Femenino plural
La Librer¨ªa de Mujeres de Madrid celebra hoy su 20? aniversario con una fiesta en la sala Surist¨¢n
El 16 de octubre de 1978, hace 20 a?os, el callej¨®n de San Crist¨®bal, junto a la Plaza Mayor, se cerraba de lado a lado para celebrar por todo lo alto la inauguraci¨®n de la primera Librer¨ªa de Mujeres que se abr¨ªa en Espa?a. Las negras telara?as que cubr¨ªan las paredes de la vieja carboner¨ªa del n¨²mero 17 hab¨ªan desaparecido para dejar paso a los libros feministas hasta entonces desconocidos para la mayor¨ªa de las madrile?as. La idea se le ocurri¨® a una profesora de ¨¢rabe de la Facultad de Filosof¨ªa y Letras, Jimena Alonso, militante del Frente de Liberaci¨®n de la Mujer. Meses antes, una fr¨ªa ma?ana de invierno, cuatro mujeres -Carmen S¨¢ez Buenaventura, Pilar Careaga, Emilia Gra?a y Jimena- hab¨ªan abierto una cuenta en un banco situado en la esquina de las calles de Conde Pe?alver y O'Donnell. Ellas fueron las primeras cooperativistas de un proyecto que entusiasm¨® a decenas de mujeres, que se sumaron a ¨¦l con una aportaci¨®n nada desde?able entonces, 20.000 pesetas cada una. Lograron congregar a alrededor de 200 cooperativistas, entre ellas Cristina Almeida, las hermanas Alberdi y Celia Amor¨®s."La inauguraci¨®n fue una fiesta de alegr¨ªa para las mujeres. Masas de gente llenaron el callej¨®n y nos dimos a conocer inmediatamente", recuerda Jimena, que tiene ahora 60 a?os y vive a caballo entre Madrid y Almer¨ªa, donde mont¨® un peque?o restaurante. Se inspir¨® en las librer¨ªas de mujeres de otras capitales europeas, pero destaca que la originalidad de la de Madrid es que se convirti¨® en el punto de encuentro de toda la lucha feminista madrile?a, sin excluir a ning¨²n colectivo. Comenta que los vecinos recelaron al principio, confundidos quiz¨¢ por tanta f¨¦mina junta y por la decoraci¨®n a base de sujetadores y otras prendas interiores que luc¨ªa la fachada el d¨ªa de la apertura. "Pero pronto nos dieron su confianza y algunas mujeres que nunca hab¨ªan o¨ªdo hablar de feminismo, como la due?a de la tienda de quesos que hab¨ªa al lado, se animaron y se hicieron socias", a?ade Jimena.
El local era mucho m¨¢s que una librer¨ªa. Los anticonceptivos, el divorcio y el aborto estaban prohibidos. Ni siquiera se pod¨ªa hablar abiertamente de ello. La librer¨ªa se convirti¨® en un centro de informaci¨®n, ayuda y reivindicaci¨®n de los derechos de las mujeres. Difund¨ªan en los actos literarios el revolucionario informe Shere Hite o las obras de Virginia Woolf, Esther Tusquets, Marilyn French, Doris Lessing o de nuevas escritoras como Rosa Montero o Montserrat Roig, y al tiempo se organizaban viajes a Londres pagados por las cooperativistas para que las mujeres sin recursos pudieran interrumpir los embarazos no deseados. Recibieron amenazas y m¨¢s de una vez la polic¨ªa tuvo que proteger la entrada. "Ten¨ªamos una cierta fama de brujas, y seguramente alguna vez metimos la pata, pero lo cierto es que se trabaj¨® mucho en temas que se consideraban aut¨¦ntico tab¨²", dice la psiquiatra Carmen S. Buenaventura, impulsora de la librer¨ªa y ahora responsable de los Servicios de Salud Mental del distrito de Retiro. Reconoce que como gestoras fueron un desastre. La librer¨ªa cerr¨® en 1985.
De la clausura definitiva la salvaron tres amas de casa, con hijos, metidas a libreras: Lola P¨¦rez y Elena Lasheras (madre e hija, respectivamente) y Ana Dom¨ªnguez, quienes regentaban otra librer¨ªa en La Ventilla. "En La Ventilla hicimos cosas curiosas, como poner un libro abierto de educaci¨®n sexual en el escaparate y pasar cada d¨ªa una p¨¢gina", cuenta Elena. "Los chavales de los colegios se pegaban al cristal para leer la p¨¢gina del d¨ªa".
Consiguieron dar un nuevo impulso a la Librer¨ªa de Mujeres, que de todas las que se abrieron en distintas ciudades espa?olas es la ¨²nica que ha sobrevivido. "Nos entusiasm¨® la idea de dar un empuje diferente a los libros de mujeres fuera del mercado convencional", apunta Ana. Han hecho un hueco a algunos escritores: Sampedro, Benedetti, Saramago, Bryce Echenique o Luis Landero destacan entre tanto nombre de mujer. Tienen vetados a los literatos que consideran machistas, "por muchos premios que reciban o por muy de moda que est¨¦n sus obras".
Los hombres siempre han sido bien recibidos en la librer¨ªa. "Son ellos los que a veces tienen miedo de entrar", aclara Elena. "Sobre todo vienen chicos j¨®venes muy interesados por el feminismo, y tambi¨¦n los maduros progres, a los que les gusta darnos lecciones. ?Es que no pueden evitarlo!", ironiza. Contin¨²an organizando actos solidarios y culturales, como el homenaje a las mujeres republicanas que se celebr¨® hace dos a?os en la sala Galileo Galilei y por el que volvieron a sufrir amenazas de grupos de ultraderecha, "que siempre est¨¢n ah¨ª fastidiando".
La librer¨ªa cuenta actualmente con 400 socias. Se?alan con orgullo que reciben muchas visitas de mujeres de otros pa¨ªses, "porque la librer¨ªa est¨¢ incluida en muchas gu¨ªas extranjeras como un lugar de visita obligada". A¨²n conservan la mesa camilla que lleva dos d¨¦cadas en la tienda invitando a compartir ideas. La fiesta del 20? aniversario, que comenzar¨¢ hoy a las cinco de la tarde en la sala Surist¨¢n, es un homenaje a dos d¨¦cadas de mujeres escribiendo libros y ley¨¦ndolos. Aqu¨ª estar¨¢n muchas de las fundadoras del local. Hablar¨¢n primero de libros feministas y de literatura de mujeres y despu¨¦s habr¨¢ teatro a cargo de la compa?¨ªa Distrito Ja y m¨²sica y baile de la mano de la cantante sudanesa Rasha.
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