En direcci¨®n a Europa
EXIST?A UNA cierta expectaci¨®n sobre la reacci¨®n de los grandes fabricantes mundiales de autom¨®viles despu¨¦s de la ¨²ltima gran operaci¨®n de integraci¨®n, la de la estadounidense Chrysler y la alemana Daimler. La respuesta ya se ha producido: Ford, segundo productor mundial, comprar¨¢ la divisi¨®n de autom¨®viles de la empresa sueca Volvo por 6.450 millones de d¨®lares, casi un bill¨®n de pesetas. William Clay Ford Jr., presidente de Ford y biznieto del fundador, ha explicado la operaci¨®n: "Es un paso en nuestro objetivo para el siglo XXI de convertirnos en l¨ªder en la oferta de productos y servicios para la automoci¨®n". La compra de empresas, aprovechando la liquidez de la compa?¨ªa, es el camino elegido para cumplir ese objetivo. La operaci¨®n Ford-Volvo confirma algunos indicios previos de c¨®mo se est¨¢ recomponiendo el mercado mundial del autom¨®vil, aquejado de un exceso de producci¨®n. La operaci¨®n Daimler-Chrysler o las compras anteriores de Jaguar y Aston Martin, tambi¨¦n por Ford, sugieren un agotamiento de los procesos de adquisici¨®n interna en Estados Unidos. La producci¨®n al otro lado del Atl¨¢ntico, bien por las dificultades financieras de adquirir empresas tan colosales, bien por los l¨ªmites que imponen las leyes antitrust, parece dibujada de forma estable con las tres grandes: Ford, General Motors y Chrysler. Las oportunidades de expansi¨®n para ellas est¨¢n en Europa, sobre todo, y en Jap¨®n. La estrategia se orienta hacia la compra de firmas que aporten innovaciones y tecnolog¨ªa en las gamas automovil¨ªsticas m¨¢s altas. Daimler y Volvo responden a esas caracter¨ªsticas. La captaci¨®n del mercado europeo es m¨¢s f¨¢cil si se aborda con autom¨®viles construidos al gusto europeo.De nuevo hay que precisar que la l¨®gica de las fusiones, obligada por la definici¨®n de mercados cada vez m¨¢s grandes, sin cuya ampliaci¨®n permanente la supervivencia de los grandes productores estar¨ªa en peligro, no est¨¢ re?ida con el respeto a las reglas de la competencia, federales o europeas. Mientras se pone en marcha la reacci¨®n de los competidores de Ford y de las firmas europeas (en particular, de Volkswagen), ser¨ªa deseable que la Comisi¨®n Europea actuase con rigor en el examen de las condiciones de compra y de sus consecuencias sobre los consumidores. Con tanto rigor como el que, por ejemplo, se emple¨® en el an¨¢lisis de la malograda fusi¨®n Volvo-Renault.
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