"Mucha gente que ahora va al astr¨®logo hace a?os iba al confesor"
Javier Armentia (Vitoria, 1962), astrof¨ªsico, director del Planetario de Pamplona, es tambi¨¦n presidente de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Cr¨ªtico (ARP) y miembro de la revista El esc¨¦ptico. Todo un curr¨ªculo para estrenar un ciclo de conferencias que ha organizado la Casa de Cultura de Vitoria bajo el t¨ªtulo de Ciencia y pseudociencia y por el que pasar¨¢n, entre otros, el periodista Luis Alfonso G¨¢mez y el divulgador Manuel Toharia. Pregunta. El t¨ªtulo de su conferencia da pie a la primera cuesti¨®n. ?Por qu¨¦ creemos en cosas incre¨ªbles? Respuesta. Casi la pregunta ser¨ªa c¨®mo no ¨ªbamos a creer en cosas incre¨ªbles. Y es que las creencias dan esa sensaci¨®n de resolver problemas ante la pregunta com¨²n de qu¨¦ sentido tiene la vida. No podemos desembarazarnos de todas las creencias, no podemos ser unos completos descre¨ªdos del todo. Si todo el mundo fuera completamente esc¨¦ptico, la sociedad no existir¨ªa ni siquiera en la pareja que procrea para mantener la especie. P. ?D¨®nde puede residir esta actual mitificaci¨®n de la ciencia? R. En el complejo cambio que se ha dado en todas las disciplinas cient¨ªficas, desde la biolog¨ªa a la medicina, a las ciencias del espacio. Realmente, el avance de la ciencia se produce por una continua cr¨ªtica, por un proceso por el cual no se f¨ªa uno de las autoridades o de los dogmas. Sin embargo, este esp¨ªritu no se est¨¢ transmitiendo adecuadamente a los ciudadanos. De hecho estamos ante una aut¨¦ntica paradoja: aunque usamos los productos de la ciencia y la tecnolog¨ªa, no los entendemos. La gente no sabe c¨®mo funciona un programador electr¨®nico, pero usa la lavadora o el mando de la televisi¨®n. Por otra parte, asuntos como la capa de ozono o la ingenier¨ªa gen¨¦tica son temas de primera magnitud, objeto de decisiones pol¨ªticas. P. Y ni siquiera los que toman las decisiones saben muchas veces de qu¨¦ hablan. R. El gran problema es ¨¦ste: nos vemos abocados a que la toma de decisiones ¨¦ticas o pol¨ªticas tienen que ver con cuestiones sobre las que tenemos m¨¢s prejuicios que conocimientos. Como dec¨ªa el gran divulgador Carl Sagan, podemos estar ante una civilizaci¨®n de lo irracional, del todo vale. Es decir, como yo no s¨¦ si esto de la ingenier¨ªa gen¨¦tica es serio o no, tampoco me planteo si es seria la acupuntura o los marcianos. P. ?Las revistas o suplementos que tratan de divulgar la ciencia no caen en el problema de acercarse a la pseudociencia? R. Yo creo que cada vez menos. La experiencia que estamos viendo en nuestro pa¨ªs es que la cultura del periodista cient¨ªfico es real, que la informaci¨®n de esas p¨¢ginas que aparecen como Sociedad, Ciencia o Futuro suele ser bastante correcta. Los expertos se quejan porque al vulgarizar se pierde la precisi¨®n del lenguaje cient¨ªfico, pero el r¨¦dito de todo esto es positivo: de los conceptos cient¨ªficos que se manejan en los peri¨®dicos al cabo de un a?o, s¨®lo una tercera parte se estudian en clase; el resto se adquiere a trav¨¦s de estas lecturas. P. En otras culturas, la vida gira alrededor del cham¨¢n, del hechicero. ?No es la medicina una suerte de brujer¨ªa para el hombre occidental? R. El pensamiento cr¨ªtico te exige poner en duda cualquier instituci¨®n, sea la medicina tradicional o las alternativas. Pero el escepticismo que defendemos no es el cl¨¢sico, que es igual a dudar de todo, sino el dudar de todo desde un m¨¦todo, que se ha ido demostrando desde hace 300 a?os: el m¨¦todo cient¨ªfico. As¨ª, por ejemplo, en China, donde nacieron unas medicinas tradicionales ahora tan de moda, la esperanza de vida ha mejorado cuando se han introducido los criterios occidentales de higiene y profilaxis. Es decir, la acupuntura no hab¨ªa conseguido que los chinos vivieran m¨¢s que otros habitantes del mundo. P. Entonces, ?qu¨¦ inter¨¦s tienen estas medicinas? R. En continuar siendo alternativas. Es decir, tenemos por un lado una medicina que va curando, de la que todos nos quejamos porque est¨¢ institucionalizada. Y al lado, est¨¢n estas medicinas, que por el hecho de estar al margen de la oficial tienen seguro que todos los pacientes rebotados van a acudir a ellas, alguna de las cuales se ha convertido en un negocio casi tan importante como la medicina oficial, como la homeopat¨ªa. P. ?Como director del planetario de Pamplona, c¨®mo ve la permanencia, si no el ascenso, de los defensores de la astrolog¨ªa? R. Lo que hay de cierto en la astrolog¨ªa es que es un mercado que responde a una demanda. Mucha gente que ahora va al vidente o al astr¨®logo hace unos a?os iba al confesor a contarle sus cuitas familiares. La visi¨®n m¨ªtica del cielo ha continuado, m¨¢s que por ignorancia de la gente, por incultura cient¨ªfica. El otro d¨ªa me qued¨¦ estupefacto leyendo una entrevista a Joaqu¨ªn Almunia en la que dec¨ªa que consultaba el hor¨®scopo. Si el secretario general de un partido toma decisiones a partir de lo que dicen los astr¨®logos, ahora entiendo c¨®mo le va. P. ?Llegar¨¢ el caos a las cero horas del 1 de enero del 2000? R. ?ste es uno de los ejemplos claros de tergiversaci¨®n de un hecho cierto. Es un rumor que se empez¨® a propagar desde las propias compa?¨ªas que vend¨ªan programas para paliar este problema.
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