Historia de un gueto
Desde su creaci¨®n en 1992, los conflictos nunca han abandonado a este hipermercado de la droga
El poblado de La Rosilla fue pol¨¦mico desde su construcci¨®n, en 1992. El Ayuntamiento, del PP, y la Comunidad, entonces del PSOE, lo levantaron para realojar a 88 familias chabolistas de los poblados de Pies Negros (Puente de Vallecas), El Cristo (Vallecas Villa), Altamira (Villaverde) y Los Focos (San Blas). El 15% de sus habitantes eran payos y el resto gitanos. Pronto comenz¨® a conocerse como el barrio de los pitufos por sus precarias casitas de colores. Desde un principio hubo problemas de venta de droga porque una parte de las familias realojadas ya trapicheaba en los chamizos de donde ven¨ªan. Eso provoc¨® el miedo y el rechazo de los que segu¨ªan malviviendo de la venta ambulante y la chatarra.Los trabajadores sociales del Consorcio para el Realojamiento de la Poblaci¨®n Marginada intentaron evitar el desastre que se avecinaba, y as¨ª un d¨ªa acudieron con 30 hombres del poblado al cercano pol¨ªgono industrial de Vallecas para intentar que les contratasen. Pero nadie quiso trabajadores gitanos. Esos mismos asistentes reconocieron ya entonces que un 40% de las familias vend¨ªa papelinas. Entre los vecinos de Vallecas Villa, un distrito azotado por el paro y las drogodependencias, cundi¨® la alarma.
Durante siete a?os, el poblado sigui¨® siendo un punto de trapicheo, con ¨¦pocas de mayor o menor intensidad. En ese periodo, otros n¨²cleos, como La Quinta (Fuencarral), Torregrosa (Usera) o Los Focos cobraron m¨¢s auge como hipermercados de la droga.
Pero el verano de 1997 fue clave. En junio, el delegado del Gobierno Pedro N¨²?ez Morgades decidi¨® montar un cerco policial en torno a los poblados de La Celsa, La Rosilla y Torregrosa. Centenares de toxic¨®manos se agolpaban a las puertas de estos n¨²cleos presas de la ansiedad y la desesperaci¨®n porque no pod¨ªan comprar su dosis, ya que la polic¨ªa se lo imped¨ªa. La oposici¨®n critic¨® con dureza la operaci¨®n, que no cont¨® con apoyo asistencial adicional.
Poco despu¨¦s lleg¨® una segunda sorpresa: la ampliaci¨®n del asentamiento. Urg¨ªa desmantelar el poblado de Los Focos porque las protestas de los vecinos de San Blas eran continuas y los planes de construcci¨®n de viviendas y de un centro comercial en los terrenos conocidos ahora como el barrio de Las Rosas se ve¨ªan frenados por los chamizos. As¨ª que las instituciones decidieron ampliar La Rosilla levantando otras 49 casas para otras tantas familias. Se convert¨ªa as¨ª en el mayor poblado de realojamiento de Madrid, con 137 casas bajas.
Una vez desmantelado Los Focos, el poblado de La Rosilla cogi¨® el relevo como principal punto de venta de papelinas de la ciudad. Ese mismo verano, los vecinos de Vallecas Villa comenzaron a manifestarse pidiendo el derribo del poblado y siguieron haci¨¦ndolo cada semana durante un a?o. Hubo una carga policial y varios d¨ªas de tensi¨®n. Acudieron incluso al Congreso de los Diputados.
Mientras, las instituciones se mostraban reacias a desmantelar un poblado reci¨¦n construido. Sin embargo, el asentamiento forma parte del futuro Ensanche de Vallecas, donde hay previstas 20.000 viviendas.
Hasta el pasado verano, cada d¨ªa cerca de 5.000 drogodependientes se acercaban al asentamiento en busca de su dosis. Ahora son unos 2.500, tras la creaci¨®n de otro punto de venta de droga cercano, en Las Barranquillas. Un centenar, desarraigados y muy enfermos, comenzaron a vivir en la barriada durmiendo en tiendas de campa?a o en las casas donde ejercen de machacas, un h¨ªbrido de criado, esclavo, conejillo de Indias e intermediario del vendedor de droga.
La terrible situaci¨®n de estos toxic¨®manos llev¨® a la Comunidad a abrir en noviembre un centro de emergencia para ellos donde recibieran asistencia social y sanitaria, comida caliente, ropa y jeringuillas nuevas.
En enero, el presidente regional alert¨® sobre las penosas condiciones en que viv¨ªan numerosos toxic¨®manos en el asentamiento. A comienzos de este mes de marzo, el primer mandatario auton¨®mico acudi¨® a Vallecas a inaugurar la ampliaci¨®n de la l¨ªnea 1 de metro. Los ¨¢nimos estaban caldeados porque su consejero de Obras P¨²blicas, Luis Eduardo Cort¨¦s, hab¨ªa tachado a las asociaciones vecinales de "racistas". Hubo insultos y forcejeos. Ayer se anunci¨® el desmantelamiento del n¨²cleo.
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