Para muestra, un bot¨®n

Despu¨¦s de 11 a?os desde la creaci¨®n de los Centros de Profesores (CEP), la Consejer¨ªa de Educaci¨®n los reconvirti¨® en los actuales CEFIRE mediante un decreto. Esta disposici¨®n no se ha desarrollado. Ello ha propiciado actuaciones arbitrarias y opacas en su estructura, que son sintom¨¢ticas de un mismo criterio general. Existen claros exponentes de la desidia y consiguiente degradaci¨®n a la que se est¨¢ viendo sometida la formaci¨®n permanente del profesorado: La no convocatoria del concurso p¨²blico de asesor¨ªas (a pesar de que se lleva dos cursos anunci¨¢ndolo); la indefinici¨®n de la plantilla de asesores de cada centro, asociada a la discrecionalidad con la que se designan y cesan asesores y directores; la ausencia de criterios claros para crear unas asesor¨ªas y suprimir otras; la inexistencia de un perfil definido del futuro asesor (que no tiene en cuenta su formaci¨®n previa ni su capacidad para planificar, realizar y coordinar cursos de formaci¨®n del profesorado y dirigir o asesorar proyectos de innovaci¨®n e investigaci¨®n educativas), lo cual conlleva la acreditaci¨®n (sin criterios expl¨ªcitos) de asesor¨ªas y direcciones a determinadas personas, incumpli¨¦ndose en alg¨²n caso el requisito de antig¨¹edad m¨ªnima de docencia; la indefinici¨®n del papel del asesor (que se va decantando hacia el de mero gestor); la decreciente autonom¨ªa de los CEFIRE -que corren el peligro de estar mayoritariamente compuestos por personas con un mismo denominador com¨²n, estar incondicionalmente agradecidas a quien las designa-, con continuos recortes presupuestarios, socavando el fruto del trabajo que, no exento de dificultades, tantos profesores con esfuerzo y mucho tiempo han logrado construir. En definitiva, un nuevo ejemplo de actuaci¨®n sobre lo p¨²blico que corre el peligro de enquistarse y de degenerar m¨¢s, si ello es posible.- Juan Quilez Pardo y Fernando Sendra Ba?uls. Valencia.