La generaci¨®n perdida de la guerra civil, tema de la nueva novela de Vila-Matas
"El viaje vertical" transcurre en Oporto, Lisboa y Madeira
Dos a?os despu¨¦s de haber publicado su ¨²ltima novela, Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) regresa a la narrativa de largas distancias con El viaje vertical (Anagrama), la odisea sin retorno de Federico Mayol, un jubilado que inicia una inquietante traves¨ªa de 242 p¨¢ginas con paradas en Oporto, Lisboa y Madeira. "El tema de fondo es el de la generaci¨®n perdida que, cuando estalla la guerra civil, tiene 14 a?os", dice el novelista.
"Todo empez¨® cuando me invitaron a participar en un congreso, que se celebraba en Madeira, sobre islas y mitolog¨ªa", explica el novelista. "Aquello estaba lleno de profesores procedentes de Cabo Verde, Oporto, las Azores y Lisboa, y de repente se pusieron a hablar de la Atl¨¢ntida. Y no entend¨ªa demasiado de qu¨¦ iba todo, pero me parec¨ªa muy po¨¦tico. Se me acerc¨® la directora del congreso y, sin venir a cuento, le pregunt¨¦ si hab¨ªa grupos independentistas en la isla. Enseguida me di cuenta de que aquella pregunta no era normal y pens¨¦ en atribu¨ªrsela a un personaje nacionalista, viejo y catal¨¢n, que llegar¨ªa a Madeira con esta misma pregunta en la punta de la lengua".Detr¨¢s de esta an¨¦cdota, desencadenante del proceso narrativo, sin embargo, se esconden otras intenciones que, desbrozando las fronteras entre lo realista y lo fant¨¢stico, permiten a Vila-Matas reflexionar sobre otras cuestiones sin abandonar la intriga: "El tema de fondo de la novela es el de la generaci¨®n perdida que, cuando estalla la guerra civil, tiene 14 a?os, que no tiene acceso a la cultura y a la que se le niega una formaci¨®n cultural decente. Es el drama de fondo de esta historia, la de aquellos que tuvieron que enfrentarse al pa¨ªs b¨¢rbaramente inculto que, a partir de 1939, trajeron Franco y su r¨¦gimen".
Los seguidores de la obra de Vila-Matas encontrar¨¢n en El viaje vertical los recursos habituales de este autor -exactitud, humor, explotaci¨®n del azar como carburante narrativo-, pero, esta vez, pasados por el tamiz de la cincuentena: "Para escribir esta novela, la tercera persona abstracta me parec¨ªa insuficiente, as¨ª que me invent¨¦ un narrador que a?ade intriga a la historia. Se trata de un periodista que se limita a transcribir lo que le cuenta el protagonista, el viejo nacionalista Mayol. S¨®lo inventa la ¨²ltima p¨¢gina, que es cuando ya se ha convertido en escritor y cuando, al mismo tiempo, el protagonista deja de ser una persona real para transformarse en un personaje de ficci¨®n".
Coincidiendo con la publicaci¨®n de El viaje vertical, la editorial francesa Christian Bourgois acaba de publicar la traducci¨®n de Hijos sin hijos, que, en su momento, ya obtuvo un importante ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico en M¨¦xico y Portugal: "En el caso de M¨¦xico, Sergio Pitol me cont¨® una vez a qu¨¦ se debe la buena aceptaci¨®n que tienen mis libros. Me dijo: "T¨² gustas porque lo que haces es muy exc¨¦ntrico y M¨¦xico es un pa¨ªs exc¨¦ntrico". Lo curioso es que, en M¨¦xico, les indigna bastante buena parte de la literatura en castellano que les llega. Les molesta mucho el barroco espa?ol, la frase tortuosa, y aprecian mucho el estilo directo y llano".
Sobre el tema de la realidad y la ficci¨®n, Vila-Matas dice: "Vivo a medio camino entre ambas, pero s¨¦ distinguir perfectamente una cosa de la otra. Si voy caminando por el campo y me topo con un abismo s¨¦ que me detendr¨¦, porque s¨¦ que si doy un paso m¨¢s me mato. O sea, que mantengo cierto realismo. En la literatura que hago, la ficci¨®n y la realidad se confunden de la misma manera que Bu?uel mezclaba los sue?os y la realidad".
Del nacionalismo del protagonista explica: "Como hablaba de un hombre de 77 a?os, con una vida ya hecha, deb¨ªa tener por fuerza ideas pol¨ªticas. Se me ocurri¨® que fuera nacionalista y catal¨¢n para ver c¨®mo el viaje le afectaba las ideas. Tiene una relaci¨®n de amor-odio con el pa¨ªs. Hay un momento en la novela en que descubre que no le gusta nada la sardana y que, en cambio, le encanta la m¨²sica de Charles Trenet y de Gilbert B¨¦caud, y se da cuenta de que no es cien por cien catal¨¢n". De su propia posici¨®n al respecto, Vila-Matas se?ala: "Me parecer¨ªa muy bien que Catalu?a fuera un pa¨ªs independiente, siempre que yo pudiera escribir en castellano".
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