Zozobra en el Ulster
EL PROCESO de paz en Irlanda del Norte amenaza zozobra. Sin embargo, pese a las tensiones generadas por las reticencias de los grupos terroristas a desarmarse o por los ajustes de cuentas y la violencia sectaria que se mantiene, sigue avanzando. La aprobaci¨®n en el Parlamento de Stormont por una amplia mayor¨ªa (77 frente a 29) del informe que pone en pie los nuevos ¨®rganos de gobierno -el Ejecutivo norirland¨¦s, las ¨¢reas de cooperaci¨®n Norte-Sur, el foro c¨ªvico y el Consejo Brit¨¢nico-Irland¨¦s- permite al menos que prosiga el desarrollo institucional del acuerdo de paz. Como ha comentado Blair, "el proceso de paz es imperfecto; la paz es imperfecta; pero ?acaso es mejor que no haya paz?". Evidentemente, no. Es lo que sigue pensando una abrumadora mayor¨ªa en Irlanda del Norte y en la Rep¨²blica de IrlandaNadie, salvo un grup¨²sculo protestante, ha comenzado el proceso de desarme, que deber¨ªa estar completado en dos a?os a contar desde el acuerdo del Viernes Santo pasado. El ministro principal del Ulster, el protestante David Trimble, se niega a entregar en la fecha prevista del 10 de marzo dos de las diez carteras del Ejecutivo norirland¨¦s que por ley le corresponden al Sinn Fein mientras el IRA no empiece a entregar su armamento; algo para lo que presiona p¨²blicamente incluso el primer ministro irland¨¦s, Bertie Ahern. Todas las partes implicadas -Londres, Dubl¨ªn, la mayor¨ªa que ha aprobado el desarrollo institucional e incluso Estados Unidos- parecen disponerse a actualizar la cuesti¨®n de la entrega de armas que ha de supervisar una comisi¨®n independiente, presidida por el general canadiense John de Chastelain. Una posibilidad ser¨ªa que los diferentes grupos comenzaran al menos la entrega de sus explosivos, que en ning¨²n caso se pueden considerar material b¨¦lico defensivo.
En una reuni¨®n sin precedentes, el Sinn Fein y el Partido Unionista del Ulster, con Gerry Adams y David Trimble al frente, celebraron ayer su primer encuentro de trabajo; sin resultados aparentes, que tampoco cab¨ªa esperar. Estos d¨ªas, el Sinn Fein ha tenido tambi¨¦n su primera reuni¨®n oficial con la Iglesia presbiteriana, con la que manten¨ªa contactos secretos desde hace a?os. Algo, pues, se mueve, pero simult¨¢neamente surgen nuevas inquietudes en el frente republicano con los grup¨²sculos que han pasado a cuestionar de forma abierta la disposici¨®n negociadora del IRA. Resulta ins¨®lito que el propio Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s haya admitido que estos disidentes les han robado armas y explosivos. Aunque en esta clase de procesos las escisiones son de esperar, existe el peligro de que se repita lo ocurrido en 1970, cuando del IRA surgieron los provisionales, que se convirtieron en permanentes. En Londres y en Belfast vuelve el temor a un rebrote del terrorismo. Y en la parte protestante, algunos grupos ya han hecho saber que se est¨¢n volviendo a equipar.
La desconfianza reina no s¨®lo entre las comunidades, sino en el seno de ¨¦stas. Aunque la violencia sectaria, los disparos en las rodillas o en los tobillos, las palizas o incluso los asesinatos para ajustar cuentas -como el del ex miembro del IRA Eamon Collins, que deb¨ªa testificar en las pr¨®ximas semanas- no son un fen¨®meno nuevo, s¨ª se ha producido un aumento de este tipo de atentados desde el Acuerdo de Stormont.
Puede ser, al menos en parte, una artima?a de los distintos grupos armados para conservar el control sobre sus respectivas comunidades, de saldar algunas cuentas pendientes y de justificar al mismo tiempo su negativa a entregar las armas. Pero ¨¦se es un camino sin salida.
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