No nos resignamos
Los autores afirman que la victoria de la izquierda en las pr¨®ximas convocatorias electorales es posible, pero para ello "tiene que emitir claras se?ales de cambio"
Si algo caracteriza la situaci¨®n de la izquierda en este momento, ese algo es su determinaci¨®n de acudir a las pr¨®ximas convocatorias electorales como cordero al matadero. Es decir, dispuestos a perder.Esta actitud de resignaci¨®n se parece mucho a la que se produjo hace cuatro a?os cuando, con el PSOE todav¨ªa en el poder, la mayor¨ªa de los cuadros y militantes de la izquierda daban por hecho el advenimiento de la derecha. Advenimiento que se produjo, efectivamente, aunque por un margen de votos mucho menor que el que agoreros de todo tipo anunciaban o deseaban. Si en las elecciones municipales y auton¨®micas de 1995 y en las generales de 1996 la excusa para el derrotismo era el GAL y la corrupci¨®n, hoy lo son la buena situaci¨®n econ¨®mica y el euro, la tregua de ETA o la reciente bajada de las retenciones fiscales. O sea que, ahora como entonces, cualquier excusa es buena para acomodarse con antelaci¨®n a la derrota, y as¨ª ¨¦sta toma el car¨¢cter de lo que los anglosajones llaman profec¨ªa que se autoverifica: la expectativa de lo peor contribuyendo poderosamente a que lo peor se produzca. Para ello, si es preciso, se elabora la teor¨ªa que ya recorre parte de los cen¨¢culos y c¨ªrculos dirigentes de la izquierda, y que reza del siguiente modo: "Estamos inmersos en un ciclo PP y hasta que ese ciclo con predominio conservador no se termine, no hay nada que hacer".
El c¨ªrculo vicioso para justificar la inacci¨®n no puede ser m¨¢s claro: como estamos en un ciclo PP no se puede hacer nada; como no se hace nada, el PP ganar¨¢ las elecciones y, por si quedara alguna duda, esta victoria ser¨¢ la demostraci¨®n palpable de que efectivamente est¨¢bamos en un ciclo PP. De nada servir¨¢, pues, un electorado fiel, ni el que en Europa los vientos soplen en otra direcci¨®n, ni el que se vaya evidenciando cada vez con m¨¢s fuerza el clientelismo y los casos de corrupci¨®n que anidan en las filas del Partido Popular.
Entretanto Aznar contin¨²a gobernando y destruyendo muchas de las conquistas sociales de los a?os previos a su llegada al poder; escamoteando al Parlamento tanto decisiones fundamentales (las fundaciones privadas para gestionar los hospitales p¨²blicos o el bill¨®n de las el¨¦ctricas) como comisiones de investigaci¨®n sobre el ministro Piqu¨¦. O celebrando el congreso de su partido en medio de una org¨ªa centrista en la que se muestra decidido a ocupar todo el espacio pol¨ªtico con el triple mensaje de "paz, empleo y bienestar social", mientras por lo bajo teoriza justamente lo contrario: la desaparici¨®n de la Administraci¨®n y de los servicios sociales prestados desde los poderes p¨²blicos.
La izquierda mira su ombligo ensimismada y s¨®lo parece animarse cuando se trata de debatir el reparto de cuotas a la hora de confeccionar las candidaturas electorales. Los dirigentes, inmersos en estas escaramuzas, se quejan de que su mensaje no llega a los ciudadanos por culpa de los medios de comunicaci¨®n, sin caer en la cuenta de que desperdician cuantas oportunidades les dan los medios para transmitirlo.
Y, sin embargo, la victoria es posible. Aunque para ello, con ser mucho, no baste s¨®lo el contar con un electorado "a prueba de bomba". Hace falta emitir se?ales inequ¨ªvocas de que se est¨¢ en un proceso de cambio, y que se es receptivo a las nuevas demandas sociales. En suma, ser capaces de generar una ilusi¨®n colectiva que s¨®lo ser¨¢ posible si se rompe con los comportamientos rutinarios y el "m¨¢s de lo mismo".
Todav¨ªa estamos a tiempo de que se impulsen para todas las elecciones que se avecinan acuerdos de tipo progresista que, con independencia de las f¨®rmulas utilizadas, expresen ante el cuerpo social una voluntad firme de ganar y cambiar.
Si las izquierdas francesa, alemana e italiana alcanzaron acuerdos de gobierno, no hay raz¨®n para que la espa?ola no sea capaz de hacer lo mismo.
Pero ning¨²n acuerdo ser¨¢ rentable sin un eje pol¨ªtico que permita articularlo y que, inevitablemente, pasa por las grandes cuestiones que interesan a los ciudadanos: una salida democr¨¢tica a la paz en Euskadi; un nuevo marco para el empleo que combine el crecimiento econ¨®mico con las pol¨ªticas activas y la reducci¨®n del tiempo de trabajo; una apuesta rotunda por la cohesi¨®n social y los servicios p¨²blicos que la garantizan; una pol¨ªtica real de protecci¨®n del medio ambiente; un proyecto de Gobierno para Europa, etc¨¦tera.
Esto requiere abordar los diversos hitos electorales que se avecinan como un proyecto pol¨ªtico de conjunto, que tiene por objetivo ganar las elecciones generales. Es decir, primero recuperar el Ayuntamiento de Madrid para el gobierno de la izquierda (evitando de paso la destrucci¨®n de la ciudad por el actual alcalde) as¨ª como ganar las elecciones auton¨®micas de la Comunidad de Madrid. Y en el oto?o, ganar las elecciones a la Generalitat de Catalu?a.
Al lado de estos objetivos precisos, el m¨¢s global de las elecciones del 13 de junio (auton¨®micas, municipales y europeas) incluye tambi¨¦n otros eslabones claros: los ayuntamientos de C¨®rdoba y M¨¢laga; el Gobierno del Principado de Asturias o el de la Generalitat Valenciana, en manos este ¨²ltimo de uno de los equipos m¨¢s reaccionarios de toda Espa?a.
La izquierda tiene que salir inmediatamente de su ensimismamiento. Mostrarse capaz de asumir e integrar a todas las tendencias progresistas de la sociedad espa?ola, trasmitiendo un doble mensaje: por un lado, remarcar lo lesivo que resulta para nuestra sociedad el Gobierno del Partido Popular y, por otro, mostrar con claridad que existe una alternativa de cambio que impedir¨¢ que la sociedad se fracture en dos grupos que caminan a distinta velocidad.
Por eso, y porque pensamos como tantos otros que no nos vencer¨¢n las dificultades, sino nuestra propia resignaci¨®n, afirmamos con contundencia que es posible ganar las pr¨®ximas convocatorias electorales.
Contra la depresi¨®n creciente, no nos resignamos.
Juan Ignacio Crespo, Jos¨¦ Mariano Ben¨ªtez de Lugo y Enrique del Olmo son miembros de la Asociaci¨®n No Nos Resignamos.
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