Poder
ADOLF BELTRAN El poder es una eficaz argamasa, un cemento que fragua en la inquietante sucesi¨®n de unanimidades con la que se ha aprobado todo en el congreso nacional del PP. Si, como ha destacado Josep M. Colomer, una de las consecuencias negativas del modelo espa?ol de transici¨®n pol¨ªtica fue "una democracia de baja calidad", con instituciones restrictivas que han producido un alto grado de concentraci¨®n del poder en los l¨ªderes de los dos partidos mayores, el espect¨¢culo de este fin de semana en Madrid es la constataci¨®n de esa tesis llevada al paroxismo. "Las virtudes de la transici¨®n se han convertido en vicios de la democracia", se?ala el polit¨®logo catal¨¢n. Y los vicios, cabr¨ªa a?adir, se convierten ante nuestros ojos en una religi¨®n donde, ahora mismo, Aznar es el profeta y el "centro", su dominio. Comparten los populares con los militantes de otros partidos (de los mayores a los m¨¢s peque?os, que en eso, desgraciadamente, hay pocas excepciones) esa incapacidad para mantener, ante la pol¨ªtica, la mirada secular de los ciudadanos, sus dudas y sus inquietudes, sus contradicciones y su diversidad. Pero en este momento, los afiliados al PP, y todav¨ªa m¨¢s sus compromisarios, aparecen un¨¢nimemente hipotecados a los "incentivos selectivos" que Mancur Olson ha descrito como los est¨ªmulos pol¨ªticos a la participaci¨®n que garantizan a los partidos y las organizaciones disponer de una militancia. Para entendernos, los populares tienen para repartir un ampl¨ªsimo tesoro de cargos p¨²blicos y puestos en la Administraci¨®n. Y eso une mucho. Pero no tendr¨ªa que unir monol¨ªticamente si la iniciativa no estuviese tan controlada "desde arriba". En ese marco, parece una iron¨ªa hablar de "poder valenciano". Implicar¨ªa la existencia de "poderes", de pactos entre grupos diversos. Y no es el caso. Si un valenciano, como el senador Esteban Gonz¨¢lez, nuevo secretario de pol¨ªtica auton¨®mica del PP, se ha colado en la direcci¨®n, es m¨¢s fruto de la din¨¢mica corporativa que lleva a seleccionar ejecutivos competentes y prometedores que resultado de cualquier consideraci¨®n pol¨ªtica de otro orden. Visto de otra manera, el congreso del PP se ha parecido a una junta de accionistas donde la totalidad de las acciones las tiene sindicadas Aznar, arropado por un selecto grupo de gestores. En esa junta, el "centro" no tiene nada que ver con la ideolog¨ªa porque se ha convertido en el objetivo profesional de una mercadotecnia. A la oposici¨®n le queda el reto de salir de la perplejidad y abrir el juego hacia otro debate, el del pluralismo pol¨ªtico e institucional, el de la democracia m¨¢s all¨¢ y m¨¢s ac¨¢ de la imagen.
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