Investigaci¨®n p¨²blica y rentabilidad
La aparici¨®n en la revista Nature de una nota sobre el posible lanzamiento al mercado de especies vegetales dotadas del llamado gen terminator es un ejemplo m¨¢s del desamparo en que se encuentran la agricultura y la sanidad de los pa¨ªses en desarrollo. Por el enojo causado en los agricultores de dichos pa¨ªses, la compa?¨ªa productora est¨¢ considerando retrasar la introducci¨®n de las semillas gen¨¦ticamente programadas para autodestruirse. El control de la germinaci¨®n tiene como objeto proteger la propiedad intelectual de quienes han desarrollado la semilla. La compa?¨ªa ve en la moratoria un deterioro de su propia imagen y afirma que podr¨ªa influir negativamente (?todav¨ªa m¨¢s, me pregunto yo?) en la percepci¨®n p¨²blica de la biotecnolog¨ªa agr¨ªcola. No me refiero a la percepci¨®n de los da?os que el cultivo de plantas transg¨¦nicas pudiera causar al ambiente o a la salud (bajo o nulo, por otra parte), sino a la discriminaci¨®n econ¨®mica que implica. Muy pocos pa¨ªses pueden pagar el coste de este tipo de productos. Adem¨¢s, muchas veces se riza el rizo y el cultivo de una especie mejorada exige la aplicaci¨®n de un agroqu¨ªmico producido por la misma compa?¨ªa.Si nos vamos a la salud, tenemos el mismo panorama. Un art¨ªculo publicado en Molecular Medicine Today sobre la comercializaci¨®n de la gen¨¦tica humana pone el dedo en la llaga al se?alar la gran importancia que est¨¢ adquiriendo la investigaci¨®n gen¨¦tica m¨¦dica en el sector privado. El problema es que tiene un alto coste que tiene que pagar el usuario de los productos o de la tecnolog¨ªa obtenida. Si, seg¨²n se dice en el mismo n¨²mero de la revista, el ministerio de Sanidad de Sud¨¢frica ha abandonado el programa para administrar AZT a las embarazadas seropositivas por falta de fondos, ?c¨®mo se puede tratar el sida en otros lugares de mayor incidencia y m¨¢s bajas posibilidades econ¨®micas? ?No van a ser los pa¨ªses ricos cada vez m¨¢s sanos y los pobres cada vez m¨¢s enfermos?
Recientemente hemos podido leer en la prensa una denuncia sobre la falta de inter¨¦s que al parecer muestran las compa?¨ªas farmac¨¦uticas por la vacuna contra el sida Es una postura comprensible, teniendo en cuenta el gasto que supone la aplicaci¨®n de la triple terapia. Pero ?est¨¢n supliendo esa falta de inter¨¦s los organismos p¨²blicos? ?Se puede conseguir algo dentro de un contexto a nivel nacional e internacional donde se prima la investigaci¨®n privada frente a la p¨²blica (o dicho de otro modo, la investigaci¨®n privada con fondos p¨²blicos?). Quiz¨¢ esto suene algo exagerado, pero corresponde a la realidad: la UE s¨®lo subvenciona proyectos de investigaci¨®n si participan empresas interesadas en la comercializaci¨®n de los posibles resultados obtenidos.
La investigaci¨®n es cara. La introducci¨®n de un nuevo producto farmac¨¦utico puede haber supuesto la inversi¨®n de varios miles de millones de pesetas. En principio parece una carga dif¨ªcil de soportar con financiaci¨®n p¨²blica. Sin embargo, se olvida que, indirectamente y en su mayor parte, se est¨¢ subvencionando a trav¨¦s de la medicina socializada. El valor intr¨ªnseco de una dosis de interfer¨®n o de un anticuerpo monoclonal para diagn¨®stico es relativamente bajo, pero el valor a?adido es muy alto, como consecuencia de los gastos invertidos en investigaci¨®n, los ensayos cl¨ªnicos, los fracasos y retrasos, la corta vida del disfrute de una patente en la que hay que recuperar el capital invertido, y los beneficios de ese capital.
?C¨®mo podr¨ªa lograrse que los avances en agricultura, sanidad y medio ambiente llegaran a todos? Es una pregunta de dif¨ªcil contestaci¨®n. ?A trav¨¦s de la beneficencia? ?A trav¨¦s de subvenciones? ?O con nuevas ideas sobre la distribuci¨®n de los fondos que los pa¨ªses desarrollados dedican o deber¨ªan dedicar a la investigaci¨®n? Para el aprovechamiento global de las nuevas tecnolog¨ªas es imprescindible la participaci¨®n del sector p¨²blico. Habr¨ªa que pensar si, al menos en la investigaci¨®n en los campos mencionados, no convendr¨ªa dejar a un lado la rentabilidad econ¨®mica de la inversi¨®n p¨²blica, aparte de hacer un esfuerzo general para incrementarla significativamente.
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