La embajada m¨¢s rutilante J. J. P. B.
El congreso del PP ha sido una fiesta y casi podemos afirmar que en Valencia -ni en Alicante ni en Castell¨®n- qued¨® nadie significado en el partido del poder para celebrarla. Se ha producido la estampida. Hab¨ªa que dejarse ver y sumar puntos, bien fuera para consolidar la poltrona, bien para exhibir los m¨¦ritos personales, la expectativa de destino y la lealtad -sobre todo, eso- al jefe indiscutido, por m¨¢s que hasta hace cuatro d¨ªas muchos se lo mirasen de reojo y con indisimuladas guasitas. Ya lo ha observado nuestro honorable Eduardo Zaplana: "Se ha pasado de dudar del liderazgo de Aznar a valorarlo en exceso". Hombre, ?en exceso? No diga usted eso, que se le puede mal interpretar. Pero al margen de las consabidas valoraciones m¨¢s generales y de mayor calado doctrinal, que nos incumben, lo cierto es que el Pa¨ªs Valenciano -Comunidad, en la jerga popular- ha concurrido al fasto con una rutilante y especialmente nutrida embajada. Nada menos que el 10% del censo congresual ha sido valenciano, lo que revela la viveza e implantaci¨®n del partido por estos lares, habitualmente reputados de c¨¢scara amarga. Hay PP para rato, tanto como a?os se amartillen en el gobierno auton¨®mico, y conviene que nos vayamos haciendo a la idea. Muchos viajeros y, a mayor abundamiento, pastoreados por un l¨ªder asimismo incontestable. A Zaplana, que aludo, no hay quien le tosa, y ¨²nicamente alg¨²n reticente puede sugerir que ha perdido pie en Madrid por no situar m¨¢s gente de la suya en los sanedrines directivos. ?Cu¨¢nta m¨¢s habr¨ªa de ser? ?Pero si jam¨¢s hubo tanto valenciano de todas las comarcas en las cruj¨ªas madrile?as! Otra cosa es que nos sirvan de algo ¨²til. Pero haberlos, haylos: es el llamado poder valenciano que, guste o no, hoy pisa fuerte en la Corte. Por cierto, ?Ort¨ª Bord¨¢s debe ser clasificado entre los valencianos que triunfan? Y la ponencia pol¨ªtica. Si con los "sociatas" Espa?a fue El Dorado para los inversores, con los populares -?qui¨¦n lo hubiera dicho!- se han socializado las oportunidades: habr¨¢ para todos. Parece m¨¢s soez que fant¨¢stico, pero la euforia se corresponde con el estado de gracia en el que viven las huestes zaplanistas, protagonistas como nadie del evento. A partir de ma?ana habremos de preguntar qu¨¦ hay de lo nuestro.
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