El psiquiatra ya alert¨® de que el preso que degoll¨® a otro deb¨ªa ser trasladado
Un informe concluy¨® que el homicida se ve¨ªa empujado a cometer "actos irrefrenables"Los peritos hab¨ªan pedido que el homicida fuese internado en un psiqui¨¢trico cerrado
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La pesadilla ocurri¨®. Fue en la celda 18 del m¨®dulo 2 de la prisi¨®n de Soto del Real. All¨ª dentro penaba el preso preventivo Jes¨²s Cano Mu?oz, de 53 a?os. Era la primera vez en su vida que pisaba una c¨¢rcel y nadie le hab¨ªa informado de qui¨¦n era realmente el hombre que dorm¨ªa a su lado. Simplemente le hab¨ªan asignado esa celda. Y ello pese a que la direcci¨®n de la c¨¢rcel ya sab¨ªa, por medio de un informe psiqui¨¢trico enviado al juez, que el compa?ero de celda que le hab¨ªa dado era un esquizofr¨¦nico paranoide en evoluci¨®n, un homicida llamado Pablo Esteban Bienvenido, de 64 a?os, que un a?o antes, en un ataque de locura, hab¨ªa matado a su mujer a tiros, quemado su casa y herido a todos los vecinos que se encontr¨® a su paso en Azuqueca de Henares (Guadalajara). Un enfermo delirante para quien los mismos m¨¦dicos de la prisi¨®n ped¨ªan en ese escrito oficial su internamiento en un "psiqui¨¢trico cerrado" y del que aseguraban que, debido a su grave trastorno psic¨®tico, se ve¨ªa "impelido a cometer actos irrefrenables". Pero de nada sirvi¨®. Ambos presos siguieron juntos hasta que, a la 1.30 del 12 de enero pasado, Jes¨²s Cano, natural de Madrid, separado y con dos hijos, fue degollado, emasculado y desmirlado por su terrible compa?ero. Y todo con ayuda de una cuchilla de afeitar azul que le facilit¨® la propia prisi¨®n al esquizofr¨¦nico paranoide.?sta es la pesadilla que se lee en los expedientes e informes internos de la prisi¨®n de Soto. Un relato de claroscuros que comienza con la llegada, el 15 de enero de 1998, de Bienvenido a la c¨¢rcel. Este marmolista proced¨ªa del penal de Guadalajara, donde, a falta de unidad psiqui¨¢trica, le llevaron a Soto.
27 d¨ªas sin cambios
La c¨¢rcel asign¨® compa?ero a la v¨ªctima sin avisarle de su peligrosidad
"Por lo anteriormente expuesto consideramos que Pablo no es responsable del acto antijur¨ªdico que se le imputa, debiendo seguir tratamiento en un hospital psiqui¨¢trico cerrado", concluyeron los peritos en su informe al juez.Eso fue el 16 de diciembre. Veintisiete d¨ªas despu¨¦s, nadie hab¨ªa separado a Bienvenido de su compa?ero de celda. Y, seg¨²n los sindicatos CCOO y ACAIP, tampoco nadie hab¨ªa informado a los funcionarios del m¨®dulo 2 de la peligrosidad del preso. Por el contrario, a Bienvenido se le segu¨ªa tratando como un interno normal, hasta el punto de que se le proporcionaba el denominado lote higi¨¦nico, en el que se inclu¨ªa una cuchilla, el arma homicida.
Un portavoz de la Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias reconoci¨® que los datos cl¨ªnicos de Bienvenido no se facilitaron a la v¨ªctima por guardar la confidencialidad m¨¦dica. Tambi¨¦n indic¨®, en referencia a la peligrosidad del preso, que en su expediente constaba simplemente como acusado de incendio y lesiones, pero no de homicidio, ya que su mujer hab¨ªa fallecido tiempo despu¨¦s de su encarcelamiento. Esta calificaci¨®n tambi¨¦n consta en el informe elevado por el director de la prisi¨®n despu¨¦s del crimen.
El informe psiqui¨¢trico de la propia c¨¢rcel, sin embargo, se?ala claramente, en el apartado de antecedentes penales: "Acusado de un delito de asesinato".
Otro punto de fricci¨®n procede de la pretendida necesidad de que Bienvenido compartiese celda. El ¨²ltimo informe psiqui¨¢trico no alude en ning¨²n momento a este punto; por el contrario, recomienda su internamiento en un "hospital psiqui¨¢trico cerrado".
Pese a ello, el director de la c¨¢rcel, en su informe (posterior al estudio psiqui¨¢trico), justifica la medida de darle compa?¨ªa en una recomendaci¨®n efectuada por el psiquiatra poco despu¨¦s del ingreso del preso; es decir, hac¨ªa casi un a?o.
Tampoco se explica en el expediente penitenciario ni en el informe del director por qu¨¦ se eligi¨® a Cano para compartir celda con un acusado de asesinato, esquizofr¨¦nico paranoide, impelido a cometer actos irrefrenables.
"Bienvenido es un enfermo mental en tratamiento. No hab¨ªa dado signos de violencia. Por el contrario, los mismos funcionarios se sorprendieron de lo que hizo. Se descompens¨®; eso puede ocurrir dentro y fuera de la c¨¢rcel. No es algo previsible", indic¨® el portavoz de Instituciones Penitenciarias.
Los funcionarios de la prisi¨®n consultados por este peri¨®dico (integrantes de sindicatos) negaron esta afirmaci¨®n y se?alaron que, en los d¨ªas anteriores al crimen, Bienvenido "viv¨ªa obsesionado con la idea de que intentaban envenenarle". Un miedo que el informe forense se?ala como percutor de su cuadro delirante. Una man¨ªa que, como recoge el informe de la inspecci¨®n de guardia de la c¨¢rcel de Soto, fue el supuesto detonante del crimen. As¨ª lo describe: "Sobre la 1.30 del 12 de enero, el funcionario con n¨²mero de seguridad 896, de servicio en el m¨®dulo 2, recibe la comunicaci¨®n por megafon¨ªa proveniente de la celda n¨²mero 18 de la segunda planta. Ante las amenazas proferidas por el comunicante avisa a la jefatura de servicios y procede a la apertura de la celda, encontr¨¢ndose al interno Jes¨²s Cano Mu?oz tendido en el suelo, y al interno Pablo Esteban Bienvenido, diciendo que, como quiera que su compa?ero de celda le hab¨ªa envenenado, ¨¦l se hab¨ªa defendido".
As¨ª muri¨® Jes¨²s Cano Mu?oz, quien apenas dos meses antes (2 de noviembre) hab¨ªa ingresado por un delito de lesiones en la c¨¢rcel de Soto. Un hombre que no hab¨ªa superado la EGB, alejado de su familia y con una vida en ruinas que se deslizaba por las aceras de la capital. Un preso preventivo que, a pocos meses de recuperar la libertad, hall¨® su tumba en la c¨¢rcel de Soto del Real.
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