Humana, ?ONG, empresa o secta?. Objetivo: consolidarse en Valencia
Lo ¨²ltimo que esperaba Blanca es que al llegar a Finlandia para colaborar con una asociaci¨®n que se presenta a s¨ª misma como Organizaci¨®n No Gubernamental (ONG) le pusieran a su disposici¨®n un lujoso coche Saab, un tel¨¦fono m¨®vil y la alojaran en la casa del coordinador de la asociaci¨®n en Estonia, Letonia y Finlandia. "Sin pedir que ense?ara ni el carnet de conducir", recuerda. Humana es, al menos, como reconoce su portavoz en Espa?a, una asociaci¨®n "nada convencional" dedicada, se?alan sus responsables, a la recogida y venta de ropa de segunda mano como medio de obener fondos para proyectos de cooperaci¨®n en ?frica. La Asociaci¨®n Asesoramiento e Informaci¨®n sobre Sectas (AIS), sin embargo, le niega esp¨ªritu benefactor alguno. "Son una secta" sentencia su presidenta, Mar¨ªa Rosa Voladeras. Voladeras asegura que es la cara humanitaria de una asociaci¨®n que obtiene beneficios millonarios para ayudar "no al Tercer Mundo, sino a ellos mismos". Blanca (que ha preferido usar un nombre ficticio para este reportaje), de 30 a?os, vi¨® en un programa de televisi¨®n que Humana, solicitaba Trabajadores Solidarios para ?frica. Tras ponerse en contacto con ellos, le informaron que hab¨ªa un encuentro en Dinamarca para conocer las actividades de la organizaci¨®n. No lo dud¨®. Acudi¨® a la cita danesa, donde se encontr¨® a otros 40 j¨®venes europeos. Les explicaron que la actividad consist¨ªa en un curso preparatorio de seis meses en un pa¨ªs europeo, una estancia previa a otro medio a?o en ?frica colaborando en diversos proyectos de cooperaci¨®n. Todo normal excepto dos detalles. El curso de preparaci¨®n inclu¨ªa asignaturas tales como B¨²squeda de inteligencia extraterrestre, Viviendo en la luna en el a?o 2025 o Nuevos movimientos religiosos. El segundo hecho at¨ªpico fue no menos curioso. La organizaci¨®n pag¨® los costes de desplazamiento a todos los que acudieron a la cita, a pesar de que s¨®lo cinco de los 40 se decantaron por iniciar el curso. "Me pagaron las 50.000 pesetas del billete de avi¨®n" se?ala, "pens¨¦ que alguien les patrocinaba estos gastos". La ilusi¨®n por colaborar en ?frica era m¨¢s fuerte que las reticencias que le despertaron estos detalles. Blanca se anim¨® a acudir tan pronto como pudo pero no quer¨ªa gastar sus ahorros en el curso de formaci¨®n. Habl¨® con la organizaci¨®n y no le pusieron pegas. Le propusieron acudir a Finlandia y colaborar con ellos de forma que as¨ª pudiera financiarse las 600.000 pesetas que cuesta. Lleg¨® el 17 de enero pasado. Su jornada laboral se alargaba desde las 6 de la ma?ana hasta las 21 horas, durante las cuales se encargaba de localizar lugares para proveerse de recogida de ropa de segunda mano. El trabajo era la ¨²nica actividad permitida. Se le prohibi¨® cenar fuera de casa y probar el alcohol, " ni siquiera una cerveza". Blanca se acostumbr¨® a oir frases como "cuando est¨¢s en Humana sabes que todo es de todos", aderezadas por alusiones a la superaci¨®n personal y la realizaci¨®n mediante el trabajo. Humana se registr¨® en Catalu?a en 1987 siguendo el proceso realizado en otros pa¨ªses: inscribirse en la lista de asociaciones, adaptarse a la legislaci¨®n nacional y mantenerse federada al grupo Humana de Europa. La entidad matriz se denomina Ayuda al desarrollo de Pueblo a Pueblo, que se ha extendido por el mundo con diversos nombres. El funcionamiento tambi¨¦n es el mismo: instalar contenedores de recogida de ropa usada. La organizacion se?ala que el destino del g¨¦nero es la venta de la ropa en sus tiendas de Barcelona y Madrid, en ?frica a trav¨¦s de sociedades hermanas y una parte menor a traperos. "La ropa no sirve para todos los proyectos, el dinero s¨ª", se?ala su portavoz de Barcelona. Con las ventas obtienen beneficios millonarios que afirman invertir en proyectos de cooperaci¨®n en ?frica. La estructura empresarial de la asociaci¨®n -cuenta con asalariados y no voluntarios-, las sospechas de enriquecimiento de sus dirigentes y la acusaci¨®n de ser una tapadera y un medio de financiaci¨®n de la asociaci¨®n Tvind, una presunta secta escandinava, han hecho que se les investigue en varios pa¨ªses europeos. En 1996 la comisi¨®n encargada de controlar las asociaciones caritativas en el Reino Unido abri¨® una investigaci¨®n sobre los presuntos movimientos de capital de la organizaci¨®n en para¨ªsos fiscales. El a?o pasado recogieron en toda Espa?a 3.968 toneladas de ropa, una cantidad "elevad¨ªsima", seg¨²n un responsable la la Fundaci¨® Formaci¨® i Treball de Barcelona, colaboradora de C¨¢ritas Diocesana, una de las entidades que m¨¢s ropa de segunda mano recoge en la provincia de Barcelona para su distribuci¨®n gratuita. Humana no ofrece datos sobre su facturaci¨®n, sin embargo, s¨ª que se?al¨® que en 1998 destinaron 29 millones a ?frica para proyectos de cooperaci¨®n, una cifra "rid¨ªcula" para el miembro de la fundaci¨®n catalana. Despu¨¦s de acabar "f¨ªsicamente agotada y mentalmente alucinada", tras poco m¨¢s de una semana, Blanca volvi¨® a Espa?a. La gota que colm¨® el vaso de su paciencia lleg¨® en forma de mensaje electr¨®nico a trav¨¦s de su hermana, que le envi¨® informes que relacionaban a Humana con actividades irregulares financieramente y la acusaban de comportamiento sectario.Humana se encuentra en pleno proceso de expansi¨®n en la Comunidad."Queremos llegar a los 500 contenedores a final de a?o", afirma la directora de la entidad en Espa?a, Elisabeth Molnar. La asociaci¨®n cuenta actualmente con 215 contenedores repartidos entre 28 municipios de la provincia de Valencia y, de momento, las 363 toneladas recogidas el a?o pasado se vendieron para reinvertir el dinero en la expansi¨®n de la organizaci¨®n con la vista puesta en "crecer y abrir tiendas en Valencia". Molnar accedi¨® hace dos d¨ªas a dar explicaciones sobre la asociaci¨®n junto a Javier Gadea, "manager de ¨¢rea" -tal y como se present¨®- en un sobrio despacho en la localidad de Burjassot que hace de sede. La directora estatal defendi¨® el funcionamiento empresarial de la organizaci¨®n. "Trabajamos de otra manera, no es mala sino diferente" se?al¨® para defender los millonarios ingresos que obtrienen con la venta de ropa. Molnar parece estar acostumbrada a las cr¨ªticas y preparada para responder con rapidez a las acusaciones que peri¨®dicamente surgen en torno a Humana. "La facturaci¨®n en venta de ropa no se ofrece", justifica, para no revelar los datos econ¨®micos de 1998. "Tenemos auditor¨ªas muy fuertes a final de a?o". Niega todo funcionamiento sectario y pese a llevar 22 a?os en la organizaci¨®n (diez en Dinamarca y 12 en Espa?a) afirma, con cara de absoluta ignorancia, desconocer el nombre del fundador de la organizaci¨®n, el dan¨¦s Morgens Petersen, localizado seg¨²n AIS junto a otros diez daneses en una villa de las islas Caim¨¢n, en el mar Caribe. En contra de la pr¨¢ctica generalizada de las ONG, Humana no dona el g¨¦nero sino que lo vende en sus tiendas o a peque?os empresarios africanos. "La ropa es una fuente de creaci¨®n de riqueza en los pa¨ªses pobres. Adem¨¢s, si la regalaramos la gente se quedar¨ªa de brazos cruzados y lo que queremos es fomentar la actividad" La directora en Espa?a afirma ignorar qui¨¦nes dirigen la federaci¨®n de asociaciones Humana, de la que forma parte la secci¨®n espa?ola. La Coordinadora de ONG de la Comunidad Valenciana rechaz¨® el a?o pasado la admisi¨®n de Humana en la entidad que las agrupa. "Se les bloque¨® la entrada" se?ala una portavoz de Pau i Solidaritat, asociaci¨®n que preside actualmente la coordinadora, "porque no cumplen los planteamientos de las ONG".
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