El santuario flotante de un pr¨ªncipe
Hace cinco a?os -unos segundos en clave arqueol¨®gica- un grupo de investigadores de las universidades Complutense, de Castilla-La Mancha y Ja¨¦n, de la Junta de Andaluc¨ªa y el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) asistieron a un momento relevante en la historia de la arqueolog¨ªa ib¨¦rica, encontraron un santuario dedicado a un h¨¦roe en la finca El Pajarillo, en Huelma (Ja¨¦n). Era la primera vez que se encontraba un grupo escult¨®rico en el lugar para el que fue construido. Nunca antes se hab¨ªa podido contextualizar un hallazgo. Pero, adem¨¢s, el encuentro marcaba un hito. Seg¨²n el director del Centro Andaluz de Arqueolog¨ªa Ib¨¦rica, Arturo Ruiz, junto al grupo del Cerro de los Santos (Albacete, 1875), la Dama de Elche (1877) y los restos de Cerrillo Blanco (Porcuna, Ja¨¦n 1975), los materiales aparecidos en 1994 son el cuarto grupo escult¨®rico que puede catalogarse en la historia de las investigaciones sobre el mundo ib¨¦rico -el resto de los hallazgos muebles suelen ser piezas aisladas- y el primero que narra por s¨ª mismo la historia de un pueblo, puesto que al pie mismo del santuario aparece el oppidum (poblado). Esas son algunas de las conclusiones que recoge el libro El santuario heroico de El Pajarillo. Para Manuel Molinos, profesor de la Universidad de Ja¨¦n y responsable de las excavaciones, este trabajo marca "la primera vez en la historia de la arqueolog¨ªa ib¨¦rica que conocemos un grupo completo y podemos relacionarlo con el contexto para el que fue creado". Por esa causa se han podido establecer con certeza aspectos como que la creaci¨®n del asentamiento de Huelma es el resultado de un proceso de expansi¨®n aristocr¨¢tica que llev¨® al h¨¦roe -el guerrero cuyo torso constituye el eje del grupo- a un territorio sin propietarios para dominarlo y crear estructuras sociales mayores que las poblaciones existentes hasta el momento, el siglo IV antes de Cristo. Para probar el dominio sobre el entorno, se construy¨® el monumento que homenajea al pr¨ªncipe, al dirigente pol¨ªtico de ese territorio. As¨ª, se mostraba su supremac¨ªa a quienes intentaran ingresar en la zona y se les advert¨ªa sobre qui¨¦n ejerc¨ªa el poder en la zona. Las pruebas practicadas han revelado que, en su momento, el grupo escult¨®rico estaba situado junto a un lago, de modo que la impresi¨®n, para quien pudiera contemplarlo, era la de un santuario flotante. De ¨¦l formaban parte dos piezas -la cabeza de lobo y el guerrero- que se han paseado por tres ciudades europeas como ejes de la exposici¨®n itinerante Los iberos, pr¨ªncipes de occidente. La aportaci¨®n cient¨ªfica subraya, adem¨¢s, uno de los aspectos en los que m¨¢s se ha insistido en los ¨²ltimos tiempos: que la ib¨¦rica se encuentra en "el nivel de alta cultura mediterr¨¢nea", sostiene Arturo Ruiz, coautor, junto a Molinos y siete investigadores m¨¢s, del libro. Pero el estudio no se ha ajustado s¨®lo al santuario. Se han analizado "desde la m¨¢s humilde muestra de cer¨¢mica al m¨¢s humilde grano de polen", apostilla Molinos. De ellos se ha extra¨ªdo informaci¨®n suficiente para definir c¨®mo era el asentamiento, hip¨®tesis sobre las relaciones del arist¨®crata con sus administrados y la interpretaci¨®n de la escena tallada en piedra. Con todo, para los arque¨®logos, la publicaci¨®n de este trabajo no es el punto final a un cap¨ªtulo, sino el principio. Las excavaciones de 1994 terminaron, despu¨¦s de varios meses de trabajo, con el sellado del yacimiento. Ahora, se trabaja para conseguir financiaci¨®n. La intenci¨®n de los arque¨®logos es reanudar las excavaciones este mismo a?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.