El Gobierno y el Parlamento de Rusia coinciden en la necesidad de reducir los poderes de Yeltsin
El primer ministro ruso, Yevgueni Primakov, se apunt¨® ayer un tanto, de consecuencias a¨²n dif¨ªciles de evaluar, al lograr que en una reuni¨®n del Consejo de Seguridad que ¨¦l presidi¨®, y a la que asistieron los presidentes de las dos c¨¢maras del Parlamento, redactase el borrador de un acuerdo que podr¨ªa limitar los poderes del presidente. Seg¨²n ese texto, que Bor¨ªs Yeltsin estudiar¨¢ como "documento de trabajo", el l¨ªder del Kremlin no podr¨ªa destituir al Gobierno sin consultas previas con la Duma y el Consejo de la Federaci¨®n.
Seg¨²n declar¨® Nikol¨¢i Bordiuzha, secretario del Consejo de Seguridad, en el borrador de declaraci¨®n cuatripartita (presidente-Gobierno-Duma-Consejo), destinado a estabilizar la situaci¨®n pol¨ªtica, se afirma que no se trata de restringir los poderes constitucionales de ninguna de las instituciones. Otra cosa es que sea cierto y que Yeltsin acepte lo que, se mire como se mire, le atar¨ªa las manos para deshacerse de un Primakov que cada vez le resulta m¨¢s inc¨®modo. Aunque el acuerdo obtuviese el visto bueno del presidente, estar¨ªa a¨²n lejos de lo que Primakov pretend¨ªa con el pacto de estabilidad presentado la semana pasada al Parlamento: blindarse por partida doble, con la garant¨ªa de que Yeltsin no podr¨ªa destituirle y la de que el Parlamento no podr¨ªa presentar un voto de censura contra ¨¦l.
El l¨ªder del Kremlin no dej¨® el sanatorio de Barvija, en el que se recupera de una ¨²lcera de est¨®mago sangrante, ni siquiera para celebrar el lunes su 68? cumplea?os en una de sus residencias campestres junto a toda su familia. Sin embargo, desde entonces, su caravana de 11 veh¨ªculos (ambulancia incluida) le ha trasladado ya tres veces a la fortaleza que simboliza el poder en Rusia. Este incesante ir y venir refleja hasta qu¨¦ punto considera que su poder est¨¢ amenazado. En su visita de ayer, se reuni¨® con Bordiuzha y con Primakov, que le presentaron el proyecto de declaraci¨®n.
El primer ministro, designado en septiembre porque parec¨ªa no tener ambiciones, da cada vez m¨¢s muestras de que quiere suceder a Yeltsin, justo lo que pone m¨¢s nervioso a un dirigente que es capaz incluso de superar sus incontables achaques de salud cuando se trata de luchar por su supervivencia.
Unas veces parece una farsa, y otras una tragedia. La lucha por el poder en Rusia es todo un culebr¨®n. Hay un rey enfermo y acosado por sus enemigos (Bor¨ªs Yeltsin), una "corte de los milagros" con la familia de por medio (Tatiana, la hija menor del presidente), un visir que parece que quiere ser califa (Yevgueni Primakov) y hasta un Rasput¨ªn que no cesa de urdir conspiraciones (Bor¨ªs Berezovski). Lo malo es que el escenario es un enorme pa¨ªs en crisis cuyos 147 millones de habitantes se enfrentan a un presente desastroso y a un futuro sin apenas esperanza.
Mosc¨² es un hervidero de rumores que las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos pretenden convertir en noticias con titulares como estos: "El reajuste de Yeltsin amenaza a Primakov" y "?Destituir¨¢ el presidente a Primakov el lunes?"
Nuevos desmentidos
Ayer, por tercer d¨ªa consecutivo, se multiplicaron los desmentidos: de que caer¨ªa el viceprimer ministro y zar econ¨®mico Yuri Masliukov, de que le acompa?ar¨ªa en la desgracia el titular de Finanzas Mija¨ª Zad¨®rnov, de que ni siquiera podr¨ªa mantenerse el jefe del Gobierno. Guennadi Kulik, el n¨²mero tres del Gabinete, parec¨ªa dar a entender que algo de agua deb¨ªa de llevar el r¨ªo al declarar que su jefe no aceptar¨ªa que le tocasen a ninguno de sus ministros. Mientras tanto, Primakov se presentaba en la Duma y recog¨ªa los laureles de la aprobaci¨®n de un presupuesto que, en circunstancias normales, habr¨ªa hallado una oposici¨®n feroz de los comunistas y sus aliados, mayoritarios en la C¨¢mara. All¨ª, se gan¨® la aprobaci¨®n generalizada (aunque te?ida de escepticismo) al prometer que luchar¨¢ a muerte contra el crimen y la corrupci¨®n, los dos c¨¢nceres que corroen a Rusia. Yeltsin tambi¨¦n pod¨ªa darse por satisfecho, ya que consegu¨ªa que la C¨¢mara, que por cierto le est¨¢ procesando por alta traici¨®n, redujese hasta la mitad el recorte del 40% de los gastos de su administraci¨®n anteriormente decidido.
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