Vitoria: ?s¨®lo una ciudad confortable?
JAVIER UGARTE Cierto pol¨ªtico vasco aseguraba hace d¨ªas que en el 2004 estar¨ªamos en condiciones de ser estrella de la Uni¨®n. Debe tener algo especial ese a?o: el alcalde de Barcelona, tras hablar con el presidente franc¨¦s Lionel Jospin, anunciaba que para el 2004 se habr¨¢ terminado el tramo del TAV que empalmar¨¢ Barcelona con el resto de Europa. Excuso glosar aqu¨ª el contraste entre estas dos maneras de mirar el porvenir: fantasiosa y extravagante una, pragm¨¢tica la otra. Aparte de la eterna cuesti¨®n, a la que no quiero referirme, hay dos asuntos pr¨¢cticos y decisivos a resolver en el Pa¨ªs Vasco si queremos encarar con optimismo el futuro: definir su posici¨®n estrat¨¦gica en Europa (comunicaciones, relaci¨®n con las zonas din¨¢micas, posible papel nodal entre el eje Madrid-Par¨ªs y el corredor Ebro-Cant¨¢brico), y desarrollar una potente ¨¢rea metropolitana capaz de erigirse en gozne (hinge point) del Arco Atl¨¢ntico. A esto ¨²ltimo, dadas las dimensiones de nuestras ciudades -con permiso de Bilbao-, s¨®lo puede aspirarse desde una red urbana que incluya a las capitales vascas y est¨¦ abierta a otras como Santander o Logro?o. Uno conf¨ªa -nuevo ejercicio de ingenuidad- que sean ¨¦stas las cuestiones que centren las elecciones de junio a las instituciones justamente competentes en la materia, y no esa extravagante propuesta de iniciar un proceso constituyente de base municipalista. Sobre la primera cuesti¨®n, el retraso es tal, que temo que estemos a punto de perder el tren -ning¨²n seguimiento serio del Plan Director de Infraestructuras; indefinici¨®n de la Y vasca; dudosas inversiones en un aeropuerto internacional con accesos r¨¢pidos, etc. (mejor suerte est¨¢ corriendo el puerto de Bilbao)-. La segunda cuesti¨®n, si bien est¨¢ descrita en las DOT del Gobierno vasco, falta clamorosamente esas cultura de cooperaci¨®n interurbana. S¨®lo una nueva actitud municipal y foral puede coadyuvar en la direcci¨®n de crear el necesario sistema metropolitano. Esta red cuenta con tres pilares, y todos ser¨¢n necesarios bajo el liderazgo bilba¨ªno. En uno de ellos, Vitoria, se est¨¢ dando un interesante debate sobre su modelo de crecimiento al que quisiera referirme (Bilbao lo est¨¢ resolviendo bien y s¨®lo le falta superar su largo y tenaz ensimismamiento; San Sebasti¨¢n se adapta con soltura). Vitoria, por contra, se debate entre dar paso a la ciudad plena y ¨¢gil que lleva dentro o aferrarse a su brillante tradici¨®n de urbe discreta y confortable, aunque limitada. Parte de la ciudad (?el actual Ayuntamiento?) se halla hoy insegura de s¨ª; sin el car¨¢cter necesario para dar el salto. Pero, una ciudad que ha pasado de los 50.000 a los 220.000 habitantes debe cambiar. Vitoria ha sido una ciudad hecha a la medida del hombre; una ciudad para vivir y estar; dotada de equipamiento y calidad de vida. Pero una ciudad es un ¨¢gora que debe hervir de actividad, un lugar para estar y vivir, pero tambi¨¦n para transitar y atraer al visitante; un punto din¨¢mico al que se acude para el negocio o el ocio; un lugar de encuentro y cultura. Y, aparte de esa escala humana (que Vitoria ha de conservar; con sus unidades vecinales, zonas peatonales, pasillos y cinturones verdes), debe incluir una segunda escala: la del transporte r¨¢pido y lo que ello significa. En Vitoria hay una variada y joven poblaci¨®n, que nunca antes se hab¨ªa sentido pose¨ªda por la ciudad ("vivo en Vitoria, pero soy de Gernika"), que hoy puja por acceder a su vida p¨²blica. Tal vez sea el proyectado Museo de Arte Contempor¨¢neo, pol¨¦micas aparte, el que represente ese empuje. Su construcci¨®n -con la recuperaci¨®n del Casco Medieval como espacio y lugar de la memoria-, el soterramiento del ferrocarril y la integraci¨®n de la ciudad sur (con el din¨¢mico campus), la conexi¨®n con el Alto Deba, la proclamaci¨®n de su realidad industrial, las grandes superficies debidamente integradas, la brillante idea del Parque Tem¨¢tico y de la Ciencia, etc., pueden ser elementos que den paso a ese mundo creativo y vivaz (de Katanga, al Festival Internacional de Teatro o Contraculture), y recuperen el orgullo de la ciudad. De ese modo tal vez Vitoria lograra poseernos y aportar su potencial metropolitano al conjunto.
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