El auditorio de la discordia
AGUST? FANCELLI El espect¨¢culo que est¨¢ dando el Auditorio de Barcelona a menos de un mes de su inauguraci¨®n oficial es de una frivolidad absoluta. Ahora resulta que se han construido 9.000 metros cuadrados que no hac¨ªan ninguna falta, que no son "imprescindibles" para alojar en ellos el Conservatorio Superior de M¨²sica, seg¨²n ha manifestado con total impunidad el consejero de Educaci¨®n, Xavier Hern¨¢ndez. Con 6.500, al parecer, hab¨ªa suficiente para construir un equipamiento educativo que la Generalitat debe tener listo, LOGSE en mano, para septiembre del 2001, como quien dice para ma?ana. El consejero ha subrayado que tiene una muy buena oferta de terrenos en Vic, cuya noble tradici¨®n musical no se ha privado de ponderar, a?adiendo, eso s¨ª, que la opci¨®n preferible ser¨ªa la de construir el nuevo conservatorio en Barcelona. Se dir¨ªa que la Generalitat nada tiene que ver con el Auditorio de Barcelona, cuando se reparte al 50% con el Ayuntamiento la responsabilidad del consorcio que lo gestiona. Tampoco parece suya la Orquestra Simf¨°nica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC), cuando la est¨¢ financiando tambi¨¦n al 50%, y desde que se puso a hacerlo el conjunto se visti¨® con tan rutilantes nombres y apellidos. Pero eso no es cosa que concierna al departamento del consejero Hern¨¢ndez: a ¨¦l, que los estudiantes de m¨²sica de grado superior tengan cerca a una orquesta profesional y p¨²blica como es la OBC le parece una cuesti¨®n s¨®lo preferible, no imprescindible. Una cuesti¨®n de detalle, vamos. Alega el consejero que ese espacio construido en las Gl¨°ries no fue pensado para meter ah¨ª el conservatorio. Entonces, ?para qu¨¦ fue construido? ?Podr¨ªa el se?or Hern¨¢ndez pregunt¨¢rselo al se?or Pujals y sacarnos a todos de dudas, visto que la Generalitat forma parte del consorcio del auditorio desde febrero de 1992? De no existir respuesta, los ciudadanos tenemos derecho a devoluci¨®n. E incluso a alguna dimisi¨®n -?cielos, la palabra!-, tanto por parte auton¨®mica como municipal, por malversaci¨®n de caudales p¨²blicos: despilfarro, dicho en plata. Jam¨¢s ha habido proyecto cultural alguno para llenar el Auditorio de contenidos. Un estudio comparado de mediados de los a?os ochenta se?al¨® que Barcelona estaba muy por debajo de otras ciudades europeas en lo que respecta a localidades para la m¨²sica por n¨²mero de habitantes. Esa fue toda la justificaci¨®n te¨®rica que bast¨® para ponerse a construir por valor de 7.000 millones de pesetas, que es lo que, desde el Ayuntamiento, se asegura que se ha invertido hasta la fecha. La obra deb¨ªa estar concluida para la gran cita ol¨ªmpica y se inaugurar¨¢, s¨®lo parcialmente -la sala sinf¨®nica y la polivalente destinada a los ensayos-, este mes de marzo, siete a?os m¨¢s tarde. Es decir, que, con frenazos y reenganches por falta de financiaci¨®n, desde la colocaci¨®n de la primera piedra han transcurrido m¨¢s de 10 a?os. Pues bien, en todo este tiempo, el proyecto ha seguido sin aparecer, mientras las paredes segu¨ªan subiendo y el arquitecto Rafael Moneo se lamentaba por la falta de concreci¨®n de sus clientes: ¨²nicamente vagas declaraciones de intenciones sobre la futura instalaci¨®n del conservatorio y del museo de la m¨²sica. As¨ª las cosas, el Auditorio estaba destinado a convertirse en campo abonado para dirimir batallas pol¨ªticas preelectorales, que es lo que ha acabado ocurriendo. Si el Ayuntamiento reclama 1.000 millones de pesetas o 750 a la Generalitat para construir ese bendito conservatorio es una mera an¨¦cdota. ?Qu¨¦ verg¨¹enza!
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