El di¨¢logo por contraste

Guillermo V¨¢zquez Consuegra, responsable del dise?o del Museo Valenciano de la Ilustraci¨®n, sostiene que su arquitectura no persigue complacer a los cr¨ªticos ni "a un grupo de amigos", sino a todo el mundo por igual, a la gente y a la cr¨ªtica. "Como las pel¨ªculas de John Ford", apostilla este arquitecto sevillano, nacido en 1945, quien ayer, a pie de obra, rechaz¨® con vehemencia el uso del adjetivo duro para calificar el edificio en raz¨®n a su gran y zigzagueante fachada de hormig¨®n visto, que recae en perpendicular hacia la calle de Guillem de Castro, en el solar anexo a la Biblioteca de Valencia. Es consciente de que la visi¨®n de ese enorme muro del edificio puede suscitar cr¨ªticas, pero pide tiempo para que se pueda ver el edificio acabado. La inauguraci¨®n del museo, con un presupuesto de 2.000 millones, est¨¢ prevista para mayo. Defiende su intervenci¨®n como un compromiso social que pretende establecer un di¨¢logo con el entorno basado en el contraste. El autor del pabell¨®n de la Navegaci¨®n de la Expo 93 y de la rehabilitaci¨®n de la zona fabril del Monasterio de la Cartuja, se?ala que el espacio no se puede considerar estrictamente centro hist¨®rico en el sentido de que se han levantado edificios modernos de viviendas a su alrededor. Por ello, V¨¢zquez Consuegra explica que el modo de actuar sobre un solar "tan complejo" es cambiar el lenguaje de su entorno y crear lo que denomina "una analog¨ªa". Pero sin recurrir al "mimetismo historicista o al pastiche" que hubiera significado copiar la arquitectura del edificio hist¨®rico de la Biblioteca, sino estableciendo una relaci¨®n de contraste con su entorno arquitect¨®nico y vertebrando un nuevo espacio de disfrute ciudadano. En este punto, es fundamental la reordenaci¨®n del jard¨ªn de la biblioteca que tambi¨¦n realizar¨¢ V¨¢zquez Consuegra. Por el encargo museogr¨¢fico de la Diputaci¨®n de Valencia, que apenas necesita iluminaci¨®n natural, y por su propia fisonom¨ªa, el arquitecto, galardonado con diversos premios, define su edificio como "introvertido y autista", como "un cofre que encierra tesoros". Su sugerente forma arquitect¨®nica adopta el car¨¢cter de escultura con el fin de ser contemplada desde el jard¨ªn, cuya zona arbolada llegar¨¢ hasta el muro de hormig¨®n, apunta el arquitecto. De hecho, V¨¢zquez Consuegra considera el edificio como "el pabell¨®n del jard¨ªn". Un jard¨ªn del que no piensa sacar a la vista sus cimientos arqueol¨®gicos -"que no se hicieron para eso", apunta- de antiguos edificios. El arquitecto se muestra extra?ado porque estima, al igual que otros expertos con los que ha comentado el caso, que la arquitectura, la construcci¨®n en Valencia, no ha despegado en los ¨²ltimos 20 a?os como en otras ciudades. Pero antes de marcharse, insiste en recorrer las grandes y espaciosas salas del interior del museo, conformado por suaves rampas descendentes en las que se instalar¨¢ la colecci¨®n museogr¨¢fica. Se?ala entonces el alt¨ªsimo vest¨ªbulo acristalado -parecido al del IVAM- y el patio por donde llega la luz al sal¨®n de actos como si respondiera a esa acusaci¨®n de supuesta dureza que rechaza, pero que se nota que le molesta. Es la fachada opuesta a la de la biblioteca, que tambi¨¦n tendr¨¢ un jard¨ªn comunicado con la otra zona a trav¨¦s de un gran pasillo abierto a los transe¨²ntes.