Terrence Malick gana el Oso de Oro por su portentoso filme "La delgada l¨ªnea roja"
La espa?ola "Solas" obtiene, fuera de concurso, los premios del P¨²blico y de Arte y Ensayo
ENVIADO ESPECIALLa filtraci¨®n de que hab¨ªa en el jurado tres linces que se negaban a ver en el filme franc¨¦s ?a commence aujourd'hui la obra maestra que es, result¨® ser cierta, y Bertrand Tavernier tuvo que conformarse ayer con el pa?o caliente de una menci¨®n especial que parece humor¨ªstica. Por suerte, hab¨ªa un recambio a su altura, y el Oso de Oro del Festival de Berl¨ªn fue para La delgada l¨ªnea roja, dirigida por Terrence Malick, otra obra maestra, capital en la historia del cine de guerra. El filme espa?ol Solas fue adornado con el Premio del P¨²blico, de la secci¨®n Panorama, y todo indica que, de haber concursado, podr¨ªa haber entrado en la lista de los premios oficiales.
Los tres linces -necesitados de una urgente revisi¨®n oftalmol¨®gica- del jurado internacional que decidi¨® el reparto de glorias y de silencios est¨¢n entre estos sus nueve componentes: la actriz espa?ola ?ngela Molina (que fue su presidenta), el productor portugu¨¦s Paolo Branco, la actriz china Michelle Yeoh, el director de producci¨®n brit¨¢nico Ken Adam, el productor israel¨ª Assi Dayan, el miembro del equipo organizador del Festival de Cannes Pierre-Henri Deleau, la directora alemana Katia von Garnier, el periodista alem¨¢n Hellmuth Karasek y el actor holand¨¦s Jeroel Krabbe.La conveniencia de que tales eminencias pasen urgentemente el examen de un oculista qued¨® demostrada en tres de sus decisiones. La primera -que provoc¨® en los centenares de periodistas asistentes un estruendoso abucheo- fue un premio no obligatorio, sino inventado especialmente para distinguir, "por su acabamiento art¨ªstico", al sublime engendro escatol¨®gico de David Cronenberg titulado (as¨ª, tal como se lee) eXistenZ. Y, teniendo en cuenta que en estos territorios pasarse de vista es tambi¨¦n una forma de ceguera, ah¨ª siguen los otros dos galardones patol¨®gicos: juzgar el mejor gui¨®n el escrito por Marc Norman y Tom Stoppard en Shakespeare enamorado, lo que supone considerar como una buena escritura lo que s¨®lo es una escritura habilidosa, y premiar como mejor direcci¨®n la de Stephen Frears en The Hi-Lo Country, cuando el sin duda excelente director brit¨¢nico solventa con simple oficio un relato en el que evidentemente no cree, cosa que ¨¦l mismo reconoci¨® con iron¨ªa cuando pas¨® por aqu¨ª. Del resto hay poca cosa que objetar. Dar al franc¨¦s Thomas Vincent el Premio Alfred Bauer a la mejor direcci¨®n novel por su interesante y exagerado trabajo en Karnaval es discutible, pero no pateable. Por otro lado, distinguir el filme Viaje al sol, dirigido por la joven turca Yesim Ostaoglu, con el Premio ?ngel Azul, de la Academia Europea del Cine, es obvio de puro evidente, ya que se trata de un galard¨®n destinado a estimular los filmes que aborden problemas reales candentes. La pel¨ªcula revela con coraje aspectos del exterminio del pueblo kurdo, y baste decir que, fuera de la sala donde se otorg¨®, las calles estaban tomadas por incontables coches celulares y tanquetas de la polic¨ªa berlinesa, que se dispon¨ªan a cortar en seco una manifestaci¨®n kurda. M¨¢s actualidad, imposible.
Los premios de interpretaci¨®n fueron copados por alemanes. Julianne K?hler y Maria Schrader compartieron el Oso de Plata a la mejor interpretaci¨®n femenina por su estupendo cara a cara en Aim¨¦e y Jaguar, y Michael Gwisdek se llev¨® por Encuentros nocturnos el correspondiente al mejor actor por su viv¨ªsima composici¨®n de un ejecutivo bonach¨®n y parlanch¨ªn que acaba jug¨¢ndose el pellejo por meterse a redentor de un ni?o negro perdido en los laberintos del Berl¨ªn arrabalero e indigente.
Finalmente, conceder el Premio Especial del Jurado al filme dan¨¦s, reci¨¦n sacado de la maravillosa f¨¢brica de heterodoxias llamada Dogma, Mifune, es tan clamorosamente justo como dar el Oso de Oro a La delgada l¨ªnea roja, una vez echada al basurero de las menciones sin premio la extraordinaria ?a commence aujourd'hui, una joya del cine moderno, no tan ambiciosa como el tit¨¢nico y en algunos aspectos genial filme de guerra de Terrence Malick, pero en un terreno humilde m¨¢s redondo y mejor acabado que ¨¦l. El Premio de la Cr¨ªtica y el del Jurado Ecum¨¦nico, concedidos por unanimidad al filme de Bertrand Tavernier, remediaron en parte la incompetencia que supone su casi expulsi¨®n de la lista de galardones oficiales de esta Berlinale, una de las m¨¢s esperanzadoras de los ¨²ltimos a?os.
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