Maestro de investigadores
En Madrid, a los 62 a?os de edad, se nos ha muerto Eladio Vi?uela, con quien tanto quer¨ªamos. La par¨¢frasis de la dedicatoria que Miguel Hern¨¢ndez puso a su c¨¦lebre eleg¨ªa es dolorosamente apropiada, porque el fallecimiento del profesor Vi?uela no s¨®lo constituye un duro golpe para la ciencia espa?ola, sino tambi¨¦n una p¨¦rdida que sus muchos amigos sentimos como una irreparable ausencia familiar.Cuantos tuvimos el privilegio de tratarle en diversas etapas de su vida y de su actividad cient¨ªfica y docente coincidimos en que Eladio fue siempre, ante todo, un ser humano de gran reciedumbre moral, un hombre leal y sincero. La inteligencia agud¨ªsima, el rigor profesional, la capacidad de trabajo, la tenacidad que demostr¨® en las m¨¢s adversas circunstancias y el sentido del humor que nunca le abandon¨®, le convirtieron en una leyenda viviente en la comunidad cient¨ªfica.
Pero la pena de haber perdido a un amigo y colega excepcional se aten¨²a al contemplar el magn¨ªfico legado que nos deja, tanto en investigaci¨®n como en docencia. Con la ayuda de la doctora Margarita Salas, su esposa y colaboradora durante m¨¢s de 35 a?os, Eladio contribuy¨® a sentar las bases de la biolog¨ªa molecular en Espa?a. Tras graduarse en la Universidad Complutense, ambos fueron disc¨ªpulos de Alberto Sols, en el Centro de Investigaciones Biol¨®gicas de Madrid, y de Severo Ochoa, en Estados Unidos. Volvieron a Espa?a en 1967 y desde entonces se consagraron con ejemplar abnegaci¨®n a la investigaci¨®n y la ense?anza como miembros destacados del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas.
En los a?os 70, Eladio cre¨® el Departamento de Virolog¨ªa y Gen¨¦tica Molecular de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y desempe?¨® un papel esencial en la fundaci¨®n y el dise?o del Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa, del que fue director en 1979. Durante su dilatada trayectoria cient¨ªfica, Eladio Vi?uela realiz¨® m¨²ltiples contribuciones de relevancia en el campo de la virolog¨ªa, que le valieron el reconocimiento un¨¢nime de sus colegas del mundo entero.
Creemos, sin embargo, que su contribuci¨®n m¨¢s trascendental a la ciencia y al futuro de Espa?a, la m¨¢s honda huella de su labor intelectual, se halla en el trabajo de formaci¨®n de investigadores que llev¨® a cabo incansablemente en ese per¨ªodo. Su ins¨®lita mezcla de energ¨ªa y lucidez contagi¨® a varias generaciones de alumnos y doctorandos con la pasi¨®n del saber y la obsesi¨®n por el trabajo bien hecho. En reconocimiento a esta tarea, la Unesco otorg¨® en 1991 a Margarita Salas y a Eladio Vi?uela el Premio Internacional Carlos J. Finlay.
Estos aspectos de su labor profesional se reflejan una y otra vez en las p¨¢ginas del amicorum liber que colegas y disc¨ªpulos le dedicaron en 1997, cuando cumpli¨® 60 a?os de edad, y que lleva por t¨ªtulo Fago Phi 29 y los Or¨ªgenes de la Biolog¨ªa Molecular en Espa?a. El libro, que le fue entregado recientemente en un emotivo acto celebrado el 16 de diciembre de 1998 en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, pone de relieve tanto su extraordinaria visi¨®n cient¨ªfica como la vocaci¨®n de servicio a la sociedad, que sin duda fueron motivaciones permanentes de su actuaci¨®n.
Si la expresi¨®n "ciencia espa?ola" no provoca hoy sonrisas ir¨®nicas en los foros internacionales, se debe en parte a la ¨ªmproba tarea realizada por personas como Eladio, que lograron introducir, adaptar -y en algunos casos, mejorar- m¨¦todos y sistemas concebidos en laboratorios de todo el mundo. Con la muerte de Eladio Vi?uela la comunidad cient¨ªfica pierde una de las mentes m¨¢s preclaras de los ¨²ltimos tiempos. Estamos seguros de que las nuevas generaciones de cient¨ªficos sabr¨¢n honrar su memoria de la mejor manera posible, como a ¨¦l le gustar¨ªa: esforz¨¢ndose en realizar una investigaci¨®n de calidad al servicio del avance del conocimiento y del progreso de nuestro pa¨ªs.
Federico Mayor Zaragoza es director general de la Unesco y Federico Mayor Men¨¦ndez es director del Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa
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