Chicago Bulls, s¨ªmbolo de una falsa temporada
En un intento de recuperar el tiempo y de recobrar parte del dinero perdido por el cierre patronal de la NBA, los baloncestistas se han lanzado a jugar a un ritmo fren¨¦tico. El partido del domingo en el Madison Square Garden fue el quinto de los Knicks en siete d¨ªas; los impostores de los Bulls jugaron el primero de los seis encuentros que disputar¨¢n en ocho d¨ªas. Y el paro forzoso reflej¨® c¨®mo muchos jugadores m¨¢s que jugar por amor al deporte lo hacen para pagar las innumerables hipotecas, las flotas de coches lujosos, el apoyo a los ni?os y otras obligaciones.El de Chicago es el equipo s¨ªmbolo de esta falsa temporada en la que el dinero parece ser todo lo que importa. Michael Jordan, el mejor jugador de la historia, se ha retirado; a Scottie Pippen se le mand¨® a Houston, y a Dennis Rodman se le ha dejado solo con sus estrafalarios designios, aunque finalmente parece que hoy firmar¨¢ con los Lakers de Los ?ngeles. Jerry Krause, el m¨¢nager general al que se retrata como el genial h¨¦roe herido, est¨¢ hundiendo al equipo en el exterminio y diciendo a los aficionados de los Bulls: "No os preocup¨¦is".
Toni Kukoc, la esperanza de Chicago para esta temporada, debe de pensar que ha descendido a la versi¨®n baloncest¨ªstica del infierno. Despu¨¦s de viajar en el sustancioso tren impulsado por Jordan y Pippen, Kukoc siente ahora la carga de transportar peso muerto. Anot¨® 16 puntos en los 40 minutos que jug¨® el domingo, con una serie de seis de 19. Los Bulls tienen un registro de una victoria frente a ocho derrotas por primera vez desde 1978. Los 63 puntos que consigui¨® frente a los Knicks, que lograron 79, fueron la menor cantidad conseguida por ning¨²n rival de los Knicks desde que se fij¨® el l¨ªmite de los 24 segundos por jugada. Se espera de Kukoc que haga todo aquello para lo que no est¨¢ dotado: producir artiller¨ªa, suministrar liderazgo, motivar a unas tropas desmoralizadas. "Es duro", dice.
?Es justo?
"Usted conoce la respuesta a esa pregunta", dice, mirando adelante. "No voy a comentar nada sobre eso". No hace falta. Charles Jones lanz¨® un tiro y fall¨®, cogi¨® un rebote y puso un tap¨®n. Dickey Simpkins jug¨® 35 minutos, encest¨® dos de 10 lanzamientos y captur¨® 11 rebotes.
Impulso a los Bulls
Justo antes yo hab¨ªa le¨ªdo que Tim Floyd, el novato entrenador de los Bulls, hab¨ªa implorado a Simpkins, su jornalero p¨ªvot, que diera una fuerte presencia en la zona a su equipo contra Patrick Ewing, el veterano p¨ªvot de los Knicks. Tambi¨¦n le¨ª que Floyd hab¨ªa implorado a Jones, la estrella de la Universidad de Long Island, que diera a los Bulls un buen impulso anotador. ?Charles Jones? ?Dar un impulso a los Bulls? Si ni siquiera hab¨ªa sido elegido en un draft.
Ewing anot¨® 4 de 15 en 34 minutos, y consigui¨® seis rebotes y siete tapones. "La rivalidad no es la misma; definitivamente no es como los Knicks-Bulls de anta?o", dijo Ewing despu¨¦s. Hubo un tiempo, cuando la NBA se estaba reconstruyendo y a¨²n necesitaba caras e im¨¢genes, carne y sangre, para los que valor, integridad competitiva y victoria significaban algo para un equipo. Luego el equipo se hizo franquicia, la franquicia una corporaci¨®n polifac¨¦tica, y la Liga dese¨® ardientemente destruir el star system. Pero las desgracias de Chicago s¨®lo significan otra victoria para los Knicks. A eso hemos llegado: fuera la rivalidad y fuera un baloncesto convincente.
De todas formas, a¨²n quedan partidos por jugarse y una temporada que hay que terminar. A los Knicks y a los Bulls les esperan dos misiones contrapuestas en dos mercados distintos. Los Knicks deben cortar los viejos ap¨¦ndices y hacer crecer algunos nuevos atractivos para unos aficionados hipnotizados por el proceso productivo m¨¢s que por el producto. Los Bulls deben autoestallarse y pedir paciencia y misericordia.
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