ANTE EL 8 DE MARZO Mujeres y reparto de trabajo VICENTE CASTELL? ROSELL?
El autor se?ala que en el debate sobre el reparto de trabajo no se hace distinci¨®n de g¨¦neros, lo que distorsiona el problemaEl reparto de trabajo como instrumento de creaci¨®n de empleo y por consiguiente de reducci¨®n del paro es tema de debate social, y de investigaci¨®n. Una abundante literatura ha sido acumulada y est¨¢ m¨¢s que nunca de actualidad. Sin embargo, es dif¨ªcil encontrar referencias a sus consecuencias diferenciales sobre el trabajo de los hombres y de las mujeres. Si bien es verdad, que se han aclarado aspectos muy contrastados de la evoluci¨®n actual del tiempo de trabajo, de formas de empleo, y de su reparto, no se ha tenido en cuenta el punto de vista del trabajo de las mujeres. En efecto, salvo algunas excepciones muy concretas, la dimensi¨®n por g¨¦neros no aparece en el debate social, pol¨ªtico o acad¨¦mico sobre el reparto del trabajo. M¨¢s a¨²n, esta ausencia de consideraci¨®n impide comprender una parte importante de los desaf¨ªos sociales y de las medidas de reducci¨®n/reorganizaci¨®n del tiempo de trabajo. Igualmente, sit¨²an en un imp¨¢s aspectos ¨¦ticos -justicia/injusticia- en la relaci¨®n del trabajo entre sexos, aspectos que deber¨ªan, por tanto, estar en el fundamento mismo de toda idea de "reparto" en periodo de crisis del empleo. Por ello, consideramos que es importante suscitar el debate de las mujeres y el reparto de trabajo, por las razones siguientes: Se impone en la Comunidad Valenciana donde la actividad profesional femenina, en 20 a?os, ha progresado fuertemente: las mujeres representan, en 1998, el 40% de la poblaci¨®n activa y su tasa de actividad, ha pasado de significar el 28%, en 1980, al 38% en 1998. Si bien es cierto que los empleos que se han creado est¨¢n todav¨ªa muy concentrados en un n¨²mero relativamente reducido de oficios y puestos de trabajo (muchos de ellos muy poco cualificados y d¨¦bilmente remunerados), desde comienzos de la presente d¨¦cada, aunque sin la fuerza deseable, se est¨¢ tambi¨¦n desarrollando el acceso de las mujeres a profesiones liberales y a puestos de responsabilidad. La cuarta Conferencia mundial sobre las mujeres, organizada por la ONU, en Pek¨ªn en septiembre de 1995, reaviv¨® el inter¨¦s de confrontar la idea de reparto equitativo de trabajo con la idea de igualdad entre los sexos. Los acuerdos que se efect¨²en deber¨¢n tener en cuenta los aspectos siguientes: sectores con mayor peso espec¨ªfico de las mujeres; apertura del trabajo de noche a las mujeres; incitaci¨®n financiera a los permisos individuales como el permiso a los padres; subvenci¨®n a los contratos a tiempo completo para su transformaci¨®n en tiempo parcial, etc¨¦tera. Hablar del reparto de trabajo en lo que concierne a las mujeres implica una concepci¨®n amplia del reparto y del tiempo de trabajo. De entrada se trata de tener en cuenta la diferencia entre trabajo profesional y trabajo dom¨¦stico, producci¨®n y reproducci¨®n, salario y familia. ?Repartir el trabajo dom¨¦stico? En ocasiones, se realizan afirmaciones como: los hombres de hoy realizan m¨¢s, que en ¨¦pocas anteriores, tareas dom¨¦sticas, incluidos, atenci¨®n y cuidado de los ni?os. Sin embargo, los datos disponibles en la Uni¨®n Europea indican que los cambios realizados, lejos de ser espectaculares denotan una extrema lentitud. En 10 a?os, el tiempo que los hombres consagran a las tareas dom¨¦sticas no ha aumentado m¨¢s que 10 minutos por d¨ªa, mientras que el de las mujeres s¨®lo ha disminuido en cinco minutos. La persistente asignacion del trabajo dom¨¦stico a las mujeres es un hecho real, en contraste con los cambios r¨¢pidos en las relaciones sociales entre sexos, en las modificaciones de las formas familiares y la emergencia de movimientos sociales femeninos. El tiempo de trabajo dom¨¦stico estructura el tiempo de las mujeres; la noci¨®n de tiempo libre no tiene para ellas el mismo sentido que para los hombres. El reparto por sexos del empleo, del paro y del tiempo. En la Comunidad Valenciana, como en cualquier parte de la Uni¨®n Europea, la modalidad m¨¢s utilizada de reparto del trabajo profesional, analizado desde el punto de vista de las diferencias de sexos, es sin lugar a dudas el trabajo a tiempo parcial. La flexibilidad del empleo y del tiempo de trabajo se consiguen por la participaci¨®n casi exclusiva de las mujeres (80% son mujeres). La imagen positiva de un trabajo a tiempo parcial que sea voluntario, reversible, correctamente remunerado y que se beneficia de la misma protecci¨®n social que el empleo a tiempo completo, parece m¨¢s bien un espejismo, sobre todo en un periodo donde es cuestionada la protecci¨®n social del empleo a tiempo completo, y a su vez por los procesos de precarizaci¨®n que son, al mismo tiempo, el resultado de la emergencia de nuevos modelos productivos, y de necesidades de flexibilizaci¨®n de las empresas. El conjunto de experiencias analizadas de determinados pa¨ªses de la Uni¨®n Europea reflejan que el trabajo a tiempo parcial denota, m¨¢s que una cierta duraci¨®n -reducida- del tiempo de trabajo, una modalidad determinada de status, un cierto tipo de cualificaci¨®n, y un cierto tipo de relaciones de poder entre los trabajadores hombres y mujeres en la empresa, seg¨²n aportaciones del economista H. Hirata. El paro es otra forma de reparto del trabajo profesional entre los sexos. De todos es conocido que el paro y la precarizaci¨®n afectan m¨¢s fuertemente a las mujeres que a los hombres. A medida que el paro disminuye, aumenta el porcentaje de mujeres en paro. As¨ª, en el tercer trimestre de 1998, la tasa de paro de los activos y activas es respectivamente el 11,5% y 24,9%. Esta jerarqu¨ªa ha sido constante desde mediados de la d¨¦cada de los setenta, cualquiera que sea su edad, la tasa de paro de las mujeres es superior a los hombres, sobre todo, para los j¨®venes y en especial para las j¨®venes, que desgraciadamente poseen las tasas de paro m¨¢s elevadas (39,7%). Por ¨²ltimo, los an¨¢lisis efectuados del paro por tiempo de b¨²squeda de empleo constituyen elementos de reflexi¨®n sobre el reparto del trabajo. El reparto del paro desfavorece, especialmente, a la mujer (60% del paro total son mujeres) ya que son mayor¨ªa en el paro de larga duraci¨®n, lo cual tiene consecuencias graves sobre su situaci¨®n en el empleo y en la evoluci¨®n de las cargas del trabajo dom¨¦stico. En conclusi¨®n, la idea de un reparto de trabajo por una reducci¨®n del tiempo de trabajo no tiene sentido si no se considera una separaci¨®n estricta entre tiempo de trabajo y tiempo fuera del trabajo, entre tiempo de trabajo profesional y tiempo de trabajo dom¨¦stico/familiar. Su desaf¨ªo se sit¨²a no solamente por encima del trabajo, sino que concierne al conjunto de relaciones entre hombres y mujeres y a las alternativas globales de la sociedad.
Vicente Castell¨® es profesor de la Facultad de Econ¨®micas de Valencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.