Kurtz
Los legados no son s¨®lo de car¨¢cter material o gen¨¦tico. Hay quien tiene el talento de pasar por este mundo dejando ense?anzas, amores, el ejemplo. Ha muerto la escritora Carmen Kurtz, a los 87 a?os, 34 despu¨¦s de que me ense?ara a hacer aquello en lo que yo estaba ocupada cuando le sobrevino la muerte: escribir. Me enter¨¦ al leer el peri¨®dico, tarde en la noche, en estos d¨ªas en que gran parte de mi esfuerzo lo dedico a terminar un libro. Carmen de Rafael Mar¨¦s, Carmen Kurtz, fue una mujer de elegancia suprema y refinado talento, de generosidad sin l¨ªmites, pareja a su sentido de la iron¨ªa y a su fortaleza. La conoc¨ª a trav¨¦s de un consultorio muy especial que ella llevaba en la ¨²ltima p¨¢gina del diario La Prensa, un consultorio sociol¨®gico, rabiosamente moderno e involucrado con los problemas de nuestra sociedad, que por entonces eran tantos (y ahora tambi¨¦n lo son: otros y, entre ellos que las personas de la entereza de Kurtz no puedan transmitirnos su sabidur¨ªa).
A m¨ª, y a otra gente joven como yo (Ana Mar¨ªa Moix fue tambi¨¦n disc¨ªpula y amiga suya), Carmen nos abri¨® su biblioteca, su talento, su saber sobre el oficio, su ayuda pr¨¢ctica. Nos facilit¨®, asimismo, el espejo de un modelo de mujer nada com¨²n en aquellos tiempos. Carmen hab¨ªa sufrido, hab¨ªa vivido; era pol¨ªglota, cosmopolita. Estudi¨® en el Reino Unido y en Francia; vivi¨® aqu¨ª la II Guerra Mundial, mientras su marido permanec¨ªa internado en un campo de concentraci¨®n nazi. Carmen fue la primera mujer inteligente que reflexion¨® sobre c¨®mo podemos salir adelante las mujeres, en las dificultades; c¨®mo podemos avanzar cuando los hombres dimiten, por desidia o porque se los llevan a los campos de batalla.
Bendita Carmen, cuya herencia no s¨®lo corre por las venas de su hija Odile y de Carolina, su nieta. Quienes te conocimos nunca te olvidaremos.
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