Abdal¨¢ II, el rey que hered¨® dos veces
El nuevo monarca fue desplazado a los tres a?os de la sucesi¨®n porque su padre quer¨ªa garantizar la dinast¨ªa
Abdal¨¢ II ser¨¢ el pr¨®ximo rey de Jordania. El pr¨ªncipe fue nombrado heredero del trono hachem¨ª en dos ocasiones, la primera en 1962 cuando apenas hab¨ªa cumplido un a?o, la segunda el pasado 25 de enero, cuando su padre regres¨® inesperadamente a Jordania y decidi¨® de un plumazo suspender a su hermano el pr¨ªncipe Hassan como regente y sucesor y volverlo a designar como ¨²nico heredero, no en vano era su hijo primog¨¦nito, fruto de su segundo matrimonio con la princesa Muna.Abdal¨¢, que cumpli¨® 37 a?os hace una semana, es por encima de todo, y como lo fue su padre, un militar de carrera. El ¨²ltimo cargo militar que ostent¨® el monarca, convertido desde ayer en jefe supremo de las Fuerzas Armadas, fue el de general de divisi¨®n de las Tropas Especiales, encargadas de la lucha contra el terrorismo, y como tal demostr¨® sus cualidades combatiendo en la trinchera y asumiendo sobre el terreno el mando de delicadas misiones castrenses. Pero el nuevo soberano ha tratado, hasta ahora, de hacer compatible las actividades y experiencias castrenses con los grandes proyectos inmobiliarios, tur¨ªsticos y financieros a los que en los ¨²ltimos a?os ha dedicado una buena parte de su tiempo. Nacido el 30 de enero de 1962, del segundo matrimonio del rey Hussein, con la brit¨¢nica Toni Gardiner, Abdal¨¢ hizo su carrera militar en los cuarteles de Amm¨¢n, pero tambi¨¦n en la Academia Militar de Sandhurst, en el Reino Unido, por donde pas¨® su padre y donde ahora estudia su hermanastro Hamzeh. Estos estudios los complement¨® a?os m¨¢s tarde con cursos especiales en la Escuela de Caballer¨ªa de Fort Knox (Kentucky), donde aprendi¨® el manejo de todo tipo de carros de combate y en especial de los helic¨®pteros Cobra.
El soberano complement¨® sus estudios militares con otros de tipo human¨ªstico, especialmente jur¨ªdicos y pol¨ªticos en la Universidad de Georgetown, en la capital norteamericana, y en la Escuela de Estudios Internacionales de Oxford. En la universidad brit¨¢nica redact¨® su primera reflexi¨®n hist¨®rico-pol¨ªtica sobre los ¨²ltimos acontecimientos de su pa¨ªs y en la que defendi¨® algunos de las decisiones m¨¢s dif¨ªciles y controvertidas de su padre, como por ejemplo la expulsi¨®n de los palestinos de la OLP, en 1970, lo que dio lugar a una revuelta conocida como Septiembre Negro.
El nuevo rey no s¨®lo especula con la teor¨ªa: ha conocido, al menos en dos ocasiones, el campo de batalla y las misiones arriesgadas. La primera vez en 1997, cuando su Grupo Especial fue el encargado de la complicada misi¨®n de localizar en el pa¨ªs a los responsables del m¨²ltiple asesinato de un grupo de empresarios y pol¨ªticos iraqu¨ªes vinculados al presidente Sadam Husein, unas muertes que se hab¨ªan producido de forma misteriosa en un chal¨¦ de las afueras de Amm¨¢n. La segunda orden, mucho m¨¢s enmara?ada, tuvo por objetivo apaciguar el sur del pa¨ªs, donde se hab¨ªan producido unos altercados y manifestaciones callejeras, impulsadas y fomentados por los integristas radicales, en apoyo al r¨¦gimen de Irak.
La habilidad con que Abdal¨¢ resolvi¨® ambas misiones hizo que su padre le nombrara el pasado mes de mayo general de divisi¨®n, un grado que le ha permitido tener una gran influencia y mando sobre sus compa?eros, pero sobre todo conocer de cerca a los dem¨¢s jefes del Ej¨¦rcito. Ello le permiti¨® escuchar en primera persona las cr¨ªticas generalizadas que desde el Ej¨¦rcito se dirig¨ªan contra su t¨ªo, el pr¨ªncipe regente Hassan, quien intentaba realizar cambios en la escala militar.
Esta capacidad de Abdal¨¢ de comunicaci¨®n con el Ej¨¦rcito, columna vertebral de la sociedad jordana desde su fundaci¨®n, fue uno de los factores principales que llevaron a Hussein a desplazar el pasado mes de enero del trono al heredero Hassan y traspasar la regencia y la sucesi¨®n de la corona hachem¨ª a su propio hijo, lo que garantizaba la fidelidad de las tropas y disipaba la amenaza de un golpe militar, que desestabilizar¨ªa el pa¨ªs e imposibilitar¨ªa una transici¨®n tranquila y democr¨¢tica.
La decisi¨®n de convertir de nuevo a Abdal¨¢ en sucesor y regente lleg¨® de manera inesperada, despu¨¦s de que en todos los c¨ªrculos pol¨ªticos y diplom¨¢ticos de la capital se barajara en solitario y como ¨²nico ganador a Hamzeh, a pesar de su corta edad, 19 a?os, y de que a¨²n se encuentra estudiando en la escuela militar de Sandhurst. El nombre de Hamzeh, hijo primog¨¦nito de la reina Noor, se baraj¨® y pact¨® como pr¨ªncipe heredero hace cerca de un a?o en el Palacio Real de Amm¨¢n, en una reuni¨®n que el rey Hussein celebr¨® con sus hermanos Hassan y Mohamed. All¨ª qued¨® absolutamente descartada la candidatura de Rachid, que el entonces regente hab¨ªa dejado sobre la mesa en favor de su hijo primog¨¦nito, fruto de su enlace con la princesa paquistan¨ª Sarvath.
La candidatura de Hamezh fue consensuada por el soberano con los notables del reino, en unas interminables negociaciones que duraron cerca de tres meses y a las que asistieron jefes militares, religiosos y de las tribus, adem¨¢s de miembros de la familia real. La operaci¨®n de proponer a Hamezh como heredero oficial nunca se lleg¨® a cerrar, ni a hacerse p¨²blica, por lo que Abdal¨¢, nunca perdi¨® la esperanza de verse convertido un d¨ªa en heredero de la corona y recuperar as¨ª el nombramiento que se le hab¨ªa dado al nacer, pero del que fue despose¨ªdo cuando contaba tres a?os.
Abdal¨¢ fue apeado de la sucesi¨®n por el propio rey Hussein, quien ante el temor de morir asesinado, prefiri¨® asegurar la continuidad de la monarqu¨ªa con el nombramiento de una persona adulta: su propio hermano Hassan, 12 a?os m¨¢s joven que ¨¦l. En el fondo, Hussein escond¨ªa la esperanza de que que tras su llegada al trono, Hassan devolviera el legado prestado y nombrara a Abdal¨¢ como su sucesor.
La complicada y confusa maniobra din¨¢stica nacida de la deposici¨®n del Abdal¨¢ ni?o ha venido siendo en los ¨²ltimos a?os constante fuente de conflictos y de pol¨¦micas en el seno de la familia real. Las relaciones entre Abdal¨¢ y su t¨ªo Hassan quedaron enturbiadas y la tensi¨®n en el seno de la familia real lleg¨® a trascender m¨¢s all¨¢ de las almenas de los diez palacios que la corona hachem¨ª posee en Jordania.
La decisi¨®n de ultim¨ªsima hora del rey Hussein de devolver la corona a Abdal¨¢ tranquiliz¨® a la corte y a todo un pa¨ªs, y puso punto final a un permanente debate sobre su sucesi¨®n. La decisi¨®n es desde un punto de vista jur¨ªdico y pol¨ªtico tan impecable que nadie la contesta en Amm¨¢n, ni siquiera los fieles seguidores del pr¨ªncipe Hassan.
Abdal¨¢ II ha empezado a reinar. En sus nuevas funciones se ver¨¢ obligado, sin duda, a olvidarse del mundo de los negocios a los que ha dedicado en los ¨²ltimos a?os grandes esfuerzos, en especial para promocionar desde un punto de vista tur¨ªstico la zona del desierto del Wadi Rumm, para lo que puso ne marcha, entre otros proyectos, un juego difundido por el primer canal de la televisi¨®n francesa titulado Las Forjas del Desierto que se desarrolla en esta zona.
Los negocios son incompatibles con las tareas de rey, al menos en Jordania, donde la monarqu¨ªa ha gozado siempre de un gran prestigio y nunca se ha visto bajo ninguna sombra de corrupci¨®n. Tampoco el nuevo rey podr¨¢ volver a su restaurante predilecto, el Hard Rock Caf¨¦ de Amm¨¢n, al que sol¨ªa acudir en compa?¨ªa de sus hijos Husein, de 4 a?os, e Iman, de 2, y de su esposa, la princesa Rania al Yass¨ªn, una jordana de origen palestino. Las estrictas medidas de seguridad que rodean a los desplazamientos del rey se lo impiden. Ha empezado para ¨¦l una dura tarea, la de Rey.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.