Un posmoderno devaluado
El norteamericano Michael Graves (1934) se hizo famoso ya a principios de los a?os setenta al ser encuadrado por cr¨ªticos de arquitectura, como Colin Rowe y Manfredo Tafuri, en lo que se denomin¨® el grupo de los five architects, cinco arquitectos de Nueva York que destacaban por recrear el lenguaje de las vanguardias europeas de los a?os veinte, especialmente el purismo de Le Corbusier y el neoplasticismo holand¨¦s. Sin embargo, mientras los otros cuatro fives -Peter Eisenman, John Hejduk, Richard Meier y Gwathmey/ Siegel- intentaron seguir fieles al esp¨ªritu de las vanguardias, Michael Graves pronto descubri¨® que, una vez aprendida la t¨¦cnica combinatoria de elementos de lenguaje moderno, era posible introducir todo tipo de arquitectura, aunque fuera del pasado. Fue entonces cuando Graves dej¨® de ser moderno para ser declaradamente posmoderno.Dicho cambio se produjo en un breve plazo de tiempo, casi en meses, en obras como la casa Claghorn (1974), la casa Schulman (1976) y la casa Plocek (1977). Fue cuando empez¨® a introducir elementos del lenguaje tradicional de la arquitectura dom¨¦stica norteamericana -p¨¦rgolas, celos¨ªas, impostas, cornisas, molduras- y empez¨® a combinar fragmentos de los lenguajes hist¨®ricos. De hecho, Graves admiraba las ruinas romanas y las fantas¨ªas de los arquitectos de la Ilustraci¨®n, como Boull¨¦e y Ledoux. No en vano hab¨ªa estado pensionado, a principios de los a?os sesenta, en la Academia Norteamericana de Roma y ten¨ªa una especial habilidad para combinar fragmentos crom¨¢ticos en sus propias pinturas. De ah¨ª su especial habilidad para combinar lo hist¨®rico y lo moderno, para incluir fragmentos preexistentes (reales o ficticios) en sus nuevas obras.
La militancia historicista de Graves culmin¨® al construir uno de los m¨¢ximos manifiestos posmodernos: el Ayuntamiento de Portland (1980-1983), alineado junto a otras obras emblem¨¢ticas, como la Piazza d'Italia en Nueva Orleans, de Charles Moore (1975-1978), y la sede de la AT&T en Nueva York, de Philip Johnson (1978-1984). Con esta construcci¨®n de Graves era la primera vez que un edificio tan representativo como un Ayuntamiento se adscrib¨ªa al nuevo lenguaje historicista, aunque ello se hubiera conseguido reduciendo mucha de la decoraci¨®n y alegor¨ªas que el proyecto original ten¨ªa. Eran los a?os en que Estados Unidos alardeaba del expresionismo abstracto y del pop art como corrientes art¨ªsticas propias y empezaba a consolidar un lenguaje posmoderno clasicista que pretend¨ªa convertir en emblem¨¢tico del nacionalismo norteamericano propugnado por Tom Wolfe o Robert Stern.
Michael Graves hab¨ªa consolidado ya un propio lenguaje, que ir¨ªa repitiendo a lo largo de los a?os ochenta con obras como la biblioteca en San Juan Capistrano (1980-1984) y las bodegas Clos Pegase (1984-1989), hasta que, a finales de la d¨¦cada de los ochenta, la multinacional Disney le encargara proyectos en los cuales la arquitectura se hab¨ªa reducido a decoraci¨®n de cart¨®n piedra, a esto tan norteamericano de que la forma se reduzca a la imagen de la pura evocaci¨®n de escenarios ficticios. Fue entonces cuando la ¨¦lite de la cultura arquitect¨®nica perdi¨® inter¨¦s en un autor que se hab¨ªa vendido a la arquitectura m¨¢s comercial, basada puramente en la imagen. Y si ahora hace un proyecto de gran complejo p¨²blico y comercial en L'Hospitalet de Llobregat, uno se pregunta: pero ?d¨®nde estar¨¢ ahora Michael Graves, cuando el decorativismo de la arquitectura posmoderna est¨¢ totalmente desprestigiado y superado? ?Es que los escenarios del Show de Truman ya han llegado a Catalu?a?
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