Tertsch narra la conversi¨®n de dos esp¨ªas del Este en "profesionales del mal"
El periodista y escritor publica su segunda novela, "Cita en Varsovia"
El amor de dos esp¨ªas del Este, Sonia y Arpad, que inventan sangrientas misiones con el fin de seguir juntos y ocultar su pasi¨®n ante la jerarqu¨ªa, centra la trama de Cita en Varsovia (Planeta), la segunda novela del periodista Hermann Tertsch (Madrid, 1958). La conversi¨®n de estos agentes en "profesionales del mal" le sirve al escritor como met¨¢fora de la derivaci¨®n del comunismo en "ideolog¨ªa criminal". Sus personajes surgen del lodo de las conmociones hist¨®ricas, s¨ªmbolos de "los miedos, dolores y terror generados por las ideolog¨ªas del siglo XX en tantas decenas de millones de individuos".
Una frase del periodista jud¨ªo, praguense y alem¨¢n Egon Erwin Kisch aparece en Cita en Varsovia: "Si todos los r¨ªos alemanes se convirtieran en tinta y todos los bosques en l¨¢pices para escribir, no ser¨ªan suficientes para describir los innumerables cr¨ªmenes cometidos por el fascismo hitleriano contra la poblaci¨®n jud¨ªa".Tertsch hace que el esp¨ªa Arpad reflexione sobre esta frase y se pregunte cu¨¢ntos r¨ªos y cu¨¢ntos bosques ser¨ªan necesarios para describir los cr¨ªmenes cometidos por ¨¦l y los suyos bajo el signo del comunismo. "Muchos r¨ªos de tinta, muchos bosques", dice el personaje. El paralelismo entre nazismo y comunismo resulta evidente en el proceso de banalizaci¨®n del mal, aunque Tertsch establece una diferencia entre ambas ideolog¨ªas. "En los nazis esta banalizaci¨®n fue extrema. El nazismo parte de una idea que se alimenta en la maldad, mientras que en el comunismo no fue as¨ª en un principio, sino que result¨® ser una ideolog¨ªa criminal una vez aplicada. En sus textos b¨¢sicos, en las ideas originales de la III Internacional, no hay un mensaje como el que ten¨ªa el nacionalsocialismo desde Mi lucha y sus ideas basadas en el da?o a pueblos y razas. En el comunismo no hab¨ªa eso, pero el resultado fue terriblemente sangriento, y por eso resulta siniestro y pat¨¦tico que siga habiendo intelectuales que por alimentar a su clientela no reconocen esa culpa y siguen defendiendo lo indefendible y cr¨ªmenes como los del comunismo".
Hablar de Ceaucescu
Con Cita en Varsovia, Hermann Tertsch publica su segunda obra de ficci¨®n, tras La acuarela, editada en 1997. Periodista que ha combinado pasi¨®n e independencia en su denuncia del totalitarismo en la Europa del Este, donde fue corresponsal de EL PA?S en los a?os ochenta, es tambi¨¦n autor del ensayo La venganza de la historia, de 1994, un paseo hist¨®rico, pol¨ªtico y sentimental por la Europa central del siglo que concluye. En el caso de Cita en Varsovia, no le importa que alguien pueda aplicarle el calificativo de anticomunista. "Me ha llamado as¨ª gente que dec¨ªa que yo deb¨ªa ser de extrema derecha por hablar mal de Ceaucescu, gente que luego ha derramado l¨¢grimas de cocodrilo ante los hechos porque al principio no estaba de moda o era pol¨ªticamente incorrecto hablar mal de Ceaucescu", dice.
El calificativo que seg¨²n ¨¦l resume la novela es el de "antitotalitaria", pero la narraci¨®n no es pol¨ªtica por completo, "sino que intenta hablar sobre comportamientos humanos, sacrificios, pasiones, y sobre la presencia del mal y la capacidad de los verdugos de asumir los da?os infligidos al pr¨®jimo". Ese reconocimiento del verdugo en su papel de verdugo se produce en el personaje de Arpad, que no tiene piedad ni consigo mismo. Otros verdugos, triunfadores en su d¨ªa de las ideolog¨ªas, ni siquiera se plantearon su condici¨®n. "Ni Franco, ni Hitler, ni Stalin, ni Lenin y tantos otros", dice Tertsch.
La tortura como esencia de la voluntad de da?ar al pr¨®jimo es en la novela reflejo de la monstruosidad de las ideolog¨ªas. "Esa especie de normalidad que permit¨ªa a Eichmann planificar los transportes de jud¨ªos a Auschwitz o a Mengele inyectarles a los ni?os g¨¦rmenes en los ojos para estudiar las reacciones". Hermann Tertsch opina que la tentaci¨®n criminal de las ideolog¨ªas no ha pasado. Y ve en el ultranacionalismo la mayor potencialidad asesina.
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