El Alzheimer pol¨ªtico
El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Jos¨¦ Miguel Insulza, tambi¨¦n conoci¨® el exilio, esa dudosa tierra de nadie en la que tantos cientos de miles de chilenos nos mantuvimos aferrados a la vida gracias al puro ejercicio de la memoria. Sab¨ªamos por qu¨¦ est¨¢bamos en el exilio, record¨¢bamos todo lo que hicimos, pudimos hacer y no hicimos, y ese recuerdo era el triste consuelo de nuestra raz¨®n. Tal vez Insulza recuerde en sus pesadillas con qu¨¦ claridad identific¨¢bamos a los culpables de la tragedia chilena y c¨®mo nos jurament¨¢bamos para que alg¨²n d¨ªa recibieran su justo castigo. Algunos exiliados seguimos fieles a la memoria, otros no. Algunos decidimos ganarnos el pan en oficios que no nos obligaran a traicionar la memoria. Otros no. Jos¨¦ Miguel Insulza se inocul¨®, voluntaria o involuntariamente, el b¨¢lsamo estatal de la amnesia. De otro modo no se entienden los decididamente cobardes ataques formulados contra el juez Baltasar Garz¨®n desde Santiago de Chile. Insulza, en su amnesia, olvida que ya en junio de 1973 el Ej¨¦rcito chileno intent¨® una asonada para derribar al Gobierno constitucional presidido por Salvador Allende. Olvida tambi¨¦n que el mismo Gobierno constitucional debi¨® ceder al chantaje de los golpistas disfrazados de leales y promulgar una ley de control de armas en donde no las hab¨ªa y que, en definitiva, s¨®lo sirvi¨® para que los servicios de inteligencia militares tuvieran en sus manos las listas de todos los simpatizantes del Gobierno de Allende. Olvida Insulza que en una grabaci¨®n que cualquiera puede consultar, registrada por un radioaficionado la misma ma?ana del 11 de septiembre de 1973, se puede escuchar la voz de Pinochet planeando asesinar al presidente Allende una vez conseguida su rendici¨®n. Olvida Insulza a los que ese mismo d¨ªa tr¨¢gico, por ¨®rdenes de Allende, salieron del Palacio de la Moneda a parlamentar con los golpistas y nunca m¨¢s se supo de ellos. Dice Insulza: "Yo creo que, cuando uno se erige como defensor de los derechos humanos, lo primero que debe hacer es respetar las reglas del juego". Y tiene raz¨®n, s¨®lo que olvida que la primera regla del juego es reconocer que la defensa de los derechos humanos no admite ning¨²n tipo de componendas. Es o no es. As¨ª de simple. Asegura Insulza, repitiendo una declaraci¨®n certificada del Gobierno que representa, que Pinochet fue jefe de Estado desde el mismo 11 de septiembre de 1973. En su amnesia, mienten Insulza y el Gobierno chileno, porque, y cualquiera lo puede consultar, Pinochet se erigi¨® primero como jefe de la Junta Militar, como fruto de un largo esfuerzo conspirativo y criminal que le dio a entender que necesitaba tiempo para imponer su voluntad sobre los otros generales golpistas, y lo hizo mediante el terror, hasta que el 26 de julio de 1974 fue nombrado presidente de la Rep¨²blica, en un acto que violaba todos los preceptos de la Constituci¨®n todav¨ªa vigente en Chile.
Insulza, Frei y los incondicionales del ex dictador saben, pero simulan olvidarlo, que la nominaci¨®n de Pinochet como presidente no tuvo el menor asidero legal. Fue un acto esp¨²rio, la consumaci¨®n de una enorme traici¨®n.
Termina Insulza su sarta de amn¨¦sicas venalidades se?alando que "enjuiciar a Pinochet por el delito de conspiraci¨®n antes del 11 de septiembre de 1973 es enjuiciar no a las violaciones de los derechos humanos, sino al golpe militar".
Quienes conocimos a Insulza en el exilio siempre supimos que la formulaci¨®n de ideas coherentes no era su lado m¨¢s fuerte, pero confi¨¢bamos en que su salud lo alejar¨ªa del Alzheimer pol¨ªtico, mas, y por desgracia, ahora podemos ver que su amn¨¦sica sumisi¨®n al mismo dictador que lo conden¨® al exilio lo lleva a olvidar que el golpe militar fue el mecanismo para instrumentalizar todas las violaciones a los derechos humanos.
?Qu¨¦ defiende Insulza? ?Una suerte de justicia isl¨¢mica que condena la mano que roba pero omite el castigo a la intenci¨®n del latrocinio? ?Los t¨¦rminos jur¨ªdicos tales como premeditaci¨®n y alevos¨ªa desaparecieron de su memoria pol¨ªticamente correcta?
Es una pena que el ministro de Relaciones Exteriores chileno haya formulado todas estas sandeces desde La Moneda. Su auditorio est¨¢ en Londres, junto a las caravanas de fan¨¢ticos financiados por la Fundaci¨®n Pinochet para defender a su l¨ªder. La amnesia pol¨ªtica tambi¨¦n tiene sus reglas, es o no es. Insulza deber¨ªa asumirla cabalmente, desterrar de su vocabulario palabras como s¨¢trapa, dictador, asesino, y reverenciar a Pinochet llam¨¢ndole senador, honorable y respetado senador.
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