"Alejandro Magno dej¨® estupefacto al mundo en que vivi¨®"
Valerio Manfredi convierte la biograf¨ªa del conquistador macedonio en un 'best seller'
Todo en la vida de Valerio Manfredi, de 56 a?os, parece haberlo ido preparando para el encuentro con Alejandro Magno, una cita de la que ha resultado una novela, a la vez ¨¦pica, l¨ªrica y realista, sobre la vida y las haza?as del gran conquistador. Al¨¦xandros ha vendido medio mill¨®n de ejemplares en Italia y su primera parte -es una trilog¨ªa-, El hijo del sue?o, aparece ahora en Espa?a (Grijalbo-Mondadori).
Manfredi, estudioso del mundo antiguo, arque¨®logo, explorador, ensayista, novelista -tiene ya cinco obras publicadas en Espa?a por Mario Muchnik: la ¨²ltima, El fara¨®n del desierto-, ha mirado a Alejandro y ha sido como mirar al sol y a la vez como echar una ojeada al pozo m¨¢s profundo. "Alejandro es un personaje de naturaleza quim¨¦rica, compleja, como un centauro", dice; "un joven capaz de ser sensible y compasivo y que al momento siguiente se transforma en una fuerza devastadora, susceptible de herir con una fuerza terrible"."Frente al fen¨®meno Alejandro, su vida, sus haza?as, su desproporcionada gama emotiva, la primera reacci¨®n, es el estupor", contin¨²a Manfredi. "Te quedas boquiabierto: lo educa Arist¨®teles, manda cargas de caballer¨ªa a los 17 a?os, se convierte en rey a los 20, funda ciudades, borra del mapa otras, sufre numerosas heridas, ama a hombres y a mujeres, es magn¨¢nimo, es cruel, conquista el gran imperio persa, avanza sobre la India... Sue?a y hace, hace y sue?a. Es el delirio despierto. Es alguien que jug¨® lo irracional en el tablero de la historia".
Del origen de su novela explica: "He frecuentado mucho tiempo la compa?¨ªa de Alejandro. He escrito art¨ªculos sobre ¨¦l y he colaborado en un proyecto para llevar su vida al cine. Mondadori me sugiri¨® hacer una novela. Dije que har¨ªa el intento: escribir¨ªa durante diez d¨ªas y si la novela despegaba continuar¨ªa. Pues bien, escrib¨ª 70 u 80 p¨¢ginas y en ese punto ya hab¨ªa despegado".
La novela, contin¨²a, "es m¨¢s resultado del instinto que de un esquema. El aspecto estructural ya ven¨ªa dado por mi conocimiento previo del asunto. En todo caso, cada ma?ana dedicaba una hora de trabajo a montar el esqueleto del relato haciendo un cuadro sin¨®ptico de las cuatro o cinco fuentes hist¨®ricas principales que tenemos para la vida de Alejandro: Arriano, Diodoro, Plutarco, Curcio, Trogo... Entonces cog¨ªa las situaciones m¨¢s evocadoras, las m¨¢s aprovechables desde un punto de vista narrativo, para entroncar en ellas la parte emotiva, intuitiva. Echaba mano de otras fuentes menores para recrear el ambiente, y utilizaba tambi¨¦n documentaci¨®n arqueol¨®gica, topogr¨¢fica, etc¨¦tera, para los detalles. Toda la novela est¨¢ armada sobre una fuerte base documental. Las fuentes, si sabes leerlas, transparentan la autenticidad, como la escena de Alejandro y sus amigos jugando a pelota en las ruinas de Pers¨¦polis".
Para atravesar ese oc¨¦ano tumultuoso de batallas, marchas y sentimientos que es la vida de Alejandro, Manfredi se ha dotado de una clave. "El pathos de Alejandro es la llave de lectura: su deseo, su anhelo indefinible por hacer cosas, acciones inesperadas, su pasi¨®n si se quiere. Piense que con Alejandro pasamos del mundo de la racionalidad de la polis griega, de Fidias, de Pericles, al mundo de los sentimientos privados, de la gran aventura personal".
Alejandro "dej¨® estupefacto al mundo. Pas¨® como un meteoro, y ardi¨®, roto en la plenitud de su juventud. La forma contradictoria en que lo percibieron sus contempor¨¢neos es prueba de que escapaba a su total comprensi¨®n. Por no hablar de la historiograf¨ªa moderna. ?Pueden los historiadores entender a Alejandro? ?Han entrado en combate? ?Han hecho el amor con hombres, mujeres, eunucos?". Manfredi parece embriagado de Alejandro: "Es imposible no enamorarse de ¨¦l. ?Sabe una cosa? Llor¨¦ al escribir el final de la novela".
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