Espa?a pone un pie en el universo de la astrobiolog¨ªa
30 investigadores empiezan a colaborar en el nuevo centro del INTA, asociado a uno hom¨®nimo de la NASA
Al calor del Instituto de Astrobiolog¨ªa creado hace un a?o por la NASA en Estados Unidos, un grupo de investigadores espa?oles se ha propuesto impulsar esta nueva ¨¢rea de conocimiento en su propio pa¨ªs. As¨ª ha surgido el Centro de Astrobiolog¨ªa (CAB), en cuya presentaci¨®n el pasado cinco de febrero estuvo el director de la agencia estadounidense, Daniel Goldin, en una escala de su visita por varios pa¨ªses europeos. El nuevo organismo a¨²n no dispone de instalaciones propias ni de un compromiso de financiaci¨®n estable, si bien varios proyectos en marcha en otras instituciones se han adherido al mismo. El CAB funcionar¨¢ como un organismo asociado a su hom¨®nimo de la NASA que le dar¨¢ acceso a su red cient¨ªfica y a sus programas de formaci¨®n e intercambio de personal, aunque no aporta dinero al centro espa?ol. Est¨¢ previsto que el edificio del CAB se construya en el campus del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (INTA, dependiente del Ministerio de Defensa). Su presupuesto "debe estar comprometido antes del 31 de diciembre de 1999", explica el impulsor del proyecto, el f¨ªsico del INTA Juan P¨¦rez Mercader.La astrobiolog¨ªa es una ciencia casi tan joven como el centro que cre¨® la NASA para su desarrollo. Surgi¨® como una necesidad cuando se complic¨® la ya dif¨ªcil respuesta a si hay vida fuera de la Tierra con la b¨²squeda de la misma definici¨®n de vida y de su origen.
Distintos hallazgos hacen pensar cada vez m¨¢s a los investigadores que la vida en s¨ª misma es un fen¨®meno c¨®smico; un fen¨®meno cuyo estudio por tanto implicar¨ªa la participaci¨®n interdisciplinar de profesionales que trabajan en campos muy dispares. As¨ª se configura la astrobiolog¨ªa, como una ciencia interdisciplinar para investigar el origen de la vida y su presencia e interacci¨®n con el universo. La complejidad de las respuestas que busca involucra a bi¨®logos, f¨ªsicos, astr¨®nomos, ge¨®logos o ingenieros, entre otros. De esta forma se quiere trabajar en Espa?a. Parte de los investigadores desarrollar¨¢n sus tareas en laboratorios propios del CAB y otros asociados lo har¨¢n en sus respectivas instituciones. P¨¦rez Mercader explica que, de momento, el CAB cuenta con unos mil millones de pesetas (375 procedentes de fondos FEDER, 150 del Fondo Social Europeo y el resto de organismos espa?oles, el INTA en su mayor parte). El investigador admite que a¨²n no existe un compromiso de financiaci¨®n estable del centro y que algunos proyectos disponen de dinero s¨®lo para este a?o. "Pero no nos hacen falta grandes cantidades de dinero. Lo que hace falta es seriedad cient¨ªfica y un buen proyecto. El dinero va apareciendo conforme lo vas necesitando. Presentaremos nuestros proyectos a todas las convocatorias que haya en el mundo. Tambi¨¦n tendremos un programa de divulgaci¨®n que vale dinero y eso es dinero que podemos manejar. Esperamos igualmente que se interese la Uni¨®n Europea", afirma P¨¦rez Mercader. "Estamos en negociaciones para que se asocie el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas) en este centro", agrega.
P¨¦rez Mercader no duda en afirmar que el grupo de astrobiolog¨ªa que impulsa "es el primero serio en Espa?a y el primer grupo organizado en Europa". Es consciente, sin embargo, de que el proyecto es pol¨¦mico. Como ha podido comprobar este peri¨®dico, tiene tantos seguidores como detractores. Investigadores consultados han declinado hacer comentarios sobre el futuro centro, alegando dudas sobre la credibilidad del mismo. Mientras, otros involucrados en ¨¦l combinan con su entusiasmo el reconocimiento de que se ha gestado de una forma muy diferente a lo acostumbrado en el mundo cient¨ªfico. "Aqu¨ª, primero se ha convencido a la gente y se ha buscado apoyo internacional, antes de buscar la financiaci¨®n. Pero creo que es un proyecto coherente. Est¨¢ bien que surjan iniciativas en campos nuevos. Se puede ser pesimista, pero la postura optimista es intentar que esto funcione, aunque a nadie se le escapan las dudas", afirma un bi¨®logo colaborador del nuevo centro.
El CAB ha empezado a funcionar de prestado en laboratorios del INTA. El objetivo de P¨¦rez Mercader es que lleguen a trabajar en ¨¦l 80 profesionales (la mitad contratados y el resto investigadores asociados). Por ahora cuenta con 30 contratados y 22 asociados, entre bi¨®logos, ge¨®logos, ingenieros y f¨ªsicos, indica el investigador. Se distribuir¨¢n en ocho grandes laboratorios, desde gen¨®mica microbiana hasta rob¨®tica, construidos en unos 7.000 metros cuadrados. P¨¦rez Mercader conf¨ªa en que, a finales del a?o 2000, el centro navegue "a velocidad de crucero".
Seg¨²n explica, ya hay proyectos en marcha. Entre ellos, el de construir un robot para estudiar en las aguas del r¨ªo Tinto (Huelva) algunas formas de vida capaces de subsistir y crecer en un medio extremadamente ¨¢cido y con altas concentraciones de metales pesados. Este escenario es una ventana privilegiada para establecer paralelismos sobre c¨®mo pudo desarrollarse la vida en la Tierra hace millones de a?os.
El CAB tendr¨¢ un comit¨¦ cient¨ªfico -"externo a la instituci¨®n", asegura P¨¦rez Mercader- que evaluar¨¢ las l¨ªneas de investigaci¨®n. A¨²n no se ha designado al director. "No lo tiene, pero lo tendr¨¢", afirma rotundo.
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