que la parte econ¨®mica figure como ap¨¦ndice a un plomizo despliegue de erudici¨®n sobre cosas tales como los "par¨¢metros de la globalidad", los "anclajes de la pol¨ªtica exterior" o los "grandes objetivos para profundizar en la modernidad de Espa?a a las puertas del siglo XXI". Al leerlas casi se escucha el tono con que suelen hablar los diplom¨¢ticos cuyos abuelos ya lo eran. La modernidad que quiere el PP se expresa muy bien en la soltura con que la ponencia pasa de la promoci¨®n de la lengua espa?ola en Iberoam¨¦rica al "impulso del I+D".
Si la consigna del Gobierno es "Espa?a va bien", la del Congreso de las oportunidades deber¨ªa ser "todos somos colegas"; y su mascota, el compa?ero Emilio Arag¨®n (el del gui?ol).
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