Un chico t¨ªmido al que le gustan mucho las galletas
Lamela es un bicho raro en el mundo de los saltos: no es alto, pero tiene fuerza y velocidad
Dicen que para ser un buen saltador hace falta tener un excelente tiempo de reacci¨®n, una gran fuerza explosiva, ser alto y tener las piernas largas, una gran potencia anaer¨®bica, extraordinaria capacidad para soportar la presi¨®n y de mantener la concentraci¨®n mucho tiempo. Lamela tiene una nota excelente en todos los puntos menos en uno. Con sus 77 kilos y 1,77 metros de altura es una excepci¨®n dentro del mundo de los saltadores. Es bajito para los par¨¢metros que se manejan actualmente. Y a veces se pasa de peso, pero eso es culpa de que, como dice su madre, "le gusta mucho comer entre horas". "Le gustan las galletas", dice Azpeitia. "Pero tampoco es muy grave".Pero ese d¨¦ficit lo suple con la gran perfecci¨®n que alcanza en todos los gestos t¨¦cnicos necesarios para transformar la velocidad horizontal en fuerza vertical en una batida perfecta. Es un atleta de escuela.
Y sin embargo, no es un obseso de las repeticiones entren¨¢ndose. Dado que el salto es una actividad muy agresiva para los m¨²sculos, Lamela apenas repite saltos completos. No se machaca en absoluto.
El saltador asturiano no es un rayo pero es veloz. Los m¨¢s grandes saltadores, Lewis, Powell, Pedroso, se mueven en unas velocidades cercanas a los 11 metros por segundo en el momento en que su pie de batida choca contra la tabla despu¨¦s de haber acelerado en el pasillo. Es ir a m¨¢s de 40 kil¨®metros por hora. La velocidad era la gran ventaja de Carl Lewis, un atleta longil¨ªneo que fue el ¨²nico de los grandes saltadores que baj¨® de los 10 segundos en los 100 metros. lamela tiene una marca de 6,82 segundos en los 60 metros (el r¨¦cord del mundo est¨¢ en 6,39s).
Lamela cuenta m¨¢s con la fuerza de explosi¨®n en el momento de despegar. Es como una bomba. Dicen que entrenando en fuerza levanta 220 metros en squat (cuclillas). Una bomba con espoleta controlada, que no desperdicia ni un ¨¢tomo de esa fuerza. Sabe c¨®mo explotar al m¨¢ximo esa velocidad sin quedarse clavado. Eso es su fuerza el¨¢stica que le permite una manifestaci¨®n explosiva tremenda.
Y quiz¨¢s, ni aun as¨ª ser¨ªa un atleta destacado si no fuera por la verdadera fuerza que le distingue de los dem¨¢s: la fuerza psicol¨®gica. Hace falta querer ser el mejor para someterse desde los 14 a?os a una vida de atleta, probar el fracaso en una aventura americana destinada, en un principio, a hacerle mejorar lo inmejorable, y volver a intentarlo con su gente de Asturias, con Juanjo Azpeitia, el profesor de gimnasia del colegio de jesuitas de Oviedo.
Lamela, dicen, es un competidor ¨²nico. Hasta cuando entrenando se juega una coca-cola. No le gusta perder ni eso. As¨ª, dicen, son todos los atletas que quieren ser algo, todos los deportistas que quieren destacar. Pero lamela tiene algo m¨¢s: sabe aislarse como nadie en medio de una competici¨®n. No se llenan las piernas de plomo en los momentos decisivos. Antes al contrario, da lo m¨¢ximo de s¨ª mismo cuando a otros el coraz¨®n no deja de latirles sin parar. "Eso es porque es muy t¨ªmido", dicen los suyos. Ser¨¢ por eso, pero antes de un salto, cuando hay quienes se distraen hasta con el vuelo de una mosca, Yago Lamela ni se entera de que el mundo existe fuera del pasillo, la tabla y el foso de arena donde caer¨¢ pocos segundos despu¨¦s.
En el grupo que rodea a Yago Lamela cunde ahora una curiosa sensaci¨®n mezcla de orgullo, alegr¨ªa y miedo. Tenemos un diamante entre las manos, dicen. ?No seremos tan patosos como para destrozarlo? Hay inquietud porque el chaval al que hasta ahora s¨®lo conoc¨ªan unos pocos en Avil¨¦s y en Oviedo le va a seguir todo el mundo con detenimiento; va a tener que atender a los medios de comunicaci¨®n; se ha convertido en una estrella que ser¨¢ invitado a todos los meetings de prestigio, all¨¢ donde se labra la fortuna econ¨®mica. Ser¨¢ un salto m¨¢s grande que los 2,65 metros que ha progresado desde que la federaci¨®n empez¨® a registrar sus marcas en 1991, cuando ten¨ªa 14 a?os. M¨¢s que los 8,56 metros del 7 de marzo, a los 21 a?os. "Pero estoy seguro de que sabr¨¢ asimilarlo todo. No se olvidar¨¢ de los entrenamientos ni de lo que le ha hecho ser como es". Azpeitia no duda.
Hasta ahora, Lamela contaba s¨®lo con una beca de un mill¨®n y medio de pesetas al a?o, pero esto cambiar¨¢, ya entrar¨¢ en el plan ADO con vistas a Sidney 2000. "Hasta su entrenador, que no recibe por el momento ni un duro de la federaci¨®n ni del consejo, cobrar¨¢ algo", dice resignado Azpeitia.
S¨®lo un atleta es superior a Lamela en la ¨¦lite mundial. Es el cubano Iv¨¢n Pedroso. Tiene 26 a?os. Azpeitia est¨¢ seguro de que su Yago marcar¨¢ una ¨¦poca en el atletismo mundial. El momento en que llegue depende de cuando se cruce la l¨ªnea descendente del viejo Pedroso con la ascendente del joven asturiano. Quiz¨¢s el Mundial de Sevilla, este agosto, llegue demasiado pronto. Y quiz¨¢s los Juegos de Sidney lleguen en el momento exacto.
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