Arcos, ferias y hoteles MANUEL GARC?A
Cuando hace un mes, aproximadamente, Rosina G¨®mez Baeza, actual directora de Arco, la Feria Internacional de Arte Contempor¨¢neo, llegaba a Valencia, de la mano de Consuelo Ciscar y del ex consejero de Cultura, a presentar, en una cervecer¨ªa, la presente edici¨®n de la feria madrile?a, no pod¨ªa imaginarse el chaparr¨®n que se le ven¨ªa encima. Rosina G¨®mez Baeza, aparte de dar fe de la importancia de la actividad art¨ªstica valenciana en Arco -traducida en dos miembros en el comit¨¦ organizador de dicha feria, Luis Adelantado y Tom¨¢s March, y la participaci¨®n de una docena de galer¨ªas, en esta edici¨®n-, iba a dejar constancia de la sensibilidad de la Administraci¨®n valenciana por la modernidad. Alguno de los presentes en aquella rueda de prensa recordamos a¨²n los entusiasmos de Francisco Camps por el esp¨ªritu internacionalista del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana. Todas esas ilusiones de Rosina G¨®mez Baeza antes de la inauguraci¨®n de Arco iban a atenuarse, en cierto modo, por la ofensiva de un sector del galerismo espa?ol y de un peri¨®dico madrile?o que 24 horas despu¨¦s de inaugurar la feria reclamaba bajo el ep¨ªgrafe de Renovar Arco la necesidad del cambio de direcci¨®n y de los criterios de selecci¨®n del comit¨¦ organizador. Es decir, bajar el nivel art¨ªstico de la feria y cambiar de cabeza dirigente. A esto, a?ad¨ªan, como se?uelo, que hab¨ªa que reducir los impuestos de la compra de obras de arte -es decir, pasar del IVA del 16 al 6%-, una reivindicaci¨®n, por cierto, notoria, entre los objetivos de los galeristas participantes en Arco. En los art¨ªculos publicados por el peri¨®dico en cuesti¨®n se llegaba a decir: "Aum¨¦ntese esa representatividad y c¨¢mbiese a los gestores por muy blindados que est¨¦n sus contratos". La ofensiva contra el discurso moderno de Arco, el nivel de la creaci¨®n art¨ªstica que exhibe y la altura intelectual de los encuentros de cr¨ªticos de arte, curadores y directores de museos, subir¨ªa de tono cuando el galerista aludido afirmaba: "Hay que hacer una reglamentaci¨®n realista y si Aizpuru u otros dicen que se van, pues que se vayan". A?adiendo m¨¢s adelante: "No pasa nada. En Arco no hay nada imprescindible". El galerista en cuesti¨®n, Juan Kreisler, representante de un sector del comercio del arte, planteaba claramente su voluntad de cambiar las directrices actuales de Arco y desprenderse de las directoras que hicieron posible una de las ferias m¨¢s cualificadas de Europa, algo que habr¨ªa que recordar, cost¨® cerca de dos d¨¦cadas de trabajo y el concurso de muchos sectores de la sociedad espa?ola. La verdad es que, desde una perspectiva democr¨¢tica y en el respeto a los dineros p¨²blicos, lo que ped¨ªa el galerista y apoyaba incluso en una portada dominical el diario de la villa y corte, tiene f¨¢cil soluci¨®n, como apunt¨® en unas declaraciones recientes la galerista Juana de Aizpuru: "Organicen, ustedes, otra feria". La pol¨¦mica suscitada en la presente edici¨®n de Arco plantea, por otra parte, una pregunta elemental: ?Por qu¨¦ los galeristas que comercian con arte convencional tienen que beneficiarse, sin ning¨²n esfuerzo, de los ¨¦xitos del arte cualificado de Arco? Toda esta historia vale la pena contarla aqu¨ª pues tiene que ver con lo que aconteci¨® hace 10 a?os en la feria valenciana de Interarte. Aprovechando la falta de sinton¨ªa que hab¨ªa entonces entre los intereses feriales y los intereses galer¨ªsticos contempor¨¢neos, unos galeristas se hicieron con el poder dando un giro de 360 grados a Interarte, convirtiendo un proyecto de modernidad en una feria comercial digna de un zoco de Marruecos. Desde entonces la actividad profesional del mundo del arte tiene dos opciones: Interarte y Art a l"Hotel, dos asociaciones de galer¨ªas y dos concepciones del mundo del arte: una, convencional, de rancio gusto trasnochado y otra, progresista, comprometida con la creaci¨®n actual. Esta lecci¨®n de la historia ferial valenciana la deber¨ªan tener en cuenta tanto en Ifema en Madrid como en la Generalitat Valenciana, cuando se sugiere la posibilidad de cambiar la direcci¨®n y contenido de Arco o se trata de promover para Interarte una movida art¨ªstica y cultural en contradicci¨®n total con el contenido pl¨¢stico de una feria provinciana cercana al comercio de marcos y molduras. Una iniciativa, la valenciana, bien intencionada de promoci¨®n cultural, pero que yerra quiz¨¢s, desde nuestro punto de vista, de interlocutor. La democracia exige comportamientos equitativos para cualquier opci¨®n del comercio del arte, pero tambi¨¦n decisiones cualitativas, al menos, cuando estamos construyendo un discurso art¨ªstico para el tercer milenio.
Manuel Garc¨ªa es cr¨ªtico de arte.
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