Desde la "Dipu" con amor
No le faltan ideas para darse de vez en cuando un ba?o de masas. El presidente de la Diputaci¨®n de Alicante, Julio de Espa?a, invit¨® ayer a 800 jubilados alicantinos a celebrar el d¨ªa de San Valent¨ªn, patr¨®n de los enamorados. El programa de actos, que acogieron las instalaciones del Hogar Provincial, era m¨¢s que atractivo para quienes est¨¢n inactivos: concierto de m¨²sica popular, tunos y merienda para todos. Los jubilados bajaron raudos de los autobuses que llegaron desde Orihuela, Alcoy, Elche, D¨¦nia y el resto de las 13 localidades seleccionadas. Tras la obligada parada t¨¦cnica al inodoro despu¨¦s del viaje, ya estaban preparados para el baile. No sin cierta desilusi¨®n, comprobaron que la vespertina jornada l¨²dico-musical se iba a celebrar en un sal¨®n de actos, donde cada uno de ellos ten¨ªa que ocupar una butaca. Con el saber estar que dan los a?os, los asistentes se sentaron tranquilamente y se dispusieron a recordar su ¨¦poca de a?os mozos con los boleros del Tr¨ªo Am¨¦rica y los tangos de Pedro Soriano. El presidente de la Diputaci¨®n lleg¨® tarde, como es habitual en ¨¦l, lo que le vali¨® una cari?osa reprimenda de Soriano, al que pareci¨® no agradarle la impuntualidad del organizador. A mitad de la gala, De Espa?a no pudo resistir por m¨¢s tiempo y se encaram¨® al escenario. Como no hab¨ªa podido dar la bienvenida a sus invitados, aprovech¨® el receso entre actuaciones para comunicar los planes que la Diputaci¨®n tiene para la tercera edad. Fue la apoteosis: les prometi¨® un balneario en la provincia, record¨® que el amor no tiene edad, y de paso les pidi¨® que cuidaran de la educaci¨®n de sus nietos. El mensaje fue de los que hacen ¨¦poca: los padres de ahora, "como trabajan los dos", no inculcan a sus hijos "los valores tradicionales". Todo transcurr¨ªa tal cual hasta que Nicolasa Mart¨ªn, una alcoyana de 58 a?os, hizo las delicias de los fot¨®grafos cuando, con paso decidido, se dirigi¨® hacia Julio de Espa?a y le pidi¨® un baile. El presidente, que evidentemente no pod¨ªa negarse a tal requerimiento, pudo comprobar personalmente que a sus invitados lo que m¨¢s le apetec¨ªa en el d¨ªa de San Valent¨ªn era bailar. "No lo hace mal... como nosotros", asegur¨® la mujer mientras sonre¨ªa a su marido Vicente S¨¢nchez, con el que est¨¢ casada desde hace 40 a?os y siguen "enamorados como el primer d¨ªa". Los asistentes pasaron de espectadores a actores. Una oriolana y una calpina, las m¨¢s lanzadas, tomaron sucesivamente el escenario y acobardaron micr¨®fono en mano a los propios tunos. Adem¨¢s de bailar, dejaron claro que para el a?o pr¨®ximo la Diputaci¨®n debe prever la instalaci¨®n de un karaoke. No todos iban acompa?ados, y m¨¢s de uno lo lament¨®. Tres ilicitanas bailaban entre ellas. "No nos quiere nadie", re¨ªan. Mientras, un hombre esperaba nervioso el final del acto. Como quien no quiere la cosa, a las cuatro de la tarde hab¨ªa cogido el autob¨²s a las puertas del Hogar del pensionista de Alcoy, "y no me ha dado tiempo de avisar a mi mujer". "Estoy padeciendo", repet¨ªa, mientras miraba el reloj. Tras la tuna, el bailoteo y los gorgoritos al son de La Macarena, De Espa?a, m¨¦dico de profesi¨®n, avis¨® que hab¨ªa llegado el momento de subir el nivel de az¨²car perdido por el esfuerzo. Una merendola con canap¨¦s, refrescos y dulces alegr¨® la despedida.
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