El Estudiantes ya es finalista de la Korac
El equipo madrile?o jugar¨¢ la final ante el ganador del Barcelona-Panionios
Hubo fiesta en el viejo Magari?os (s¨ª, viejo, sin maquillaje ni cirug¨ªa est¨¦tica, orgulloso de sus muchos a?os): el Estudiantes jugar¨¢ su primera final europea. Pero fue una fiesta agridulce: en el camino, cay¨® lesionado de gravedad Chandler Thompson, que, con rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, estar¨¢ ocho meses de baja. Quiere ello decir que, si el otro probable finalista de la Copa Korac es el Barcelona, la tarea se antoja casi imposible. As¨ª que la fiesta qued¨® a medias.La semifinal no tuvo mucho jugo. Anduvo m¨¢s pendiente de que el Estudiantes perdiera el miedo a no ganar al Ostende que de otra cosa. El partido fue malo tirando a mal¨ªsimo, producto en definitiva del claro desequilibrio que hab¨ªa entre ambos. Suele ocurrir: lo malo se contagia.
ESTUDIANTES, 75; OSTENDE, 61
Estudiantes: Azofra (6 ), B¨¢rcenas (2), Jim¨¦nez (2), Vandiver (26), Reyes, (12), De Miguel (3 ), Thompson (10), Robles (4), Gonzalo Mart¨ªnez (10).Ostende: Jaumin (11), De Saever (2 ), Lollis (6 ), Jerome (12), Goethals (7), Mitchell (8), Der Spiegel (4), Lauwers (9), Bayer (2). Unos 3.000 espectadores en el pabell¨®n Antonio Magari?os.
El Ostende tard¨® apenas cuatro minutos en dejar de impresionar. Algunas canastas de media distancia como aperitivo, una ventaja inicial, y poco m¨¢s. Sus americanos parec¨ªan venir de una base cercana (ni siquiera ten¨ªan cuerpo de marines, pod¨ªan pasar por personal auxiliar de las Fuerzas Armadas) y sus pivots no pod¨ªan disimular su condici¨®n de larguiruchos centroeuropeos; es decir, lentos y torpes. Una defensa de medio pelo sembr¨® la alarma entre los belgas, que se pasaron media primera parte sin poder tirar a canasta. Costaba menos trabajo llev¨¢rselos a cualquier esquina de la cancha y quitarles el bal¨®n que empujarles a posiciones inc¨®modas y obligarles a un lanzamiento apresurado. El Estudiantes robaba balones con tan asombrosa facilidad, que termin¨® perdiendo el sitio: le costaba menos trabajo defender con eficacia al Ostende que anotar en la canasta contraria por puro exceso de precipitaci¨®n. Pudo con el Estudiantes en este periodo el deseo de acabar cuanto antes. Total, que perdi¨® el sitio, cometi¨® toda serie de descuidos y permiti¨® que se llegara al descanso en desventaja (30-33).
La situaci¨®n no ten¨ªa por qu¨¦ ser alarmante, pero ten¨ªa su riesgo. Fue, entonces, cuando apareci¨® el veterano Vandiver y puso algo de buen juicio en el asunto: estar en su sitio, coger los rebotes, buscar una posici¨®n c¨®moda y lanzar a canasta sin prisas. No hizo falta mucho m¨¢s. La diferencia se fue agrandando, en medio de un disparate de partido, que deja bien a las claras el bajonazo que ha pegado el baloncesto europeo de un tiempo a esta parte.
El Estudiantes pudo quitarse los nervios de encima y disfrutar de un triunfo que tiene un moderado car¨¢cter hist¨®rico. Llega, por fin, a una final, pero no llega en las condiciones adecuadas. La baja de Thompson es seria (no hay posibilidades de sustituci¨®n) y el Barcelona no es el Ostende. La gente, sin embargo, lo entendi¨® de otra forma: quer¨ªa fiesta y disfrut¨® de ella.
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