Las "bellas mujeres" del fot¨®grafo Garry Winogrand se muestran en Pamplona La obra del estadounidense podr¨¢ visitarse durante todo este mes
Sus compa?eros de profesi¨®n lo llamaron "el pr¨ªncipe de las calles". El resultado de este permanente deambular por los espacios abiertos de la Norteam¨¦rica de los a?os sesenta se podr¨¢ contemplar durante el mes de marzo en Pamplona. La sala de Zapater¨ªa 40 de la capit¨¢l navarra expone bajo el t¨ªtulo Las mujeres son bellas la colecci¨®n de 80 fotograf¨ªas de Garry Winogrand, considerado uno de los fot¨®grafos m¨¢s importantes de posguerra, junto a Robert Frank y Klein.
Garry Winogrand (Nueva York, 1928; Tijuana, 1984) lleg¨® a exponer en vida en cinco ocasiones en el MoMa de Nueva York, cuyo actual conservador, Peter Galassi, apuesta por el reconocimiento creciente y universal de la importancia de este innovador y lo reconoce como uno de los maestros del nuevo documentalismo pl¨¢stico norteamericano, en el que se miran otros autores como Philip Lorca DiCorcia, Larry Sultan, Nan Goldin, Tina Barney, etc¨¦tera. La colecci¨®n fotogr¨¢fica que se exhibe en Pamplona es una propuesta pionera de la vertiente documentalista de la fotograf¨ªa contempor¨¢nea, que no busca ser bella sino descriptiva. No es est¨¦tica, sino conceptual, sociol¨®gica. La comisaria de la exposici¨®n, Lola Garrido, record¨® el modo de trabajar de Winogrand: "Le cost¨® 10 a?os hacer esta exposici¨®n, cuyas im¨¢genes seleccion¨® ¨¦l mismo de entre m¨¢s de 30.000 fotos obtenidas siempre con su c¨¢mara Leica. Disparaba desde cualquier ¨¢ngulo, con una manera descuidada de encuadrar. Siempre trabajaba en blanco y negro; sus mujeres nunca supieron que estaban siendo captadas por la c¨¢mara de Garry. Pasaba 14 horas al d¨ªa en la calle buscando la esencia de una generaci¨®n de mujeres que exig¨ªan su libertad, se quitaban la ropa y no se avergonzaban de declararse feministas y mostrarse como eran". Las im¨¢genes que capt¨® Winogrand, que fue profesor de fotograf¨ªa en la Universidad de Harvard, muestran a un artista de libertad radical. "Antes que ninguno, Winogrand nos ense?¨®", indica Garrido, "la irrupci¨®n imprevista del individuo en el campo del otro, de la casualidad de eso llamado encuentro que en ocasiones no es sino embestida". Para recoger toda la intensidad de la realidad que le circundaba y captarla al instante, Winogrand llegaba a trabajar con su c¨¢mara semioculta a la altura de la cadera. A veces disparaba sin mirar por el visor. As¨ª lograba plasmar el fluir de la cotidianeidad en detrimento del gran encuadre, pero obten¨ªa im¨¢genes ¨²nicas en las que dej¨® plena constancia de que "el ser mujer es algo hermos¨ªsimo", concluye Garrido.
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