Wim Wenders filma los conciertos de Ry Cooder con Compay Segundo
Recuento de chatarra y bisuter¨ªa de lujo en las cunetas de la Berlinale
ENVIADO ESPECIALLos encuentros del guitarrista y compositor Ry Cooder con los abuelos del son cubano, capitaneados por Compay Segundo, fueron seguidos por un equipo de filmaci¨®n dirigido por el alem¨¢n Wim Wenders. Las varias horas registradas se apretaron en los 100 minutos de Buena Vista Social Club, pel¨ªcula que pas¨® por aqu¨ª ayer, fuera de concurso, mientras ¨¦sta se prolong¨® en Sim¨®n el Mago y Keiho, filmes brit¨¢nico y japon¨¦s, respectivamente, bien hechos y de corto alcance.
Ry Cooder, que compuso la m¨²sica de Par¨ªs, Texas y El fin de la violencia, cont¨® con entusiasmo a su director, Wim Wenders, su viaje a Cuba en 1996, donde grab¨® un disco con viejos m¨²sicos cubanos. El disco fue editado con el nombre de Buena Vista Social Club y fue un ¨¦xito internacional. En la primavera de 1998, Cooder volvi¨® a viajar a Cuba para volver a grabar con todos esos m¨²sicos. Esta vez, Wenders viaj¨® a la isla con un peque?o equipo de rodaje, film¨® a los m¨²sicos en el estudio y les sigui¨® los pasos a trav¨¦s de La Habana. El rodaje continu¨® en la primavera en Amsterdam, donde los abuelos dieron dos conciertos, y finaliz¨® en el mes de julio en Nueva York, en un multitudinario concierto en el Carnegie Hall.En la pantalla de Buena Vista Social Club suenan, se mueven y la hacen reventar de vida aut¨¦nticas leyendas cubanas vivientes: Compay Segundo, de 92 a?os; Ricardo Egues, de 81; Rub¨¦n Gonz¨¢lez, de 80; Ibrahim Ferrer y Manuel Puntillita Licea, de 72; Manuel Guajiro Mirabal, Orlando L¨®pez Cacha¨ªto y Ra¨²l Planas, de 67; Omara Portuondo, de 60; escoltados por los muchachos Eliades Ochoa, de 53; F¨¦lix Valoy, de 55; Maceo Rodr¨ªguez, de 45, y Barbarito Torres, de 43. Y Wim Wenders se rinde a la evidencia y deja ver, completamente suelto, el genio de estos artistas, sin pretender esta vez poner por delante, como es su costumbre, el genio que ¨¦l no tiene.
Gracias a la alegr¨ªa de vivir de Compay y su guapa gente, las pantallas de la Berlinale no naufragaron ayer, aunque estuvieron a punto. En el concurso no hubo ninguna pel¨ªcula excepcional, como ven¨ªa ocurriendo cada d¨ªa. El joven debutante brit¨¢nico Ben Hopkins sale a flote, y promete mucho, con la trist¨ªsima y sin embargo interesante, aunque todav¨ªa se ven en ella algunos signos de inexperiencia, Sim¨®n el Mago. Pese a sus defectos, se huele un posible premio. Y el japon¨¦s Yoshimitsu Morita, m¨¢s curtido o menos ingenuo que su colega brit¨¢nico, hizo algunos apabullantes juegos ¨®pticos malabares en Keiho, un psicothriller tan intrincado y retorcido que el personaje de la chica protagonista se llama Kafka, y no suena a extravagancia de su madre al bautizarla. La pel¨ªcula brit¨¢nica se gan¨®, pese a las toneladas de caspa que fueron derramadas durante su rodaje, un merecido aplauso. Pero los 133 minutos de la japonesa se prolongaron en un silencio espeso, pesado, inescrutable y funerario.
Mientras tanto, en las cunetas de la Berlinale se va quedando atr¨¢s la chatarra olvidable, entre la que hay algunas joyas de la bisuter¨ªa del plomo tan eminentes como la suiza titulada La guerra en las tierras altas, o algo as¨ª, que hace exacta aquella frase de Orson Welles en El tercer hombre de que medio milenio de paz ininterrumpida s¨®lo ha servido a la imaginaci¨®n de los suizos para inventar el reloj de cuco, y paren ustedes de contar m¨¢s gracias. No obstante, la modernez israel¨ª La sensaci¨®n urbana no le va a la zaga en audacia y salero: se trata de la crisis de una pareja compuesta por un pasmado fiscal hipocondriaco y una acongojada vendedora de penes consoladores de pl¨¢stico para damas insatisfechas de Tel Aviv, que primero triangula un dicharachero ex novio de la porn¨®grafa, borracho empedernido, y que luego cuadrangula una muchacha sentimental que anuncia la soledad de su cama en los peri¨®dicos.
El desastre de papel cuch¨¦ de la estadounidense Playing by heart queda dicho con el absoluto desperdicio de un reparto que incluye a Sean Connery, Geena Rowlands y Nastassja Kinski, y no sabe a nada. Y ayer mismo lleg¨® el jadeo de la en¨¦sima masturbaci¨®n de David Cronenberg, eXistenZ, que va de diagn¨®stico sacramental y se queda en simpleza excremental.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.